Dad? «GoChi» [Terminada]

Llorar

Si tan sólo lograba que mamá y Goku se vieran, aunque sea una única vez y que charlaran, podrían darse cuenta de lo que sentían el uno por el otro. Él se daría cuenta de que no sería feliz en la vida que llevaba, y ella que pese a su fuerza y capacidad, sus sentimientos podían más que ella.

El abuelo Ox Satan se quedó unos días en la ciudad en un modesto hotel. Obviamente no dije que fuí al departamento de Goku intentando hablar y que Miru fue el motivo por el cual decidí buscarlo. Mamá después de regañarme por irme sin avisar y de todo lo que hice me castigó por una semana, pero retiró el castigo tras agradecerme por reunirla de nuevo con el abuelo, admitió que no lo hacía antes por miedo, al rechazo y a la decepción. Creo que todos tememos a esto. 

Volví a la escuela, y me mantuve en cierto contacto con el Señor Piccolo a distancia. Él también se vio decepcionado y enojado al saber que me alejé kilómetros de casa por su influencia, pero al contarle el resto de mi plan, aunque al principio se reusó, decidió contarme lo que Goku estaba pasando en el momento. Explicó que seguía sin verlo feliz como antes y que sus padres querían apresurar la boda. Si ellos se apresuraban, yo estaría a dos pasos delante de ellos. Sí, muchas veces me dije que no tenía que involucrarme en los temas de los adultos, pero recordaba que si yo no hacía nada, nada sucedería. No es por ofender, pero los adultos son demasiado cobardes o conformistas a diferencia de los niños.

Durante las siguientes semanas logré que mamá cambiara la ruta con la que solía llevarme a la escuela. Logré ubicar las calles por las que Goku iba a su trabajo a las 6:50AM, yo entraba al colegio a las 7. Así que si lograba al menos un encuentro casual, todo estaría solucionado. No quería gran cosa, solo que se vieran de casualidad. Nunca imaginé lo grande que podrían llegar a ser las consecuencias.

Era viernes, amaneció nublado pues toda la noche anterior había estado lloviendo. Nos encontrábamos esperando ya que el semáforo en una encrucijada indicaba rojo, harto del silencio y de hablar de temas de cocina -que era de lo único que hablábamos en el camino- le pregunté sobre Goku. No respondió al instante, pude notar la forma en la que frunció su ceño y el ruido que provocó al suspirar.

—No entiendo tu repentino interés por él, Gohan. Fue algo que sucedió, una persona que conocimos y que fue divertido. Pero olvídalo ya —Dijo sin apartar la vista de la carretera, encendió los limpiaparabrisas.

—Pero no entiendo, ¿Lo amas?

Suspiró de nuevo, decidió evadir mi pregunta— Gohan por favor, coloca tu cinturón de seguridad

Hice lo que me pidió. Y lo que siguió a continuación fue demasiado rápido que apenas y pude distinguir algo.

El semáforo se colocó en verde. Comenzamos a avanzar, una Mini Van que venía de la calle de la derecha perdió el control debido al suelo húmedo y a que no frenó a tiempo golpeó el costado derecho de nuestro vehículo, justo en la puerta del copiloto, donde yo me encontraba. El impacto logró sacudirnos, nos movió unos cuantos metros y logramos golpear un automóvil blanco que venía de la calle de enfrente. Mamá logró recuperar el control del volante y me miró a ver.

No apreciaba con claridad su rostro, pero aún así logré ver su mirada de pánico mientras deslizaba una mano por mi frente. Escuché su cálida voz llamándome, apenas y diciendo que todo estaría bien. No pude responderle.

Bajó del carro y se dirigió al que golpeamos. Al parecer sí logré parte de mi plan, pero no como me lo esperaba. Vi a Miru bajar, dirgirse a mamá mientras ésta pedía desesperada una ambulancia y levantar la voz al momento que señalaba la defensa de su vehículo. Gritaba sin perder el estilo de presumida que gustaba portar, reclamaba, insultaba y culpaba a mamá por el accidente.

Sentí el sabor a hierro en mi boca, el sabor de la sangre. Mis ojos se llenaron de lágrimas, no supe si llorar por el punzante dolor que sentía en uno de mis brazos o por las palabras que Miru le decía a mi madre. Decidí llorar por ambas razones.