5.

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Bajé de mi nube cuando me percaté del ruido metálico que escuché antes, cuando se cerraron las puertas del parque. Miré a Harry, que estaba hecho polvo. Y es en ese momento, cuando pienso, que he sido yo el que le está haciendo estar así. Y me alegro, que quieres. Le zarandeé un poquito, y él emitió un leve gruñido proveniente del fondo de su garganta.

-Eh, muñeco. ¿Quieres más? Eres insaciable-reí a su medio chiste y él me guiñó un ojo. Se puso encima de mí, y me aprisionó contra el césped con sus fuertes brazos. Gemí por su leve contacto, ya que estuve mucho tiempo sin que él me tocara, y ahora un simple roce me hacía ponerme como una perra. Acercó su boca a la mía, y estábamos a pocos centímetros. Miré sus labios. Oh, esos cálidos y suaves labios que me hacían estremecer. Jamás podría olvidar el contorno de sus labios, por mucho que lo haya intentado, claro está. Mordí mi labio inferior, reprimiendo las ganas de abalanzarme contra él.

-No te muerdas el labio, muñeco, está prohibido-me dijo con su tono autoritario. Oh, mi Harry Styles, el amo de mis pesadillas...Ya ha vuelto mi Harry dominante. Terminó con la poca distancia que había entre nosotros y me besó. Fue simplemente un beso, chocamos nuestros labios y nos quedamos ahí, asimilando el gusto y la textura de nuestros labios, cuando él reaccionó y separó sus labios de nuevo, y tras unos segundos, los volvió a posar en los míos. Es tan sensacional, como puedes llegar a querer tanto a alguien, como puede hacer que un sentimiento bueno que puede ser el amor se convierta en algo fatal, en algo que te quema las entrañas, que hace que tu corazón se acelere y que a adrenalina suba como la espuma. Me pregunto cómo puedo querer a alguien hasta hacerme llorar, como puede dolerme físicamente un sentimiento. Solo él lo puede hacer. Solo el amor es capaz de general sentimientos tan profundos como para que se vuelvan físicos. Sonrió en mis labios y volvió a separarse. Levantó la vista y me observó detenidamente, empezando por mi pelo y terminando por mis labios. Yo lo hice igual. Esos ojos claros me hacen perder la razón. Por esos ojos, esos labios, esa sonrisa, cada una de sus pecas y todas las imperfecciones propias de la edad...Daría toda mi vida por cada una de sus pequeñas cosas. Daría la vida por pasar la vida con él. Sería capaz de todo por que esos ojos sean capaces de mirarme como lo miro yo a él. Y ahora es cuando mi universo se va abajo.

Para él solo soy un juguete.

Uno más, en su colección. Aunque yo puedo llamarme especial por ser el primer hombre en su vida. Aunque no me convence del todo, porque cada niño, cada niña, bebé, hombre, mujer de este planeta se hubiera vuelto loco por este dios griego. Cualquiera en su sano juicio se hubiese vuelto loco por él. Debería haberme dado cuenta desde el principio. Desde que me choqué con él en esa calle abarrotada solo existe él. Desde ese momento, desde el principio es él. Un quejido se apodera de mis pensamientos y me doy cuenta que estamos en pleno beso y que no le estoy correspondiendo. Activo todas mis neuronas y muerdo su labio con fuerza y paso luego la lengua por su boca. Sus labios enrojecidos resaltan a la luz de la luna y puedo decir que nunca lo había visto tan jodidamente sexy. El pelo despeinado, los labios enrojecidos, las mejillas rosadas y...oh, las pupilas dilatadas.

Tengo que parar con esto, porque no quiero que llegue a más. Tenemos que salir de aquí.

-Harry...-le ruego- Haz, tenemos que salir de aquí...Han cerrado las puertas y...-está besando mi cuello y pasando la lengua por los chupetones que supongo me está dejando- Harry...Dios...-gimo bajo y echo el cuello hacia atrás para dejarle paso.-

-Está bien muñeco...-se levanta y me tiende una mano, con una sonrisa maliciosa en la boca. Le cojo la mano y nos levantamos, pero él no separa su mano de la mía. Entrelaza nuestros dedos y caminamos en dirección a la gran puerta metálica que hay. Harry, con un hábil gesto, se sube y comienza a trepar, hasta caer al otro lado. No me muevo.

-Vamos, Lou...¿No tendrás miedo, no?-sonríe con un gesto sarcástico y cruzo los brazos mientras observo la valla y ideo un plan para escalar sin riesgo de escalabrarme yo. Pongo un pie en un saliente de la verja y empiezo a trepar, cuando llego a lo alto, miro hacia abajo y veo la gran altura que separa al suelo de mí. Y en ese momento pienso y opino que me voy a matar.

-¡Vaaaaaaaaaaaamoooooooooooos!-Harry me grita desde el suelo y yo, con mi miedo insufrible a las alturas no se me ocurre otra cosa y empiezo a llorar descontroladamente, con un ataque de histeria. Pongo las manos en mi cara y me tambaleo un poco. Ahogo gemidos de miedo y cualquiera que me viera pensaría que soy una maricona, pero bueno, lo soy en cierta parte. Quito las manos de mi cara y con las mejillas enrojecidas y los ojos nublosos, pienso en cómo voy a hacer para salir de esta.

-Louis, ¿estás llorando?-se ríe y literalmente, estoy muy arriba, por lo tanto me cago en toda su puta madre.- Venga va, ¿confías en mi?-le echo una ojeada de arriba abajo y niego con la cabeza.- Ah bueno, pues ahí te quedas.

Surrender. | Larry Stylinson |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora