Capítulo 16: Velocidad.

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Narra Zayn

El saco de boxeo se balanceaba delante de mis narices mientras seguía aporreándole. Uno, dos, tres golpes seguidos casi sin pestañear. Recogí los brazos y respiré hondo. Volví a aporrear durante un buen rato el saco sin respirar casi. La música inundaba mis oídos y estaba seguro que los de los vecinos también. Sonreí. No deberían comprarse casas al lado de los gimnasios de los famosos. Era cierto que esa noche solo estábamos Perrie y yo, pero ¿Acaso importaba? Volví a golpear el saco y esta vez alterné con un par de patadas. La música bajó de volumen y eché la cabeza hacia atrás suspirando. Dejé caer los brazos con resignación y miré hacia la puerta. Perrie tenía el mando en la mano y había bajado la música. Sonreía.

-¿Has terminado? Quiero irme a casa.

-¿Qué hora es?

-Las nueve y media

-¡¿Ya es tan tarde?!

-Eh, que yo acabo de mirar el reloj. Anda date una ducha y nos pasamos por algún McDonald’s de camino.

Cogí mi bolsa y me dirigí a los vestuarios dándole un beso en la frente de paso. Abrí el grifo y dejé que el agua caliente me golpease en el pecho mientras alargaba la mano hacia el champú. La música volvió a subir de volumen y tarareé aunque no me sabía muy bien la letra. No me di cuenta de que estaba encharcando el baño hasta que oí unos chapoteos fuera. Alcé una ceja y grité para hacerme oír por encima de la música.

-¿Perrie?

-Sí, Zayn. ¿Quién si no? ¿Te falta mucho?

-Puedes entrar y comprobarlo.

-Lo haría, pero ya me he duchado y te conozco. Venga, que tengo hambre.

-Aquí dentro también hay comida.

-Eres muy romántico cariño.- la oí decir en tono sarcástico. Seguro que estaba arqueando las cejas.- pero esta noche prefiero hamburguesa antes que salchicha.

Eso había sido un golpe bajo. Y eso que ella practicaba esgrima con Grace y Julia, no boxeo. Cerré el grifo y me sequé lo más rápido posible. Apagué las luces del gimnasio y rodeé a Perrie con un brazo. Habíamos dejado el coche relativamente cerca así que habría que correr poco. Miramos alrededor y no vimos ningún papparazzi o ninguna fan loca esperando. Ella uso el cronómetro y contamos hasta tres. Cerramos las puertas con un golpe seco y paramos el cronómetro mientras yo arrancaba.

-¿Cuánto hemos hecho?- inquirí.

-Treinta segundos en línea recta. Nos hemos superado cielo.- dijo mientras la chocábamos. Era común vernos así. Incluso había veces en las que pasábamos días sin hablarnos por alguna estúpida competición. A veces Tom nos preguntaba que qué demonios estábamos pensando cuando hacíamos eso. Pero éramos así, competitivos. Las pitas de los coches que habían quedado en el atasco inundaban el aire y casi no oigo a Perrie llamándome.

-Zayn. Zayn. Zayn. ¡ZAYN! ¡QUE TE ESTOY HABLANDO!

-Perdona, perdona. ¿Qué pasa?

-Has hablado con tu tía.

-No.

-¿Ah no? ¿Y cómo piensas invitarla a la boda?

-Tengo cosas más importantes en mente.

-¿Qué nuestra boda?- su voz sonaba horrorizada. Sonreí con malicia y la miré a los ojos.

-Que la boda no, que mi tía.

-Oh, te odio.

-Pero te vas a casar conmigo.

-Todavía no he firmado nada.

Good morning from the paradiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora