La cita...

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Al día siguiente salí con Mabel al pueblo, ella quería comprarle a Bamboleos un sombrero de paja. Cuando estuvimos en el pueblo le dije que iría a la biblioteca y que nos veríamos en la plaza del pueblo.

Nos marchamos cada uno por nuestro lado. Al llegar a la biblioteca la bibliotecaria me miró con cara de pocos amigos. Estuve buscando un largo tiempo en los polvorientos estantes cargados de enormes y obsoletos tomo de todo tipo: cocina, aventura, ciencia ficción... Pero nada de lo que andaba buscando, hasta que... Un viejo libro llamó mi atención, al principio pensé que se trataba de un diario, así que corrí a cogerlo. Al sacarlo sople para quitarle el polvo y la mugre de encima. Y...solo era un libro de aventuras más. Estuvo tan cerca. Iba a dejar el libro de la estantería cuando se separó de la portada y calló al suelo las páginas del libro, pero para mi sorpresa no se desparramaron por el suelo, sino que se quedaron como si fuera una caja. Recogí las hojas e intente despegarlas, únicamente consiguiendo que se apartara una mitad de la otra, revelando ante mis ojos un pequeño diario. -¡es uno de los diarios!- este tenía una mano en el centro pero no tenía número. -Es un diario de edición de bolsillo- bromeé en voz alta perfectamente consciente de que nadie le había prestado atención a mi chiste. Metí en pequeño diario en la mochila y dejé el libro de aventuras en su lugar. El día iba bastante bien por lo general. ¿Que podía ir peor?

-¡Tres horas! ¡Tres horas en medio de la plaza al sol! ¡¿Tienes idea de lo que es eso Mabel?!- estaba gritandole a mi hermana después de llevarme tres horas sentado en la plaza, en pleno sol y con una señora al lado intentando darme de comer como si yo fuera un bebé. -Lo siento Dipper, pero Bamboleos se a comido tres sombreros y además no le favorecía ninguno- me hice un facepalm. -Mabel, es un cerdo, da igual que sombrero le pongas porque va a seguir siendolo- Mabel le tapó los oídos a su mascota -¡Ah! ¡No lo escuches Bamboleos, le ha dado demasiado el sol!- en ese tramo se nos plantó delante la persona más indeseable del mundo, además de Bill claro está. -Hola Dipper, Hola Mabel- un chico muy bajito y con el flequillo repeinado nos miraba con cara de niño bueno. -Hola Guideon- respondió Mabel. Yo lo ignore cruzándole de brazos. -Mabel, seria tan amable de aceptar una invitación hacia ti y a tu mascota para tomar un helado- oh, no las palabras clave para Mabel. Helado. -sisisisisisisi- Mabel se fue con él pero al poco regresó Guideon solo. -¿y mi hermana?- le pregunté. -Esta intentando decidir su helado- contestó indiferente -¿Que quieres ahora Guideon? Ya tienes a Mabel- interrumpí molesto por haberme quitado a mi hermana. -No venía a por Mabel si no a por ti, tengo un mensaje de Bill, dice que vayas al lago a medianoche. Quiere decirte algo- solté una predecible carcajada. -¿Como se que no intentará hacer de las suyas?- era obvio que Bill iba a intentar cualquier cosa. -Ahí esta lo gracioso del asunto, no lo sabes- Guideon se marchó y me quedé solo. Iría a esa cita, pero iba a ir con un as en la manga.

A la hora acordada llegué al lago. La luna reflejaba en este como si de un gigante espejo se tratara. -¿Q-que estoy haciendo?- balbucee mirando mi reflejo distorsionado por las ondas que producía una suave brisa sobre el agua. -Pensé que no ibas a venir- a mis espaldas un chico rubio tocaba una pequeña guitarra retumbado en uno de los arboles. -Aquí me tienes Bill ¿Que querías decirme?- me acerqué a él y lo mire con seriedad hasta que por fin levantó la cabeza para mirarme.
-Hoy estas fantástico Dipper- me sonroje, odiaba que me hicieran sonrojar pero así fue. -Te ves lindo con las mejillas rosadas- al decir aquello mi rostro torno aún más el color rojo. -Bill si me has hecho venir hasta aquí a estas horas podrías al menos ir al grano y decirme lo que quieres- él comenzó a elevarse y la guitarra desaparició. -¿acaso no es obvio que te quiero a ti?- rodé los ojos cansado de su insistencia. -Se acabó me largo- dije molesto. Pero entonces él usó sus poderes y acabé suspendido en el aire sin poder moverme. -No puedo dejar que te vayas Dipper, esta noche no- intenté retroceder pero seguía en el aire y no funcionaba. Necesitaba un plan B, mejor dicho ya tenía un plan B y lo iba a llevar acabo. Saqué el mini-diario y se lo mostré. -tienes otro de los diarios... ¡Damelo!- Bill trató de arrebatarmelo pero no pudo. -Juguemos a un juego Bill, nos batimos en duelo ambos, pero tienes que jurar que no usarás tus poderes, si vences, el diario es tuyo ¿trato?- él sonrió mirando mi mano que esperaba ser estrechada. -pensé que habías jurado no hacer ningún trato conmigo- habló el demonio con gallardía. -nunca es tarde para cambiar de opinión- nos estrechamos las manos y ambos podamos los pies en el suelo. -Adelante, haber que sabes hacer- me retó él. Corrí tratándole de dar un puñetazo en la cara pero me esquivó, ¡vaya incluso sin sus poderes era muy ágil! Varias veces intenté darle un puñetazo o una patada pero siempre esquivaba y nunca devolvía. En uno de mis intentos lo cogí por sorpresa dándole un puñetazo y sonrió, devolviendo una patada en todo mi estómago, aún así me levante y me lancé sobre él pero me desequilibró y acabó encima mía dándome puñetazos, mi labio inferior sangraba y tenia bastantes moratones. Con un empujón me lo quité de encima y cuando yo iba a dar mi golpe final una cadena azul me sujeto impidiendo mi movilidad.

Bill sujetaba la cadena y yo forcejeaba inútilmente

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Bill sujetaba la cadena y yo forcejeaba inútilmente. -eres un tramposo Bill- el sonreía -Tu ya sabías que te iba a engañar y sin embargo decidiste venir, atente a las consecuencias mi uke rebelde-

-¡No me llames así!- unas manos salidas del suelo sujetaron la cadena mientras Bill sacaba de mi mochila el pequeño diario. Yo forcejeaba en contra de las cadenas pero aquello era imposible. Bill se colocó a una distancia prudente para evitar ser empujado por mí. -Por fin...- murmuró él soltando mi mochila y admirando el diario.

-¡BILL! ¡DETENTE! ¡ES UN AVISO!- gritaba yo. Él se giró con una sonrisa de satisfacción y triunfo.

-Nulas amenazas mi querido Dipper- pronunció.

Cuando comenzó a aproximarse a mi instintivamente retrocedí llegando hasta donde la cadena ya no daba a más. Bill hizo un gesto con las manos que llevó a consecuencia que las cadenas desaparecieran y yo cayera al suelo soltando un quejido sin embargo me levanté con rapidez tratando de huir de él. No fue posible porque me sujeto la muñeca

y me tumbó en el suelo antes de que pudiera hacer nada

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y me tumbó en el suelo antes de que pudiera hacer nada.

-Ahora vas a ser mío- unas cadenas pasaron por mis muñecas impidiendo mi movilidad. Me besó, muchas veces, todas intenté fastidiarlo de una forma u otra, sin embargo, para él solo era un simple juego.

-Bill...ah~! ¡Para! ¡Es la u-ultima oportu- nidad~!- el solo soltó una carcajada.

-¿y que piensas hacerme mi hermoso Dipper?- comenzó a bajar su mano mientras mordía mi cuello.

-Bill...ti-tienes...ah~! Tres...tres segundos para... Sol-soltarme- Bill hizo caso omiso.

-Uno- él continuaba haciendo de las suyas

-dos- comenzó a desabrochar mi cinturón

-Tres, tu lo has querido- respiré profundamente -Bill, Bill, Bill
ego te condemnabo vade exiit daemonium. Ego daemonium encadeno.-

Bill se elevó al cielo en contra de su voluntad y una nube dorada giró alrededor de él hasta que se disipó y este cayo al suelo como si de un muñeco de trapo se tratase. -¿Bill?- pasó casi medio minuto cuando el demonio con las manos el la cabeza de incorporó -Auch, mi cabeza- ¡¿Habia salido mal?! ¡Porque todo me pasaba a mi! -Genial, sigues vivo- exclamé con sarcasmo el otro soltó una risa cortante. -¿Sabes? Avísame la próxima vez que planees matarme, así te cosere la boca desde el principio- rodé los ojos cuando me fije en un ínfimo detalle. -Bill, te has hecho una herido- señale su codo. -Eso es imposible, mi querido Dip, los demonios no sangram...- se detuvo al comprobar su codo. -oh no... Soy... Humano...

-------------------------------------------------------------Bueno eso fue todo, si tiene algo que decir dejenlo en los comentarios, espero que les haya gustado. Con esto me despido. Chao, chao

Mi Uke RebeldeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora