Capítulo 27-P.

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**penúltimo capítulo**

Mis ojos se abrieron lentamente. Había despertado feliz, pues sabía que tenía a la persona más importante de mi vida. Porque gracias a las rupturas que habíamos tenido, las desconfianzas y demás me había dado cuenta de que le quería más que a nadie. Todo el mundo me había traicionado, y eso era algo que en el fondo me dolía muchísimo. También me dolía -aunque eso ya fuese agua pasada- que Aaron no hubiese confiado en mí al 100%.

Pero... Estaba dispuesta a confiar en él, a darle una oportunidad, porque sabía que no la iba a cagar nuevamente, porque sabía que todo lo vivido merecía la pena sólo por estar con él, sólo por él.

Cuando me levanté, dispuesta a prepararme el desayuno, sonó el timbre. Sabía que era mi chico, él me había comentado que vendría por la mañana temprano para visitarme. Por lo que, corrí dando palmaditas y sonriendo como una tonta, como una adolescente que esperaba a su novio de instituto.

Una vez haber bajado las escaleras, abrí la puerta, sonriendo ampliamente. Le rodeé en mis brazos. Respondió rápidamente al abrazo.

—¿Cómo estás? —preguntó. Hice un ademán con la mano para que pasase.

—Yo estoy bien,¿y tú? La verdad es que he estado pensando en ti.

—Y yo. Desde que empezamos a salir he estado pensando en tí; por lo que fíjate.

Sonreí.

—¿Quieres desayunar? De alguna manera tendré que devolverte el favor de aquél día, cuando me escribiste la carta. Aún la guardo.

—La verdad es que ya he desayunado, pero tampoco me vendría mal algo más -se metió las manos en los bolsillos de su pantalón—. Aunque... Pensándolo bien, mi mejor desayuno sería un poquitín de tus labios, ¿me dejas besarte?

Sonreí pícaramente. La verdad es que a mí también me apetecía besarle muchísimo, haría lo que fuese. Pero quería reservar eso para esta noche. Había reservado una mesa en un restaurante muy lujoso. Esta noche iba a ser nuestra, lo íbamos a pasar de diez y por eso quería esperar al momento adecuado.

—Mhm, la verdad es que quiero reservar eso para esta noche. Hasta entonces, te aguantas con unos croissants y unas tostadas, ¿bien?

Él gruñó.

—Con lo que me apetecía... Pero esperaré, sólo por tí.

Sonreí satisfecha a la vez que me dirigía a la cocina y ponía pan en la tostadora. Este desayuno, se lo merecía, por lo que pensaba hacerlo con mucho amor.

•••

Até mi cabello largo en un moño muy retocado, cuidando cada detalle y adornándolo con pinzas. Planché por última vez mi vestido, quería que en esta noche, todo fuese extremadamente perfecto. Por último; volví a ponerme el labial carmín y sonreí con el resultado conseguido. La verdad es que estaba contentísima con el resultado, más que nada porque sabía que a Aaron le iba a encantar.

Caminé impaciente por todo el salón, escuchando cómo los tacones que llevaba puestos resonaban por toda la casa. Me mordía las uñas, pensando en dónde podría estar este hombre y el porqué del retraso. Tampoco esperaba que fuese super puntual, porque entonces no me daría tiempo a hacer todo lo que quisiese o hacerme arreglillos, pero llevaba diez minutos de retraso y poco más y comenzaba a desesperarme.

Alcanzé mi móvil y comencé a teclear los dígitos que formaban el número de mi chico, pero entonces sonó el timbre y sonreí ampliamente. Por fin había llegado. Y me sentía rara, más rara de lo normal. Sentía emociones súper bonitas que en ocasiones ya las había sentido con él, pero no tan intensas como hoy. Sentía felicidad, alegría, me sentía especial, especial por tener al hombre que siempre quise a mi lado. Me sentía más enamorada, cada día me enamoraba más de este chico y era algo que no podía evitar, y eso me ponía muy feliz.

Suspiré hondo antes de abrir la puerta. Observé a Aaron atentamente; llevaba una camisa blanca y una americana negra. Unas zapatillas negras al igual que su chaqueta y unos jeans azules.

—Vaya —murmuró mientras me observaba atónito. Sonreí, pero no dije nada—. Mira que estás guapa siempre, pero hoy te has superado.

—Gracias, amor. Tú también estás guapísimo.

Olí asombrada el perfume que él tenía puesto. Tan fuerte, varonil, sexy...

—Me he arreglado por ti. ¿Nos vamos entonces? —inquirió mientras agitaba las llaves de su coche.

—Por supuesto.

Andamos hasta su coche en completo silencio. No era de esos silencios incómodos que yo tanto odiaba, eran de esos en los que ambos sabíamos lo que el otro sentía, ambos sabíamos que no hacían falta palabras, con las miradas que nos dábamos ya bastaba.

Subimos a su vehículo. Después de que éste emprendiese el camino al restaurante, ajusté mi cinturón y volví a respirar hondo.
—¿Qué te pasa? —preguntó mientras sentía cómo me miraba por el rabillo del ojo.

—Que te quiero, eso es lo que me pasa.

—¿En serio? —se hizo el imbécil— Saber eso me pone muy feliz, ¿lo sabes?

—¿En serio? —imité sus palabras— Saber eso me pone aún más feliz, ¿lo sabes?

—Por supuesto que lo sé.

—Y saber que esta noche te daré unos achuchones y... Quizá algo más también me pone muy feliz... Pero no sé si a tí también.

—Oh, parece mentira que no me conozcas —fingió estar ofendido—. Pero te perdono sólo esta vez, pequeña.

—Pequeña tu polla.

Aaron se giró, asombrado por mis palabras. Intenté esconder la enorme carcajada que pronto saldría de mi boca. Sólo le había dicho eso para bromear.

—¿Me estás vacilando, no?

Solté la carcajada que llevaba dentro y que tanto trataba de ocultar.

—Tranquilo, si tu pene es bien grande.

Sonrió orgulloso.

—La verdad es que ya lo sabía.

•••

La cita había ido genial. La había disfrutado como nunca y Aaron me había dicho tantas cosas bonitas que en ocasiones —puede que sea exagerado— tuve unas ganas inmensas de llorar. Ahora nos encontrábamos andando por los barrios de mi casa, borrachos y disfrutando de la vida, porque para eso estaba. Para disfrutarla hasta el final de tus días. Y eso es lo que haré, pero con mi novio.

Entre caminatas visualizé a mi querida amiga: Alysson. Estaba a punto de cruzar el paso de peatones, pero entonces me adelanté y corrí hacia ella, impidiendo que pudiese cruzar. Quería darle su merecido, Aaron estaba a mi lado sin hacer nada. Pobre de él, no se imaginaba lo que iba a hacer.

—Amiga, ¿cómo estás? —si no estuviese borracha seguramente no estaría haciendo esto, la ignoraría y punto. Pero como sí lo estaba, pues tendría que aguantarse.

—E.. Emily, déjame. Tan sólo... Déjame ir.

¿A qué se refería con esas palabras?

—Eres una maldita puta ¿sabes?

—Em, no volverás a verme en tu vida. Eso es lo que quieres, ¿verdad? —sentí cómo cada vez se ponía más nerviosa. Un coche se aproximaba, y entonces veía cómo comenzaba a sudar. ¿Qué le pasaba?

A medida que el coche se iba acercando, ella se acercaba más al paso de cebra. Quería estampar mi puño en su cara, que sintiese el dolor que yo sentí al ser traicionada por parte suya —aunque no fuese el mismo dolor—, pero no me dio tiempo. Observé asombrada cómo el coche venía volando, y cómo Alysson daba unos pasos adelante. El coche se la llevó tan rápido, que ni siquiera tuve tiempo de gritar de horror.

Ahora entendía sus palabras. Lo que ella me intentaba decir era que se iba a suicidar y yo fui tan tonta, que no pude evitarlo.

•••

no me puedo creer que en el siguiente capítulo lleguemos al final. enserio, no quiero llorar.

podéis dejar vuestras preguntas a Aaron/Emily, a cualquiera. ¡gracias!

Hannah is out.❤

Aaron #TeenAwards2017 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora