La semana fue normal, rutinario como siempre, iba al trabajo y luego volvía a casa, no hizo falta que Ian me acercara a casa de nuevo ya que se lo comenté a Carla y se ofreció a llevarme porque era incómodo para mi.
No hubo muestras de afecto entre Somerhalder y yo en los últimos días, sólo saludos cordiales de bienvenida y despedida, en cierta forma extrañaba sentirlo cerca como días atrás, no sè lo que sucedía entre nosotros, era muy confuso y estresante.Estaba sentada viendo la televisión y escribiendo con Carla para ver que haríamos hoy, ninguna de las dos teníamos planes y quedarse en casa no era una opción. Mis tíos no estaban, cada fin de semana mi tío se encargaba de llevar a mi tía a pasear por el interior de la ciudad, según él, eso la ayudaba a despejarse un poco de su enfermedad que cada día se tornaba más insoportable, no me pondrìa en sus zapatos.
Dí un suspiro antes de contestar el celular y ver que se trataba de Ian, su llamada de alguna forma u otra me hizo sentir feliz, muy feliz, su voz era como el sonido de mi canción favorita para mis oídos.
-Hola_dije nerviosa.
-Nina_sonreí al oír mi nombre, me encantaba la forma única en la que lo pronunciaba, con parsimonía_¿estás libre hoy?Todavía no acordamos nada con Carla, nos encontrábamos en el proceso, así que si estaba libre.
La verdad era que yo quería verlo, nada más. Mi amiga comprenderìa.-Si_respondí.
-¿Quieres salir a dar una vuelta?, no muy lejos, una quinta a unos veinte kilometros del centro_añadió.
-Claro, ¿a què hora?_me levantè para ir a mi cuarto.
-Paso por ti al mediodía_oí el sonido de una puerta abriéndose_ponte algo cómodo.
-Está bien, nos vemos entonces_abrí mi armario y pasè de percha en percha hasta encotrar algo.
-Nos vemos_dijo y cortó la llamada.Tomè un largo respiro y seguido de eso se me formo una sonrisa en el rostro, me miré en el espejo y negué mientras me recogía el pelo para tomar una ducha.
Me decidí por una calza y una remera de algodón verde, era cómodo y fresco, en mis pies unas botas negras un poco desgatadas, eran mis preferidas, me encantaban los cordones que tenían para prenderlos.
Cogí mi bolso, un saco y una botellita de agua saborizada con limón, revisé el celular esperando el mensaje de Carla, me había dicho que no tenía problema alguno pero que aún no estaba del todo conforme respecto a Ian, le respondí que algún día lo conocería mejor y tal vez así le agrade, simplemente me envió un emoji de aprobación y dejó de estar en línea.
Durante mi espera me limité a leer un libro que tenía descargado, no me gustaba tanto, sin embargo, no podía dejarlo a la mitad. Por el ventanal de vidrio divisé una camioneta negra aparcando frente a casa, cuando ví a Ian salir del vehículo me levanté y antes de que llegara a la entrada, abrí la puerta, él seguía caminando por el pequeño caminito de piedras, me dediqué a observarlo andar hasta que llegó al primer escalón para dar paso al umbral, se detuvo mirándome y luego se acercó con una sonrisa.-Hola_posó sus manos en mi brazo y besó mis mejillas_estás muy bella_se apartó y tomó mi bolso de entre mis manos.
-Gracias_sonreí_igual tú, te ves...diferente.Verlo en otra cosa que no fuera un traje era algo totalmente fuera de lo normal, parecía otra persona, alguien corriente y no el dueño de una gran empresa.
-¿Nos vamos?_asentí.
Nos dirigimos a la camioneta e Ian giró hacia su lado, subí al frente y lo primero que hice fue abrocharme el cinturón de seguridad, él subió, encendió el motor, cerró las ventanillas y encendió el aire, la primera vez hizo lo mismo, en cambio yo siempre hacía todo lo contrario, menos cuando el calor era sofocante, pero el tiempo estaba agradable, no entendía por què no bajaba las ventanillas y dejaba entrar el aire fresco, sin embargo, tampoco preguntaría. Nos pusimos en marcha y a tres cuadras aproximadamente, antes de salir a la ruta, se ajustó el cinturón.
-¿Tienes una quinta?_corté el silencio.
-Si, es uno de mis lugares favoritos para pasar el día, mucha naturaleza.
-¿Hay animales?_lo observè dejar una de sus manos sobre su muslo, me dí cuenta que sólo utilizaba una para conducir.
-Caballos, nada más_se encogió de hombros_¿sabes montar?
-Si_sonreí_no lo hago hace mucho. Los caballos son mis animales favoritos.
-¿En serio?_me miró y enarcó una ceja. Antes de que pudiera decir algo, siguió_te creo, tienes algo único, algo aventurero e indomable.Sonreí ante aquello, eran unas palabras hermosas, para mi lo eran.
Lo lindo era que alguien fuese capaz de describirte más allá de tu físico y forma de actuar, era como ver esos detalles que se encuentran presentes en ti, pero que nadie presta atención, sin embargo, esos detalles son los que le dan sentido a la vida, esos 'insignificantes' fragmentos son tu alma.-Gracias_contesté y toquè suavemente su mano, a penas un roce, después me aparté.
-Déjala ahí_volteó su mano dejando ver su palma, llevé mi mano a la suya y entrelazó nuestros dedos, al principio fue un poco incómodo pero luego todo se volvió acogedor_Nina_lo mirè.
-Dime_me puse seria al ver su rostro sin expresión, atento en la carretera.
-No es nada_viró en mi dirección por un segundo e intentó sonreír, fue en vano, su sonrisa se desvaneció rápidamente.
-¿Seguro?
-Seguro_contestó_sólo cinco kilometros más_añadió_estamos por llegar a un bar, hacen las mejores tartas del mundo_dijo sonriendo verdaderamente_tienes que probar la de manzana.
-¿Son tan magníficas?_asintió_estás sonriendo por una tarta_me reí y aparté mi mano de la suya para contener una carcajada.
-Bueno, le ponen algo raro, es imposible que me guste tanto_dijo divertido_aquí es_señaló y encaminó la camioneta hacia la derecha.Aparcamos y luego bajamos, el local era blanco con letras rojas, parecía un sitio muy acogedor y solitario, no había nadie dentro, excepto una señora de unos cuarenta años y dos hombres sentados en una mesa cerca de una ventana de madera con vidrio, era de esperarse, nos encontrábamos en medio de la nada.
Ian se acercó a la mujer y luego se volteó hacia mi con una mueca, me acerquè a la barra y esperé.-Ya no hay tartas_dijo_¿quieres otra cosa?_neguè, yo sólo estaba aquí por él, ni siquiera tenía hambre, miré a la señora y hablé.
-¿Ya no queda la de manzana?, a mi amigo realmente le gusta_'amigo', se sentía raro.
-No, señorita, sobran los de frutilla y queso_apuntó a la vidriera_mi madre hace las de manzana, ya está muy vieja y no queremos que siga trabajando. Ya no la vendemos como hace seis meses_se colocó sobre sus codos y miró a Ian.
-Gracias igual_le dije y observé a Ian que miraba el menú, subió la vista y señaló algo que no pude llegar a leer, me extendió la carta y miré *milkshake de chocolate*Ian Somerhalder, amante de lo dulce.
-¿Podrìas prepararnos un milkshake de chocolate?_preguntè.
-Claro, ¿vaso grande o mediano?
-Que sea un milkshake mediano y un cafè con leche_intervino Ian_¿con leche, verdad?_asentí sin poder creer que supiera como bebo el café.
-En cinco minutos_la señora se volteó a buscar los ingredientes y nos sentamos sobre las butacas de la barra a esperar.Cuando nos entregaron nuestras bebidas fuimos de nuevo a la camioneta y nos pusimos en marcha, el milkshake de Ian reposaba en la guantera y mi cafè se encontraba entre mis manos.
No podía dejar de pensar en lo feliz que se puso al contarme sobre la tarta y mucho menos en la mueca de decepción al enterarse de que ya no la vendían, simplemente ablandó mi corazón.
Este día no podía acabar sin una tarta de manzana.-El batido que compras todas las mañanas es mejor_dijo dando un sorbo_a este le falta más chocolate.
-¿Hay algún minisúper o algo, por aquí?
-Unos metros más, ¿para?
-Necesito comprar algo_asintió pensando de que seguro se trataba de cosas de chicas_no tardaré.Como lo había dicho, a unos metros mas a la izquierda se ubicaba un minisúper, Ian estacionó y bajé del vehículo con rápidez.
Me dirigí directamente donde se encontraban las harinas y cogí una, luego fui por leche, azúcar, huevos, levadura, y lo más importante, manzanas. Pagué y tratè de colocar todo dentro de una bolsa para no llamar la atención de mi acompañante.
Subí a la camioneta y dejè la bolsa al costado de mis pies.
Para mi suerte a Ian no pareció importarle y volvimos a la carretera rumbo a la quinta. Lo miré por un momento y sonreí internamente por tenerlo sentado a un costado mio, con su semblante serio y un carácter algo raro, pero que sin lugar a duda, tenía una parte de mi corazón.Pd: les agradecería si pudieran pasar por mi nueva novela Enigmatic green ♡ Les va a encantar, lo prometo.
