Maratón 1/3.

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Dejó sus maletas en el suelo, y se sentó en el sofá. Aparte sus cosas a un lado y me senté a su lado.

—¿Y esas maletas? —era lo único que se me ocurría decirle.

—¡Que me quedo a vivir aquí!

Una sonrisa pinto mis labios. Seguro que estaba bromeando; pero después le miré. Estaba completamente serio, no estaba haciendo ninguna broma.

—¿Pero, ya tienes la casa pagada, no?

—No, obviamente. Me quedo contigo, a vivir.

Después de decirle todo el rato que no; como la tonta y blanda que soy, le acabé diciendo que sí. Obviamente, le expliqué las condiciones, el precio del alquiler y que ya que me iba de casa por —quizá— algunos días, que cuidase muy bien de ella.

—¡Por supuesto!

Pero ese “por supuesto”... No me dió toda la confianza... Después de tantos años sin vernos, alomejor podría ser un psicópata... Presentía que este la iba a liar.

«Y estaba en lo cierto»

•••

Cogí mi maleta, dispuesta a irme. Bajé las escaleras, Dylan dormía en el sofá, y pensé que no le iba a despertar solo para despedirme. Mejor le llamaba por teléfono; lo mismo que con Alysson.

Cogí mis llaves. Siempre se me olvidaban, pero esta vez no. Abrí la puerta e intentando no hacer ruido, la cerré.

5 minutos. 10 minutos. 20 minutos, y por fin vi a un taxi. Alcé la mano indicándole que quería que parase; y efectivamente lo hizo.

Éste me sonrió amablemente y me ayudo con la maleta. Le indiqué la dirección hacia el aeropuerto, y muerta del sueño cerré mis ojos cansados.

•••

Perdí la noción del tiempo y en abrir y cerrar de ojos ya habíamos llegado.

—¿¡Hey?! ¡Despierte! —me gritaba constantemente el conductor.

—Ya voy... Ya voy... —bostecé y salí del taxi. Fui hacia el maletero, dónde se encontraban mis cosas. Una vez haberlas cogido, le pagué. —Quédese con el cambio.

—Gracias, buen viaje. —arrancó y se fue.

Delante mía contemplé el gigante aereopuerto. Suspiré y me dirigí hacia éste.

Aaron #TeenAwards2017 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora