Capítulo 5: 15 de diciembre de 2003

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Resolver un problema no es tan simple como evadir los hechos, fingir que pueden ignorarse las consecuencias y, luego, tratar de comenzar de nuevo. Así no es como funcionan las cosas. De haber analizado mis opciones con mayor tranquilidad, haber conversado con papá sin ocultarle nada y haberme concedido la oportunidad de creer que encontrar otra solución sería posible, las circunstancias serían muy distintas a las que en este momento me acomplejan.

Por primera vez, puedo decir que me ha quedado clara la lección: este juego no se trata de esperar a que el pasado dicte el presente, sino de modificar lo que está en tus manos para crear el futuro que deseas.

A manera de resumen, debo añadir que el cuarto Lukas no ha logrado familiarizarse del todo con su nuevo hogar. No esperaba que lo hiciera; sé que dejar a sus padres no ha sido fácil y tampoco creía que olvidarse de ellos le resultara una cuestión de repentina comodidad. Aun así, tenía la esperanza de que unos días en este sitio bastarían para que confiara en mis palabras, al menos para que aceptara escucharme cada vez que trato de explicarle por qué sus padres no están aquí. Estoy cansada de oírlo llorar entre sueños y, de no ser por su aparente temor a la oscuridad, estoy convencida de que ni siquiera estaría dispuesto a pasar las noches cerca de mí.

Por eso estaba decidida a terminar con el sufrimiento de ambos. Planeaba intercambiarlo por el quinto lo más pronto posible, y había solo una manera de conseguirlo:

💢#5: A Kronberg deberás ir. Soltera y arrogante, pero suertuda; un niño ha encontrado hacía ya cinco años. Astuta tendrás que ser porque no lo querrá devolver.💢

Creo comprender el mensaje del medallón. Hacía un par de años, mamá nos obligó a pasar unos días en Kronberg (un municipio cercano a la ciudad de Frankfurt) con la excusa de que un viaje familiar nos ayudaría a superar nuestras pocas horas de convivencia con el mundo humano. Pero ¿qué había del resto del desafío? Aparentaba ser más un insulto que una simple descripción. "Soltera y arrogante, pero suertuda", ¿acaso hacía referencia a algún habitante de Kronberg? Todo indicaba que sí.

Los días han transcurrido con cierto aire de tormento. La tristeza que parece consumir a Lukas me tiene preocupada. Es obvio, ¿no? Verlo sufrir es lo último que alguien como yo desearía para alguien que me importa tanto como él.

—No quiero ir. —Negó con la cabeza y se cruzó de brazos.

—Lo lamento mucho, compañero, pero no hay otra opción —me mantuve firme—. Tienes que venir conmigo al trabajo.

—¡No quiero estar contigo! —se opuso.

—Lo sé, pero...

Se cubrió los oídos con ambas manos antes de que las lágrimas empezaran a asomarse por el borde de sus ojos.

—¡Quiero ir con mamá y papá! —continuó gritando—. Contigo no, contigo no... ¡Quiero ir con mamá y papá!

—Ellos no están aquí, ¿comprendes?

—¿Dónde están mamá y papá?

—Volverán por ti en unos días —era una mentira que odiaba tener que repetir—, ya verás que no tardarán en regresar.

—¿Se fueron porque ya no me quieren? —dudó, ensimismado en sus propios pensamientos—. No me quiere nadie y por eso me dejan, porque creen que soy diferente, porque quieren otro niño que sí haga caso, ¡yo sabía que sí! —lloriqueó—. ¡No me quieren solamente porque no puedo hacer caso!

El corazón se me rompió en más de una forma, mas, por su propio bien, no estaba dispuesta a dejarlo convencerse por una idea tan cruel como esa.

—No, Lukas, las cosas no son así. —Me apresuré a ponerme de cuclillas frente a él—. Estoy segura de que ellos te aman.

Mi tiempo es inestableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora