5.

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-Tú...-le dirijí una mirada llena del odio que sentía por él. Maldito estúpido.

-Ahora no soy yo el que va a levantarte,moreno. Además que has caido por mi culpa, como la última vez, maricón -me guiñó un ojo, rió y yo escupí a un lado- Oh,moreno,que rebelde. Eso me pone más duro que una puta piedra. Me gustaría tener esos finos labios tuyos alrededor de mi polla.

-Pero, ¿qué cojones? -dije en un murmullo. Yo también podría comerle la polla, si no estuviera despedazando a un puto perro casi en mis narices.

-Si,moreno, ya me has oido, no te hagas el sordo. Ahora mismo te quitaría todo ese estorbo al que llaman ropa y te follaría hasta reventarte el culo. Qué lástima, eso tendrá que esperar, ¿no precioso?

Ahogué un gemido y lo convertí en un sollozo. Me pone, pero me da tremendo asco. ¿Es normal esto? Joder, estoy jodido.

-¿Estás temblando cariño? ¿Te pasa algo? -me rodeó con sus brazos, y cuando quise darme cuenta, ya estaba cubierto de sangre de perro. Las ganas de vomitar se apoderaron de mi. Estaba asqueado, echo una mierda. No puedo con esto, no puedo con las ganas de vomitar. Quiero tirarme y golpearlo hasta matarlo, pero, ¿que voy a hacer yo con un tío como ese? Me reventaría la cara si yo le tocara un pelo.

-Oops ,perdón muñeco,te he manchado...-sonrió con malicia.

-No me llames así, desgraciado -tensé mi mandíbula y mentalmente me cagué en sus muertos.

-¿Así cómo? ¿Puta maricona? ¿Prefieres así? -me escupió. Se notaba que estaba totalmente borracho, ¿por qué no he hecho esa observación antes? Me puse rojo de la rabia. Este tío me las va a pagar. Con toda la rabia que sentía desde el principio, todas mis fuerzas se fueron a mi mano y le aticé una hostia con todas mis fuerzas.

Ronroneó y su labio empezó a sangrar.- Para ser una maricona, pegas fuerte -y me mentió un puñetazo que me envió ondas de dolor por todo mi cuerpo. Me cogió de la camisa y metió una de sus manos. Me pellizcó un pezón con fuerza y el placer despareció igual de rápido que había aparecido, sustituido por un gran dolor.

-¡HIJO DE PUTA! ¡SUELTAME!

Me ví en el suelo, con Harry restregándose sobre mí, y me lamió el cuello, dejando rastros de saliva, por lo que me sentí de nuevo asqueado. Me mordió el lóbulo de la oreja y me dejó sin respiración, de lo malditamente fuerte que lo estaba haciendo. Me hizo sangre, lo pude sentir. Y no se lo iba a perdonar.

Le dí con el puño en el labio y se lo partí .La sangre salía a borbotones, tanto del pobre animal, como de su labio. Me subió la camiseta, y yo puse resistencia. Me pasó la navaja por la barriga y se me cortó el aire. Me faltaba. No podía respirar.

Observé mi sangre cayendo al suelo, por lo que adiviné que tendría una cortada. Maldito Einstein que soy. El oxígeno no me llegaba al cerebro, ni a los pulmones. Se me nublaba la vista. Oía su voz muy lejana. Su voz. La de nadie más. Admití que estaba jodidamente perdido.

Surrender. | Larry Stylinson |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora