🌻Capítulo 25

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Mis ojos vagaban por el lugar buscando otra mirada, habíamos quedado Samuel y yo en tomar el autobús juntos, pero no lo encontraba por ningún lado.

Me empecé a desesperar y saqué mi teléfono por décima vez para revisar la hora.

Era demaciado impaciente.

-Hola, Marino-, mi cuerpo se paralizó. Esa voz.

Gire mi cabeza levemente encontrandome con los ojos oscuros de Luck. Pero algo en mi había cambiado, ya no dolía tenerlo cerca, mi corazón no brincaba de felicidad al ver su mirada, y no era porque ya lo hubiera superado, sino que entendí cuales eran los verdaderos hombres que valían la pena, y esos son los que te hacen sentir especial, no los que te utilizan por ratos y te desprecian segundos después.

-Hola-, un intento de sonrisa salio de mis labios.

Sus manos estaban dentro de los bolsillos del pantalón y sus pies se movían impacientes en el suelo.

-Solo quería saber si querias ir a tomar un café conmigo.

Lo mire perpleja. Nosotros solíamos salir cuando las cosas en nuestra amistad estaban bien, pero ahora no estaba segura de confiar en él, en realidad algo me gritaba que me alejara del chico.

-Lo siento-empecé a negar con la cabeza-, no creo que sea buena idea.

Sus ojos se oscurecieron más de lo habitual, me lanzó una mirada que emanaba rabia y enojo, sus manos salieron de sus bolsillos y se apretaron como puños en sus costados.

-¡Es por él!¡¿No es así?-, no podía despegar mi mirada de la suya, estaba aterrada y más aún después de comprobarar por el rabillo del ojo que la parada del autobús seguía vacía-, ¡Mierda, Marion!¡¿Crees qué soy estúpido?! De seguro ya fuiste lo suficientemente ZORRA para abrirle las piernas. Dime Marion ¿en que esquina te paras?

Sentí mi sangre bullir en mis venas, la rabia brotaba por mis poros y mi corazón se aceleró frenéticamente.
No era dueña de mi cuerpo en este momento, la cordura se había ido dejando al enojo a cargo y no volvería hasta que el idiota que tenía en frente sufriera las consecuencias.
Mi mano viajó a su rostro y un sonoro golpe se escuchó cuando esta se encontró con su mejilla. Mi respiración era agitada, la palma de la mano me picaba y ardía, pero se sentía increíble y no me molestaría darle otra bofetada.

-¿Que? ¿te dolió que te dijera la verdad en la cara, ramera?-gruñó tocándose el rostro.

Mi mano se preparó de nuevo para darle otro golpe, pero él anticipó mi movimiento y sostuvo mi brazo en el aire mientras que con el otro me daba un golpe tan fuerte en el rostro que caí al suelo golpeándome estrepitosamente la cabeza. Mis oídos zumbaban y la vista se me nubló un poco por las lágrimas de dolor que pedían salir.

-¡¿Te crees lo suficientemente fuerte para golperame y salir ilesa, zorrita?!-una pequeña carcajada salio de sus labios y sonrio mirándome tenebrosamente-, ahora estás donde perteneces Marion, en el suelo y espero que eso te haga ver que no puedes estar con nadie más que no sea yo ¡¿me entiendes?!¡Eres mía, Marion y de nadie más!

No dude en levantarme y cuando estuve de pie, lo mire directo a los ojos, unos que antes amaba, pero que en este momento lo único que me provocaban era pánico y repulsión.

No le daría la oportunidad de verme caer, ni a él ni a nadie, ninguna persona tiene el derecho de hacer sufrir a otra y menos si son tan despiadados de quedarse a ver los destrozos y pedazos que quedaron de la persona que dañaron.

Pero en eso yo era diferente, ya no tenía los restos del pasado regados a mi alrededor, porque unos ojos verdes se encargaron de dejar todo en su lugar y de hacer latir de nuevo mi corazón, pero esta vez, con más intensidad.

-No quiero que me vuelvas a tocar en tu vida-cada palabra salio marcada de mi boca, una a una, dejándole claro que yo no era una más en su lista-, Te equivocas si crees que soy tuya, yo no soy un objeto, ninguna mujer lo es y menos de un estúpido salvaje como tú que no sabe tratar a las personas-, sus ojos me miraban sin expresión alguna, pero sus puños seguian tan apretados en sus costados que sus nudillos se miraban blancos.

-No quiero que vuelvas a hablarme-continúe-,y me harías un gran favor si tampoco te cruzas en mi camino-Di media vuelta con la cabeza arriba dispuesta a tomar el autobús que se acercaba. Me detuve antes de subir y lo mire-, y Luck, acuérdate de esto. "Todo lo que des, se te devolverá" no me gustaría ser tu ni ahora, ni cuando sea hora de pagar las consecuencias.

Y me fuí.

El Chico Del BusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora