Capítulo 28-F.

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**capítulo final :) (muy especial)**

•••

1 año y medio después.

A pesar de lo vivido, aquí estábamos Aaron y yo. Tan felices como el primer día, tan enamorados como el primer día. Lo nuestro cada vez se había intensificado más y nos decíamos tantas cosas bonitas... Me parecía increíble que lo nuestro no hubiese muerto después de saber que ambos éramos muy parecidos. Los dos teníamos un fuerte carácter y cualquiera podría decir que por eso ya no deberíamos estar juntos, pero todo eso era mentira. Cada día nos llevábamos mejor.

No iba a mentir; a veces teníamos nuestras discusiones, las rabietas de todas las parejas que, aunque no fuesen para tanto, te hacían sentir que en cualquier momento explotarías y que te dejarías llevar por el impulso, dejases a tu pareja... Y sinceramente esa era la peor sensación que en este año lleno de sorpresas me llevé.

Luego estaba Alysson. Ni siquiera pude derramar lágrimas, tan sólo me lo guardé todo tan adentro... Preguntas no dejaban de formularse en mi cabeza. La que más: ¿Por qué? ¿Por qué Alysson decidió suicidarse así tal cuál, dejando a todos? Ella no tenía una vida mala, no tenía algo por lo que sufrir y por lo tanto suicidarse. Ella disfrutaba haciendo daño a los demás, por lo que supongo que llevaba una vida feliz. Pensar en eso me producía un nudo en la garganta tan grande, que temía que nunca se fuese a ir. Pero no iba a llorar.

—¿Cariño? —Aaron me llamó desde laa escaleras. Se había mudado conmigo— Ah, estás ahí. Creí que habías salido.

—No, ¿adónde iría? —reí y agité mis pequeñas manos en dirección a mi cara. El aire que éstas me producían no era muy placentero, pero al menos servía— En serio, este calor me está matando.

—Pues encendemos el aire acondicionado, que te quiero aquí conmigo, hasta el resto de mis días. Así que quítate de la cabeza la idea de morirte.

—¿Qué más da? Seguramente tú te sacrificarías por mí, ¿o no? —enarqué una ceja. Sabía la respuesta perfectamente.

—Bueno, nunca lo sabrás.

Bajó las escaleras y se dirigió hacia mí. Rodeó sus brazos en mi cintura y se apegó más a mí. Sonreí sin querer, aún seguía un poco enfadada por lo de antes.

—Quita —le empujé levemente y me dirigí a la cocina. Apoyé mis codos en la encimera y posé mis manos en la barbilla. Le observé.

—¿Te enfadaste?

—No quiero besarte, ¿pasa algo por eso?

—Pues estás consiguiendo que tenga más ganas, me pone cuando me rechazas —se relamió los labios e hice un gran esfuerzo para no abalanzarme a sus brazos.

—Vale, sí estoy enfadada, ¿contento?

—¿Y eso por qué?

—Esta mañana te comiste el último bollo que había de desayuno, ¡y era mío!

Vi cómo una sonrisa divertida aparecía por sus labios. Seguramente ahora él estaría pensando que yo estaba loca; pero nadie se metía con mis bollos.

—Lo siento... Seguro que dejarás el enfado a un lado esta noche.

—¿Qué pasa esta noche? —pregunté confusa. No me había comentado nada.

—Es sorpresa. Tú sólo llévate un bikini o bañador.

•••

Después de haber pasado el día con Aaron, dándonos mimos, besos, achuchones y demás, llegó la hora de ir al sitio sorpresa que había planeado éste. Deduje que íbamos a ir a la playa porque sino, ¿por qué me tendría que llevar bikini? Por lo que elegí uno con estampado floral muy simple y unas chanclas azules sin nada especial. Me llevé una toalla azul también y bajé las escaleras. Aaron ya se encontraba allí, comiéndose las uñas y extremadamente nervioso. Sabía que algo le pasaba porque siempre se mordía las uñas.

—¿Cari? —le llamé— ¿Qué te pasa?

—Nada... Quiero que sepas que en este año y poco más has sido una persona súper importante en mi vida. A pesar de las múltiples cosas que se interpusieron entre nosotros... Te quiero, y no dejaré que te vayas de mi lado, ¿bien? Quédate con eso.

—Me estás asustando, en serio, ¿qué te pasa?

—E... Estoy perfectamente, ¿nos vamos?

Asentí en silencio, frunciendo el ceño. Sabía que le pasaba algo, pero quería que me lo dijese tranquilamente, sin que se sintiese presionado. Andamos hacia su coche; observé atentamente cómo el sol se iba escondiendo bajo las nubes y se formaba el atardecer. Había un poco de aire, suficiente para que mis pelos se erizasen ligeramente.

El trayecto fue en completo silencio, algo que agradecí enteramente. Quería disfrutar del camino observando el asfalto, pensando en mis cosas y en silencio. Normalmente siempre quería ruidos, gente hablando. Pero hoy fue diferente, hoy necesitaba esa tranquilidad y no sabía porqué.

Al final llegamos más rápido de lo que yo creí. No le dí tiempo a Aaron para reaccionar, pues yo ya estaba fuera del coche, corriendo por la suave y blanca arena, sintiéndome tan libre... El azul del mar contrastaba con el amarillo anaranjado del cielo, era una visión muy bonita. La playa estaba totalmente desierta, toda para nosotros. Me solté la coleta de mi cabello, mientras que esperaba a Aaron para meternos rápidamente en el agua. Sinceramente tenía muchas ganas.

—¿Vamos? —pregunté, mientras me preparaba para correr velozmente hacia el agua.

—Sí.

Corrí destino al mar, sintiendo cómo el aire azotaba mi cara de una manera placentera. En ese momento todo, exactamente todo estaba olvidado. Casi cuando me iba a meter, sentí unos brazos alrededor de mi cintura y en un abrir y cerrar de ojos, mis pies no tocaban la arena.

—¡Bájame Aaron! —los dos comenzamos a reírnos, sin ningún sentido. Simplemente, la ocasión lo merecía.

—¿Nos bañamos juntos? —dijo éste, mientras que su risa comenzaba a relajarse.

—Por supuesto.

Cuando ya terminamos de bañarnos, fuimos hacia la orilla, ya secos. Nos sentamos y observamos al frente. Ambos estábamos felices, sonrientes. Sonreímos como bobos y en ese momento, no había explicación alguna, pero para nosotros sí.

Ese día fue bastante especial, para los dos.

—¿Hacemos un castillo de arena? —sugirió Aaron. Asentí feliz. No hacía castillos desde que era pequeña— No, no. Tú cava por ahí yo por aquí.

Le hice caso sin entender muy bien y cavé donde me había señalado. Enterré mis dedos en la arena y comencé a sacar barro.

—¡Oh, mira lo que encontré! —cogí la pequeña caja negra que había enterrada en la arena— ¿De quién será?

—Tuya, amor, tuya —sonrió ampliamente Aaron, luego se levantó y después se arrodilló. ¿No sería lo que yo creía...?

—¿A qué te refieres?

—Quiero decir que... ¿te quieres casar conmigo?

•••

lloro T-T. al fin llegamos al final de la historia, estoy muy emocionada pero a la vez muy triste. sinceramente no me puedo creer que hayamos llegado tan lejos, ¡GRACIAS A VOSOTROS!

pero me reservo todo esto para los agradecimientos.

Hannah is out.❤

Aaron #TeenAwards2017 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora