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Todo volvió a la normalidad el día de hoy, menos lo que estaba sintiendo y pensando sobre Ian, si llegaba a pensar mucho incluso podía sentir su tacto sobre mi mano, como si aún nuestros dedos estuvieses entrelazados.
Comprè el milkshake de cada mañana y luego salí de la cafetería con pasos lentos, no me sentía preparada para verlo, ni siquiera tenía la mínima idea de como saludarlo o que decirle luego, aún era temprano, por lo tanto, llegaría yo primero.
Se me vino a la cabeza el beso de esa tarde, luego de eso quedamos hablando sobre temas triviales como por diez minutos hasta que decidí ir a casa, Ian me acompañó hasta el auto y nos despedimos con un beso en la mejilla, creo que los dos pensábamos que era una buena despedida, y en cierto modo la suavidad de sus labios contra mi mejilla era delicado, como una pluma, su compañía bastaba, no hacían faltas otras demostraciones, pero despedirse de una personsa con la que pasas buenos momentos nunca es agradable.
Habían pasado exactamente tres días desde aquello, Ian decidió tomar un pequeño descanso para luego renaudar todas las actividades, lo comprendía a la perfección, todo el estrés, todos los malos ratos que habrá pasado, las entrevistas no deseadas, sin embargo algo me decía que a Somerhalder no le importaba, su carácter es algo único, es de esas personas con las que te encuentras una vez en la vida, si corres suerte.

Crucè la gran puerta con el aire retenido en mis pulmones, cuando ví a Carla en el mostrador largué un suspiro de alivio y me dirigí hacia ella.

-Hola, gatita_dejó su celular a un lado_¿qué tal todo con tu príncipe?
-Ya no me llames así, Carla_coloqué mis cosas a un lado_no hablamos desde esa vez.
-¡Por Dios!_exclamó_ustedes son medio raros, ¿ningún mensaje, llamada, fueron a cenar?_negué.
-No sé cómo actuar_hablé despacio mirando fijamente a mi amiga.
-Como siempre_se encogió de hombros_ya se darán las cosas, aunque tú sabes, no me agrada del todo, Nina, y ahora menos.
-Lo sé_contesté_desearía estar en casa o salir a correr, mi mente necesita un despeje_cogí mis cosas del mostrador_nos vemos en el almuerzo_me despedí sin esperar respuesta.

Llegué a mi puesto y lo primero que hice fue sentarme sobre el sillón a ordenar las carpetas, pinceles y documentos que se encontraban esparcidos, la verdad no lo estaban, sólo me molestaba que no estuvieran alineados en sus respectivos lugares.
Las puertas del ascensor me indicaron que èl ya había llegado, era la hora exacta, treinta o veinticinco minutos después que yo.
Subí la vista y ahí estaba, con su traje negro perfectamente liso y una camisa blanca, estaba tan elegante, como siempre, no importa en que situación ni con que atuendo lo veas.
Me levanté y tomé la bebida entre las manos mientras Ian se acercaba hacia su oficina lentamente, como tratando de familirizarse de nuevo. Salí por detrás de mi puesto y me coloqué a un costado del pasillo por donde venía, cuando me vió se detuvo dedicándome una resplandeciente sonrisa.

-Buen día, señor_dije con un pequeño asentimiento, no se me ocurría nada.
-Ian_me corrigió en un susurro_¿no pretendes llamarme así por siempre, verdad?_me miró divertido.
-Pues..._medité por un segundo las palabras que diría, inhale aire y con una leve sonrisa añadí_su milkshake_extendí el vaso.
-Gracias, Nina_cogió el recipiente con cuidado, quedando nuestras manos en contacto por un breve momento_¿puedes pasar luego por la oficina?, quiero ver los documentos de la reunión que dió William, honestamente no sé cómo todo salió a la perfección_sonrió de forma casi invisible haciendo que unas pequeñas arrugas se hicieran notar en sus ojos.
-Claro, en unos minutos_asintió y giró para ir a su oficina, cada paso que daba era autoritario, me preguntè si tendría medio de algo o de alguien, lo dudo, todo su cuerpo transmitía seguridad en si mismo.

Tardé no más de siete minutos en preparar y ordenar todo, fui al baño a recogerme el pelo y posteriormente me encaminé hacia la oficina, golpeé dos veces la puerta y luego ingresé. Al entrar me fijé que las cortinas estaban sueltas, eso era algo raro, lo primero que hacía Ian al llegar era depejarlas de la ventana.

Unpleasant.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora