Todo mi amor

Monstruos que se mueven en las sombras

El bosque al que Stiles se acaba de adentrar por segunda vez en el día era aún mas siniestro en la obscuridad, la única luz perceptible era la de la luna.

Cualquiera que estuviese consciente de los eventos sobrenaturales que acontecían en la ciudad se hubiera mantenido fuera del bosque, especialmente de noche, cualquiera que no desease una muerte dolorosa, cualquiera que no estuviese segado por un arranqué de ira, cualquiera que no fuese el chico Stilinski.

-No debí haber pedido ayuda a Derek, debí haber pedido ayuda a Chris Argent en lugar de...- tras esa frase, se golpeo la cara con la palma de su mano- ¡Oh maldita sea! Pude haber pedido ayuda a Chris en lugar de ir a rogarle al amargado de Derek Hale.

La idea sonaba tan obvia que el sólo pensar que la había pasado por alto lo hacía sentir la persona más estúpida del mundo, sobretodo después de lo que acababa de pasar en el loft. El señor Argent, al ser un cazador experimentado y con una gran disposición a ayudar a cualquier humano en peligro, pudo haber accedo al pedido de ayuda de Stiles, incluso si en el pasado trato de cazar a Scott, ahora era un gran aliado.

-¿Cómo pude ser tan estúpido como para ir con ese lobo antes que con Argent?

Siguió pensando en voz alta mientras trataba de encontrar el camino a su vehículo. Pateo un par de piedras y hojas en un intento de desquitar su coraje. La reacción de Derek le había dolido.

El bosque parecía no cambiar a pesar de haber estado caminando por un buen rato, incluso llegó a creer que había estado caminando en círculos. Los árboles se veían igual de tenebrosos desde cualquier punto de vista.

En el pasado, no sentía tanto miedo al estar ahí, la noche en que Scott fue mordido por Peter era una prueba que al menos en aquel entonces el bosque no era el lugar al que más temía.

No había ya nada que hacer, estaba en un bosque oscuro, y nadie lo sabía. Podía morir en ese bosque y nadie tendría la más remota idea de que su cadáver estaría ahí.

"La próxima vez espera a que sea de día" dijo una voz en la cabeza se Stiles, la cual le dio un golpe en el orgullo. Derek le había dicho eso mismo, pero cuando uno se ve invadido por el pánico, no piensa claramente. Jamás admitiría que había sido por lejos su idea más suicida y ridícula.

Pisó un gran charco de lodo haciéndole soltar una palabrota en alto.

Siguió caminando hasta dar con más charcos. De no estar tan molesto con la criatura sobrenatural que era Derek, habría podido apreciar la belleza natural de la que estaba rodeado. Habría podido apreciar como el tranquilo silencio del bosque se veía interrumpido por el crujir de pisadas. Habría escuchado que sus pisadas, no eran las únicas en el bosque.

Unos cuantos charcos de lodo y un árbol caído después, y pudo ver a distancia su maravilloso auto, aún con la puerta del conductor abierta y con los cristales cubiertos de gotas de lluvia.

-¡Oh, bebé!- gritó cariñosamente.

Pero sus oídos fueron lo suficientemente capaces de escuchar las hojas que se quebraban a su espalda. Sus ojos pasaron de su tan preciado auto a lo que se encontraba detrás suyo.

Su corazón se detuvo ante lo que tenía en frente. La suave luz que pasaba atreves de las ramas de los gruesos arboles era más que suficiente para hacer visible a la criatura.

El pánico no dejaba que soltara una oración coherente. Sus piernas se volvieron de gelatina, y su rostro ya no tenía una gota de sangre corriendo por sus venas. Su alma se congelo.

Incluso entre toda la penumbra pudo apreciar la espeluznante figura de aquel monstruo, o por lo menos lo que a grandes rasgos era visible. Todo su cuerpo estaba cubierto por una túnica tan negra como la misma noche, y su rostro estaba cubierto por una capucha. Tenían la misma altura aparentemente, y aquella figura tan siniestra emanaba un frío asesino.