Capítulo 12: 28 de marzo de 2004

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Tengo una manera de ver las cosas: cuando se trata de un ser querido, es importante darlo todo porque, al final, cualquier momento a su lado podría convertirse en el último. Por eso nunca me permití vacilar; jamás me concedí la oportunidad de pensarlo demasiado porque estaba convencida de que cada segundo perdido sería igual, o peor, que tomar la decisión de rendirme. ¿Las consecuencias de un escenario tan terrible como ese? Saber que Lukas desaparecería de un momento a otro, y ser consciente de que sería por culpa mía.

¿Recuerdas ese listado que compartí contigo a principios del mes de agosto? Se trataba de una enumeración de doce puntos importantes, doce miedos terroríficos que el año pasado me tomé la molestia de resumir para ti. ¿Cuál es la peor parte? Contar con un nuevo elemento para agregar a la lista:

13. Lukas siendo apartado de mi mundo. Él y yo separados por el tiempo o la distancia; la posibilidad de no volver a encontrarme con quien, estoy segura, se trata del chico más especial para mí.

Dicen que el trece es el número de la mala suerte, ¿no?

«Qué terrible noticia»

Tan solo tómate un momento para considerar lo siguiente:

¿Qué harías tú si estuvieras en mi lugar? ¿Qué harías tú si la persona de quien te has enamorado de pronto se convirtiera en un pequeño e inocente bebé? Si tuvieras la oportunidad de cuidar y ver crecer a quien dices amar, ¿no harías todo lo que estuviera a tu alcance para asegurar que tuviese siempre lo mejor? ¿No esperarías lo que fuera necesario con tal de tener la posibilidad de estar con él una vez más?

A simple vista las respuestas parecen obvias, pero con todo lo que ha ocurrido hasta ahora, puedo asegurarte que tomar una decisión de tintes tan radicales en verdad tiene sus consecuencias.

Mis ojos se posaron sobre la cama contigua: Lukas profundamente dormido entre las sábanas, la habitación en un silencio tan intenso que inclusive podía escuchar cada una de sus respiraciones. Haber conseguido un cuarto de hotel la noche anterior fue, sin exagerar, uno de mis más grandes triunfos. Toparnos con un alojamiento de costo accesible y que, además, se encontrara a pocas calles del colegio que recién se convertía en nuestro más confiable aliado tenía pinta de ser una tarea casi imposible de cumplir. Las circunstancias tuvieron un mejor desenlace del que imaginaba, aunque el solo hecho de mirar al niño dormir hace que me pregunte qué otras cosas tendré que poner en riesgo para continuar con este juego.

Estoy harta de pensar en los retos que aún me hacen falta por superar, en todos los días que tendrán que transcurrir para reunirme con el chico que desde hacía meses trato de recuperar. Y ahora con el séptimo desafío... ¡Ni siquiera estoy segura de que involucrarme en algo tan peligroso sea un acto de verdadera sensatez!

El nuevo mensaje sugiere una localización que no muchas personas estarían dispuestas a visitar. Una zona que, por ningún motivo, debería estar vinculada con la presencia de un chiquillo de siete años. Hablo de Bahnhofsviertel, mejor conocido como el barrio rojo de Frankfurt. Bares, restaurantes, discotecas y... Bueno, muchos otros negocios que prefiero no especificar. En resumen: un distrito destinado a la diversión para adultos.

El lugar encaja con la descripción proporcionada por el medallón, al menos en su mayoría, pues se trata de un sitio peligroso y de fácil ubicación. Sin embargo, todavía hay una frase en el desafío que me parece un tanto difícil de interpretar: ¿"con solo volver"? Esas tres palabras eran las únicas que carecían de sentido cuando se pensaba en Bahnhofsviertel como una posible respuesta. Jamás he visitado la zona roja, así que resultaba desconcertante que la reliquia hubiera utilizado la palabra "volver" como parte del acertijo.

Mi tiempo es inestableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora