Capítulo 33: Never Grow Up

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Narra Julia

Intentaba respirar hondo para evitar pensar en el inmenso dolor queme producían las contracciones. Estábamos en medio de la calle, yo apoyada en las piernas de Grace mientras Tom cogía mi mano intentando tranquilizarme y Liam llamaba a la ambulancia.

“¡Voy a ser madre!” gritaba mi subconsciente. Madre a los 18 años. Cualquiera diría que estaba loca, a veces incluso yo lo pensaba, pero había algo que se anteponía a ese pensamiento y era el amor con el que Tom y yo habíamos visto todas y cada una de las ecografías que me habían hecho.

Era perfectamente consciente de a lo que no enfrentábamos, pero también sabía que íbamos a poder con ello.

-Juls, la ambulancia estará aquí en 15 minutos.- informó Liam.

-¿Puedes aguantar, nena?-preguntó Tom cuando se me escapó un débil gemido. El dolor se tornaba cada vez más insoportable.

-Puedo aguantar. Pero nos irá mejor a todos si se dan prisa.- respondí concentrándome de nuevo en respirar hondo.

Tras media hora de angustiosa espera, me subieron a la ambulancia junto a Tom rumbo al hospital. Él no me soltó la mano en ningún momento.

Cuando me metieron en la sala dónde iba a dar a luz, entró una doctora que reconocí de las veces que recogía a Nai en la facultad de medicina.

-Bueno Julia, primero que nada, felicidades por la maternidad. Por lo que veo has dilatado bastante, al menos para ser primeriza, casi tres centímetros. ¿Cada cuánto tienes contracciones?-preguntó amablemente.

-No lo he contado.- admití.

-Bien, tenemos que esperar a que dilates al menos diez centímetros para empezar a empujar. Avísame en tu próxima contracción y empezaremos a cronometrarlas.- me indicó.

Y así pasaron las siguientes tres horas. Tom entraba y salía constantemente de la habitación preguntando cómo iba todo y trayéndome noticias del “exterior”. Su madre y nuestros amigos ya habían llegado y mis padres cogerían el primer avión que saliese de Nashville a Londres.

-Es la hora, Julia.- dijo la doctora. Asentí y me coloqué como ella me indicaba. Cogí la mano de Tom y sonreímos a la vez.

“Aquí vamos” me dije, y comencé a empujar.

Narra Tom

Caminaba por el largo pasillo desde la habitación de Julia a la sala de espera con una sonrisa cruzando mi cara. Acababa de ser padre.

En ese momento mi felicidad era plena, completa, indescriptible, y aunque había visto a Julia otras veces en una cama de hospital, esta era con diferencia la vez que más le habían brillado los ojos.

Abrí la puerta de la sala de espera y noté como todas las caras se volvían a mirarme. Sonreí aún más (si se puede) al ver que todos estábamos reunidos de nuevo.

Mi madre había llegado de Plymouth hacía tan solo hora y media. Eleanor había venido en coche desde Manchester a toda la velocidad permitida (y probablemente tendría dos o tres multas al llegar a casa). Connor, Tristan, Brad y James también habían cruzado Londres para venir. Julia iba a flipar cuando los viese a todos aquí.

-¿Cómo ha ido?-preguntó Taylor.

-Está bien. Los tres están bien.-dije ampliando mi sonrisa. “Tío, que parezco el Joker, me van a dar agujetas en la cara” pensé. Pero me dio igual.

Casi a las 6am llegaron los padres de Julia y pasaron junto con mi madre a verla. Los guié a través del pasillo y puedo jurar que vi John con los ojos aguados.

-¿Cómo ha ido todo, princesa?- preguntó a su única hija.

-¡Papá! ¡Te he dicho que odio que me llames princesa!- respondió su hija rodando los ojos.

-Y yo te repito que me da igual que lo odies, siempre vas a ser mi princesa.- espetó su padre con suavidad.

Narra Grace

-Está bien. Los tres están bien.- dijo Tom respondiendo a Taylor y ensanchando su sonrisa y sonreí a su vez. Pero un momento… ¿Tres?

-¡¿Los tres?! ¡¿Julia había tenido gemelos y yo me entero ahora?! Pero ¡¿qué clase de amistad era esta?! ¡Se supone que estas cosas al menos se avisan!-grité levantándome.

-Reina, Tom acaba de entrar con los felices abuelos. Reserva fuerzas para gritarles después a la cara.- dijo Liam aguantándose la risa. Más o menos como todos los que estaban en ese momento en la sala, ganándose una preciosa mirada asesina por mi parte.

-Vamos, Grace. Admite que te ha sorprendido al menos. Seguro que no esperabas gemelos.- dijo James riendo. Traté de mantenerle una mirada asesina pero fue imposible y rompí a reír con él. James y su risa contagiosa hacían, como siempre, de las suyas y echaban por tierra mi famosa imagen de “volcán en erupción” como decía Ed.

Me senté de nuevo entre Liam y Harry y apoyé mi cabeza en el hombro del primero. Él se limitó a acariciarme el hombro y a dejar suaves besos en mi coronilla. Tras un tiempo que me pareció interminable, los felices abuelos salieron con unas sonrisas aún más amplias de lo que jamás creí ver en la cara de alguien. ¿Es que íbamos a salir de la habitación transformado en Jokers o qué?

-Grace, ¿puedes venir tú sola primero? Julia quiere hablar contigo.- dijo Tom.

-Es lo mínimo que puede hacer después de tenerme tres meses con la intriga.- dije molesta. Todos rieron por lo bajo provocando que rodara los ojos. Para cuando llegué a la habitación ya estaba totalmente desquiciada.

-Devonne y Carter Daley.- susurró Julia cuando entré por la puerta. Sostenía dos bebés pequeñísimos y sonreía, más feliz de lo que jamás la había visto. Me emocioné.

-Te odio por no decírmelo.- dije con voz quebrada.

-¿Estás llorando, Grace?- preguntó Tom a mi espalda.

-No. Llorar es para los perdedores, y esta noche nosotros hemos ganado la mayor medalla de oro del mundo.- respondí acariciando la manita de Carter. Él rodeó mi dedo con ella y se aferró a él, provocando que una lágrima de felicidad cayese por el rostro de Julia.

“Nos crezcáis nunca, pequeños” pensé.

Good morning from the paradiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora