Capítulo 17|

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13 de Noviembre, 12:33 am

Pasaron los días esperando a mejores resultados de mejoras en las heridas y memoria de Sucrette. Las heridas estaban casi curadas del todo y su memoria iba bien, no sufrió más ataques desde la última vez. Respecto a Lysandro, el mejor amigo de Sucrette, llegaría a Chicago sobre las 12:45 aproximadamente. Sucrette se desplazó hasta la cafetería con ayuda de las muletas para coger algo de picar.

- Hola Sucrette, ¿Qué tal estás?- preguntó Rosalya entrando hacia la cafetería.

- Rosa, que bien poder verte de nuevo. Pues estoy mucho mejor, dentro de nada me quitan las muletas.- dijo la pelinegra con una sonrisa en su dulce cara.

- Me alegro mucho por ti. Si hay algo que pueda ayudarte aquí estoy.- dijo Rosalya con una dulce sonrisa mientras se sentaba en la silla de al lado de la de Sucrette.

- Pues... Ahora que lo pienso si que puedes ayudarme en algo.

- Dime, qué puedo hacer por ti.- respondió la peliplata.

- He encontrado una libreta llena de dibujos y de apuntes sobre amor a nombre mío, quiero saber todo sobre ella.

- Bueno, no sé si debería contarte después de la última vez que alguien te dio información...- dijo Rosalya preocupada.

- No me pasará nada, y si es así, se lo decimos a un médico. No te preocupes.

- Está bien...- respondió Rosalya con un suspiro-. El caso es que esa libreta era como un diario para ti, te gustaba mucho el dibujo y contabas todo lo que te pasaba ahí. Tus experiencias, romances, dibujos, ideas y más cosas. Eso es todo lo que sé.

- Así que todo eso es lo que yo escribía... Guau, no pensaba que sabía dibujar, hace mucho que no cojo un lápiz y un papel estando entre estas paredes.

- Lo puedes hacer ahora, como siempre estoy diseñando ropa, llevo encima mis lápices por si se me ocurren ideas. Te los dejo.

- Muchas gracias Rosa.- dijo Sucrette con una sonrisa cogiendo los lápices y el bloc de Rosalya.

[...]


12:46 pm

El avión camino de Chicago en el que va Lysandro había aterrizado hace pocos minutos. El aeropuerto estaba a unas manzanas del hospital, unos 30 minutos. En ese tiempo, Sucrette estaba dibujando con los lápices de Rosa un rostro idéntico al de Lysandro sin saber la pelinegra que era él. Armin estaba en recepción con su consola junto a Alexy esperando a que Sucrette saliese de la cafetería para ayudarla en subir a la habitación.

- ¡Chicos! ¿Me echabais de menos?- dijo Sucrette andando por recepción con las muletas en tono burlón.

- Bastante.- respondió Armin apagando la consola antes de unir sus labios con los de la pelinegra haciendo que se sonrojara.

- ¿B-bueno, vamos para la habitación?- preguntó Sucrette a los muchachos.

- Si, espera que te ayudo.- dijo Armin ayudando a Sucrette a andar hacia el ascensor-. ¿Alex? Otra vez se ha quedado escuchando la música con el volumen alto... Espérame aquí.

- Está bien, no hay problema.- respondió Sucrette apoyándose en la baranda del ascensor.

- ¡Alex!- gritó Armin en el oído de Alexy haciendo que se quitara los auriculares.

- ¡Q-qué! ¡Que pasa!- dijo el peliazul sobresaltado.

- Anda, vamos a la habitación de Sucrette...

La vida de Sucrette y ArminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora