CAPÍTULO XIV: ÉL HA VUELTO

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-¡Hey dejadme entrar! -grite por quinta vez.

He venido tres veces en la semana a ver a Thomas y no me dejan entrar. Son unas putas enfermeras amargadas que al perecer no les tocó anoche.

-jovencito le repito por décima vez que se marche, usted no puede entrar.

-y menos en ese estado -rechisto alguien detrás de mi, me volteé lentamente y era lo que pensaba.

-¡karen!

-no te me acerques borracho. ¿quien te dio la confianza para llamarme así?

-ups... Tú estás igual de pesada que estás enfermeras. ¿que James no te complace?

-¡eres un malcriado sin respetó! -levanto su mano en forma de golpe, pero la volvió a bajar.

Paso de mi y se apoyó en el mesón, me miró a través de unas gafas negras y volvió su vista a la tía que no me deja pasar.

-vengo a ver a mi hijo Thomas Harris.

-claro usted sabe, en la habitación 123 del pasillo G.

Karen volteó nuevamente a mi.

-vete si no quieres problemas con James -dijo y se fue por el largo pasillo.

-¡no le tengo miedo a su marido!

-¡por favor déjeme pasar! -suplique.

-lo siento chico pero no puedes, vete o llamaré a la policía.

Sin nada más que hacer comencé a caminar a la salida. No puedo quedarme sin verlo necesito encontrar una forma de entrar. Me escabullí entre algunas personas que estaban yendo a visita, corrí hasta las escaleras de emergencia y subí saltando un escalón. Llegué al segundo piso, mire la pared. "Pasillo A". ¿en cuál era?, Creo que había dicho G.

Seguí subiendo escaleras hasta llegar al pasillo indicado. Cuando me encontraba en el vi que personas mostraban una tarjeta y entraban, la que recibia el pasé era una guardia muy gorda. Me acerque a ella.

-deme su pase y dígame a quien viene a ver -dijo con cara de pocos amigos.

-lo olvide en casa -malditos hospitales privados.

-lo siento pero no lo puedo dejar pasar

-¡por favor, vivo demaciado lejos para venir luego!

-no es mi problema.

¿como mierda entro ahora?, Tome el valor y corrí por todo el pasillo pasando de la guardia.

-¡eh capullo ven, estás cometiendo un delito! -voltee a mirarla y seguía con el culo aplastado en la silla tratando de pararse. Me burle y seguí corriendo por el pasillo buscando la habitación.

Cuando por fin estoy enfrenté de una puerta totalmente blanca con unos números dorados "123". Tengo miedo de entrar y de lo que dirá karen cuando me vea, tome la perilla y la giré lentamente.

Abrí la puerta por completó y al fin después de una semana pude volver a respirar y mi corazón volvía a palpitar. ¡Thomas estaba hay!, Me acerque a paso lento, no me resistí más y solo lo abracé, con el cuidado de no topar ninguno del los cables con los que estaba. Tenía su cabeza vendada y su piel estaba muy pálida, aún haci era guapo. Mire a mi alrededor y note que Karen no estaba, por la emoción de volver a verlo no me percate de aquello.

Cerré la puerta y me senté en una silla cerca de él. Tome una de sus manos y mis ojos sin más comenzaron a llorar.
Abrí mis ojos, tenía lágrimas secas en mis mejillas, ¿me quedé dormido?, Ya no me sentía mareado, levanté la vista y me sobresalté al verla hay sentada sin decir nada solo mirándome a mi y a su hijo.

amor de un adolescente perdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora