Aaron #TeenAwards2017 ©

Capítulo 14.

Volví a casa más feliz que nunca. El que hubiesen discutido me alegraba y ni yo sabía porqué. Además, Aaron me había invitado a salir y quién sabe, quizá surga el amor.

Ni lo sueñes, es el novio de tu mejor amiga.

No tardé mucho en ir a casa; estaba a unas cuantas casas de la mía y se podía ir andando perfectamente. Saqué la llave de mi bolso y, arrastrando la maleta conmigo contemplé atónita el panorama.

La música estaba bastante alta, tuve que tapar mis oídos para no reventarme los tímpanos. El olor a porro no tardaba en colarse en mis fosas nasales y gente bailaba animadamente, bebía e incluso se besaban y metían mano ferozmente.

Yo estaba que echaba humos y esto no se iba a quedar así.

—¡FUERA TODO EL MUNDO DE MI PUTA CASA! —la música se paró y todos me observaban como si fuese una loca. —¿No oís? ¡Fuera dije! —no tardaron mucho en salir corriendo de mi hogar.

Imbéciles.

Dylan bajaba, observando toda la casa con sus ojos como platos, haciéndose el tonto.

—¿Me ves cara de idiota? —me crucé de brazos.

—Lo siento. —dijo cabizbaja. —Puedo explicarlo.

—Empieza.

—Vale, no, no puedo. Aproveché que estabas fuera y... Monté esta fiesta.

—Ya me he dado cuenta de eso. —dije con un tono de obviedad. —¿Sabes que me has traicionando, no?

—Lo sé. Tranquila, haré todos los deberes del hogar hasta que tú digas.

—¿Cómo? ¿Qué me estás contando? Ahora mismo te largas de mi casa, sin mirar atrás y sin volver aquí.

—¿Y qué haré yo, ahí sólo en la calle?

—Búscate la vida. Mañana por la mañana te vas. —subí las escaleras dispuesta a irme a la habitación y descansar.

Cuando el pijama ya estaba puesto y yo tumbada en la cama para dormir, el móvil sonó indicándome una llamada. Cogí el móvil a regañadientes.

—¿Quién?

—Emily, ¿te desperté o algo? —era Aaron.

—No, estaba a punto de dormirme.

—Yo igual, pero me parecía mejor llamarte —inconsciente, sonreí. —Querría preguntarte algo.

—En primer lugar, ¿quién te dió mi número?

—¿No es obvio? Alysson.

—¿Sigues enfadada con ella?

—Ese no es el punto, además hablaremos de eso mañana. ¿Querrías salir conmigo a la cafetería “Coffee & Tea”?

Mi subconsciente daba saltitos de alegría, pero me obligué a mantener la calma.

—Claro, ¿por qué no?

—¡Bien! Me alegro mucho. Entonces te paso a recoger a las... ¿18:30?

—Me viene genial. Cuídate. —colgué.

•••

Hoy era viernes y desperté más feliz que nunca por primera vez en la vida. Aaron hacia que mis días se alegrasen y, a la mínima cualquier sonrisa suya ya me transmitía una energía positiva, cautivadora.

Después de desayunar, vestirme, lavarme los dientes y demás, encontré una nota encima del frigorífico.

“De verdad, siento mucho lo que ha pasado. Sabes que desde que me conocías era muy fiestero, me conoces. Dirás: eso no justifica tu traición.