Encuentros

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—No me hubiera enojado, me dolió más que me haya mantenido alejado, los errores hubieran quedado perdonados si tan sólo así la mantenía a mi lado...  A ella, y a ti...

Esa fue su frase mientras deslizaba una de sus enormes manos por mi frente, antes de que me quedara profundamente dormido en la cama que solía ser de mamá. El día había sido pesado, y la tarde había sido agradable. Conversamos un tiempo, reímos, me contó de la infancia de mamá y yo le hablé de Yamcha y de Goku.

Le dije todo, incluso sobre Miru, si alguien podía darme un consejo, era él. Dijo que tenía que pensarlo, me dio un lugar dónde ducharme. Ropas y un sitio dónde dormir. Nunca imaginé sentir la calidez agradable de un ¿abuelo?

Era domingo por la mañana y me encontraba de regreso a casa, pero esta vez no estaba solo, el abuelo me llevaba en un automóvil que tardó demasiado en encender debido a que no lo usaba para nada. Tenía una enorme sonrisa de oreja a oreja mientras me veía de reojo en el asiento del copiloto y escuchaba noticias en la radio. Fue el viaje más divertido de toda mi edad hasta ese momento; no es que hubiera hecho muchos.

Al llegar al centro de la ciudad, indiqué la dirección del edificio de nuestro departamento. Tocamos el timbre varias veces y no hubo respuesta, ni siquiera de la abuela Panchy, lo cual era realmente extraño puesto que acostumbraba quedarse en casa todo el día.

Subimos y entramos al pequeño lugar en donde crecí con una copia de la llave que mamá solía esconder en una de las macetas del vestíbulo.

—¿No es algo pequeño? —Dijo al momento que coloqué mi mochila en el sofá 

—Es suficiente para nosotros —Comenté con una sonrisa— Estamos a gusto

Le enseñé el sitio puesto que llegamos a la conclusión de que, sabiendo lo desesperada que es mamá, debía de estar buscándome por toda la ciudad con la tía Bulma. Aunque el último lugar donde iría a buscarme sería al departamento de Goku.

Al escuchar las llaves sonar desde el otro lado, indiqué al abuelo que se escondiera mientras intentaba solucionar una o varias cosas con mamá, estaba seguro de que recibiría un enorme regaño.

—¡Gohan! —Exclamaron las tres bellas mujeres con las que vivía en cuanto cruzaron el umbral de la puerta

Se abalanzaron sobre mí sacándome hasta el último átomo de oxígeno en mi cuerpo con sus abrazos. Pude notar los ojos enrojecidos de mi madre y las lágrimas de felicidad que casi brotaban.

—¡Gohan Ox! —Gritó mamá una vez que se hubieron separado de mí, colocó las manos en la cintura enderezándose y frunciendo el ceño de la forma en la que me hacía palidecer con solo mirarla— ¿¡Dónde estuviste?! ¿Porqué te fuiste sin avisar niño malcriado? Yo no te enseñé así

—Ay, mamá, lo siento —Dije cerrando los ojos y sin evitar casi estallar de la risa puesto que había tomado una de mis orejas con sus manos en forma de reprimenda. Por alguna razón me divertí con esa escena— Es que fuí a buscar a alguien... 

Supe que había visto quién se encontraba de sobra en la casa cuando me soltó y se alejó dando pasos hacia atrás. Levanté la mirada para encontrarme con la expresión de asombro en los ojos azules de las Briefs y la cara de miedo en el rostro de quien me dio la vida.

—Pa-papá... —Tartamudeó en un hilillo de voz quebrada

Lo siguiente que supe fue que tanto mamá como yo estábamos en los brazos del abuelo entre un mar de lágrimas. Él le acariciaba el cabello mientras ella se aferraba a su pecho pidiendo perdón entre jadeos, respirar le costaba. Él sólo le decía que no había nada que perdonar.

Y al final del emotivo encuentro, recibí mi consejo. Tan sólo necesitaba hacer uno más y ya sabía entre quienes, el problema era cómo.


Dad? «GoChi» [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora