22.

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Narra Louis.

Hice Spaguettis para mí,y para él un ungüento de medicinas y pócimas para que sus heridas nos fueran heridas,sino recuerdos plasmados en la piel.Ui,que bonito me ha quedado.Pero bueno,lo oía gemir y restregarse contra la puerta de placer,y yo no podía evitar un contacto mío con mi miembro,porque ese gilipollas me ponía a cien cuando gemía.Su voz era justo lo contrario que la mía.La mía era chillona y clara;la suya,ronca y grave.

Oí el agua y supe que había terminado.Salió sudando,con algunos rizos pegados a la frente y...joder,hijo de puta...Que bueno está.

-Louis...Eres muy dificil de complacer para mi miembro...El placer que tu le das,no se compara a una simple paja...He tenido que estar demasiado tiempo ahí metido...-dijo entre dientes.-Y estoy reventado,no tengo ganas ni de comer,pero al parecer,eso no es ningún problema,ya que ni siquiera me ha hecho.

Sonreí tímidamente.

-Bueno,beibi,para tí hay ungüentos mágicos que te voy a untar para que te cures.-rió levemente y me agarró por la espalda.

-Humm...Hoy estás muy cariñoso,¿eh?-le miré la cara y nos quedamos a centímetros.

-Sí...Y eso es muy raro...-chocó suavemente su nariz con la mía.Se fué hacia el salón y se sentó en el sofá,un poco magullado por la pelea.Se ve que se ha quedado sin fuerzas.Me dió pena,se ha arriesgado por mí...Fuí y me senté a su lado.

-Quítate la camiseta-me miró sorprendido pero me obedeció.Le miré el torso de nuevo,lleno de moratones y sangre fresca,pero aún así,sigue siendo totalmente deseable.

-Está bien...¿Que me vas a hacer?-dijo con rentitín.

-Túmbate,y no seas imbécil...-lo hizo y cojí un poco de ese raro puré científico para hechárselo por las heridas.Primero empecé por la más grave y masajeé la zona con cuidado.

-¡Auch!-se quejó y cojió mi mano,que tenía suelta para que se agarrara si le dolía.

-Harry...-le llamé,esperando un grotesco comentario de su parte.

-¿S-si?AUU.-me entró la risa floja al verlo tan débil frente a mí.

-¿Por qué saliste a buscarme?-él paró de moverse y de quejarse,y me miró con los ojos muy abiertos.

-La verdad...No lo sé.No soportaba la idea de que te hicieran daño.Yo...tú...Tu eres mi muñeco y nadie te toca.-me morí de amor con su respuesta.Lo esperaba todo excepto eso...Dios,es tan perfecto...

Terminé de ponerle la porquería esa y le puse unas vendas.

-Quédate...aquí.Voy a por una sudadera...

-No creo que me pueda mover.-reí leve a su comentario y fuí a mi habitación.Fuí hacia el ropero y cojí una sudadera que mi tía me había regalado en mis tiempos de obeso.A mí me queda por las rodillas,pero a Harry seguro que le queda perfecta.

Surrender. | Larry Stylinson |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora