Capítulo 15.

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Las horas habían transcurrido. Me encontraba descansando en mi habitación mientras que escuchaba música. Estaba intentando olvidar lo ocurrido, cuando el timbre sonó.

Mi “cita” había llegado.

Bajé las escaleras, secando el sudor que se había concentrado en mis manos. Mis piernas temblaban, era increíble qué efectos secundarios me producía Aaron.

—Llegaste —abrí la puerta, decidida.

—¿Cómo no? —sonrió, dulcemente. —Estás guapa.

Vale. Mi vida había acabado. No sabía cómo responder a eso.

Él tampoco se quedaba atrás. Llevaba unos pitillo que le quedaban genial, una camiseta de manga corta negra y unas vans. Sexy, sexy y más sexy.

—Gracias —me limité a decir. —. Tú tampoco te quedas atrás —volvió a sonreir.
—¿Nos vamos?

Asentí y cogí mi móvil. Lo último por hacer era cerrar la puerta con llave y nos pondríamos en marcha.

—Vives en un sitio bonito —comentó mientras bajábamos las escaleras.

—Sí, lo sé. La verdad es que cuando vine aquí por primera vez, me enamoré.

—Y, hablando de enamoramientos —ya estábamos en la calle, caminábamos lentamente. —, ¿tienes pareja? —sentí cómo me miraba de reojo.

¿Por qué hacía esa pregunta? ¿Por qué debía de importarle?

—No —negué con la cabeza. —. ¿Por?

—Eso está bien. Intento entablar un tema de conversación.

—Pues... Entonces hablemos de Alysson.

Señalé la cafetería. Sin darme cuenta, habíamos llegado.

—¿Tomamos asiento? —preguntó y asentí. —¿Por qué quieres hablar de ella? —cuestionó, una vez que nos habíamos sentado.

—Hablamos de ti —me encogí de hombros. —. Y se enfadó porque según ella me puse de tu parte cuando te mandó a dormir en el sofá. Al final, nos enfadamos. Y me acabó llamando zorra.

Abrió los ojos como platos.

—¿En serio te dijo eso?

—Como te lo cuento, Aaron.

—Es increíble. No sé ya qué le pasa a esta chica. No quiero ser muy arriesgado, tampoco muy exagerado... Pero esta noche pensaré en si dejarla o no. Sinceramente, no me está gustando su comportamiento.

¡Déjala, déjala!

Realmente quería que la dejase. No solo porque en estas circunstancias la odiaba con todo mi ser, también porque así tendría vía libre con Aaron. ¿Por qué no?

—Quizá sea lo mejor para los dos. —dije.

Sí, y para tí también.

—Pero... No. Alomejor me estoy precipitando. Quizá es que solo tiene unos días malos. Sé que todo se arreglara, o eso esperó.

Mi corazón dió un vuelco en ese instante. No podía luchar contra el amor, tampoco podía luchar para intentar que ellos dos rompieran. Pero... Algo dentro de mí deseaba con todo mi ser que la dejase.

—Bueno. ¿Hemos venido aquí para hablar de Alysson?

—Por supuesto que no... ¿de qué quieres hablar?

—¿Sabes quién es April? —negué con la cabeza. —Mi hija. Le he hablado de tí, está muriéndose por conocerte.

—¿Y qué le has dicho?

—Que eres maravillosa. Guapa, lista, culta, tímida... —sonrió. —Todo lo que dije es verdad.

¿Por qué me decía estas cosas? Debía sentirme halagada, sí. Pero, ¿de qué me servía? Él estaba con Alysson, así que cualquier comentario bueno que hiciese respecto a mí se iría tirado al váter.

—¿Cuándo me la presentarás?

—¿Cuándo querrías?

—Hombre, cuanto más antes, mejor. ¿Mañana estaría bien?

—Claro —asintió levemente.

—Descríbemela.

—Bueno... Es tan guapa como tú.

Sentía cómo mis mejillas comenzaban a arder. Es comentario se lo podía haber ahorrado perfectamente. Su cabeza se iba acercando lentamente a la mía, haciendo que mi respiración no volviese a ser regular. Él estaba tan cerca mía... Invadiendo mi espacio personal. Tanto, que nuestras respiraciones se mezclaban, haciéndome estremecer. La llema de su dedo índice levantó mi barbilla. Nuestros labios ya se rozaban, era el comienzo de una apasionado beso.

—¿Qué desean? —la voz de a camarera nos sobresaltó. Aaron se apartó rápidamente.

—Nada, yo... Ya me iba —agité mis manos, intentando darme un poco de aire en la cara.

—¿Ya? —preguntó Aaron.

—Ehm, sí —me levanté del asiento. —¡Nos vemos! —salí corriendo de aquél lugar.

Mi cabeza no podía procesar bien el momento. ¿Es que había oído mal y no dijo claramente que no pensaba dejar a Alysson? Quizá... Sólo intentaba jugar conmigo, y no podía permitir eso. Ahora más que nada mis sentimientos eran una locura... Definitivamente hoy no iba a dormir bien.

Aaron #TeenAwards2017 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora