Mi Mundo

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Todo comenzó una tarde de otoño, cuando tenía siete años, a unos meses de cumplir los ocho. Lo recuerdo como si hubiera sucedido ayer, el frío viento acariciando mis mejillas, las hojas crugir con cada paso que daba, cayendo una a una hacia el suelo procediendo de árboles cuyos verdes colores poco a poco cambiaban a tonos ocre, recuerdo a la dulce mujer que me tomaba de la mano al momento que nos dirigíamos a casa, esa agradable persona que a pesar de no tener relación sanguínea, llegué a considerar como una abuela. Ese día me acudió a recoger de la escuela, otra vez en detención, ya era una costumbre. Cada día era lo mismo, un niño mayor que yo solía molestarme, me llamaba bastardo, sin padre, no deseado; error. 

Las palabras no me dolían, entre ellas y yo había forjado una barrera, gracias a mi madre, que con sus brazos me consolaba cada noche, con sus labios decoraba mi frente y que con sus ojos me hacía cada vez más fuerte. Ella era mi mundo.
Aquel niño estaba en lo correcto, yo era un error, no fui planeado, pero no me afectaba ni en lo más mínimo, y a mi mamá tampoco, fui su error, su mejor equivocación y a diario me lo decía.

Me encantaba mi apellido, Ox, como el de mi madre, no necesitaba otro, no necesitaba un padre, o por lo menos yo no. No podría decir lo mismo de mamá, trabajaba día y noche, los estudios no pudo terminarlos por completo, regresaba agotada, me enorgullecía de ella, por eso, si alguien la insultaba, no me importaba dejar a quien sea inconsciente, no medía mis fuerzas.

—Abuela Panchy... —Llamé a la mujer de edad que me acompañaba

—¿Sí Gohan? —Me preguntó mirándome a los ojos con sus orbes azules reflejando decepción, odiaba verme pelear

—No le digas a mamá que volví a pelear, por favor —Dije sin evitar bajar la mirada

Detuvo el paso, acomodándose de cuclillas frente a mi, tomando mi rostro con sus manos.

—Prométeme que no volverás a hacerlo y no le diré

—Te lo prometo

Besó mi frente, revolvió mi cabello azabache, sin duda era una promesa difícil de cumplir, tarde o temprano volverían a hacerme enojar, pero no podía decepcionar a mamá.
Caminamos en dirección a casa, para llegar teníamos que cruzar por el barrio de los adinerados, observando por las ventanas a familias completas gozar de un delicioso almuerzo, suspirando cada vez que los veía, siempre creí que jamás llegaría a vivir en una casa como esas.

Llegamos tiempo después al pequeño departamento, alejado del resto de la ciudad, en un edificio pequeño cuya renta y espacio era suficiente para nosotros cuatro, mamá, la abuela Panchy, la tía Bulma y yo, esa era mi familia.
Acudí a realizar mis tareas, estaba adelantado dos grados en la primaria, mamá siempre fue estricta con el estudio, decía que se enorgullecía de eso. La tía Bulma trabajaba junto con mamá de mesera, en un café durante en día, en un bar durante las noches.
Esa noche la "abuela" se quedó dormida mientras veíamos mi serie favorita en la televisión, Viaje Al Oeste. Yo me quedé hasta tarde esperando a mi madre, el sueño me ganó. Acudí a la habitación que solía compartir con mamá, me recosté, durmiendo levemente en espera de que ellas llegaran.

Cada vez que escuchaba la perilla oxidada girar una sonrisa se dibujaba en mis labios, adoraba hacerme al dormido para que ella se acercara a dame las buenas noches, a pesar de que fuera regañado por dormir tarde valía la pena. Regresó con una hermosa sonrisa, pocas veces la veía así, me despertó, casi nunca lo hacía.

—¿Qué sucede mamá?

—Ya tenemos para comparte los libros que necesitas —Dijo en un tono muy alegre que me hizo sospechar

La envolví en un fuerte abrazo para después contarle lo que me sucedió en el día, nos dimos las buenas noches y entró al baño a darse una ducha, cantaba una canción, sin duda su voz era hermosa, suficiente para enamorar a cualquier hombre adulto que se cruzara en su camino, en la cafetería, en el bar. 

Su actitud reflejaba que algo estaba diferente, no sabía la magnitud que tomaría ese cambio en mi vida, en mi mundo.

Dad? «GoChi» [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora