Azul-tristeza, rojo-furia

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-Está grabando...- dijo la voz seca de un hombre con acento británico- ¿le importaría contarme de nuevo que sucedió?

No hubo una respuesta, al menos no una audible ya que solo era una grabación de audio.

-Está a salvo aquí, Señor, nadie va a dañarlo mientras éste aquí- aseguró el mismo hombre con tranquilidad- así que necesito que me diga lo que sucedió.

Hubo unos segundos de silencio.

-Está bien- dijo un segundo hombre con voz temblorosa y con el mismo acento.

Había un poco de estática en aquella grabación, sin embargo era perfectamente entendible.

-Mi...mi... Mi esposa y yo estábamos limpiando la casa. Hace ya un año que nuestra hija había muerto de cáncer. Y decidimos que tal vez ya era hora de dar el primer paso y tirar un par de cosas...

-Continué- pidió amablemente el primer hombre.

-Estábamos terminando de guardar los juguetes, cuando mi esposa comenzó a soltar un par de lágrimas y me dijo que también tiraría unas cosas del ático- el segundo hombre comenzó a sollozar en voz baja-, no quería que la viese llorar, así que le seguí la corriente...

-¿Señor?- preguntó el hombre que parecía ser el oficial.

-Yo...yo seguía en el cuarto cuando... Cuando pasó...- el hombre comenzó a sollozar otra vez.

-¿Qué sucedió, señor Crawford?

-La... La escuché... La escuché gritar- susurró el señor Crawford- así que fui a la cocina y saque de un cajón mi arma. Su..subí a ver a mi esposa, recuerdo haberme sentido mal de repente, había un olor muy fuerte, olía a medicamentos y conforme me acercaba al ático el olor se hacía cada vez más fuerte y... Ahí... Ahí estaba esa... Esa...

El señor Crawford se atraganto por un segundo.

-¿Había alguien más en el ático con su mujer?- preguntó aún sereno el que daba indicios de ser el oficial.

-¡ESA COSA!- vociferó el señor Crawford- ¡ESA COSA ESTABA FRENTE A MI ESPOSA! ¡Y LE DISPARE!

-¿Puede describir lo que vio?- pidió el oficial.

Pero el señor Crawford no dijo nada, el silencio que había en la grabación era lúgubre y asesino, esparciendo miedo en sus oyentes.

-¿Señor Crawford, necesita que alguien venga a...?- el oficial no pudo terminar la pregunta.

-Oh Dios mío...-susurró el señor Crawford- Aquellos que se han vuelto azules...Aquellos que se han vuelto azules...

-¿Está usted...?

-¡OH POR DIOS!- gritó Crawford.

El otro hombre estuvo por decir algo, pero el señor Crawford comenzó a intensificar sus gritos:

-¡AHHHHHH!

Y tras ese agonizante alarido, se escucho como una silla fue arrojada a lo lejos mientras los dos hombres luchaban por algo...

-¡Señor deténgase ahora!- exigió el agente- ¡NO, SEÑOR, NO...!

¡PUM!

No hizo falta ver la escena para saber lo que sucedió: el señor Crawford se había dado un tiro.

Stiles dio un brinco del susto. Derek y él estaban en la cocina de la casa del último.

-Lo siento- inició Derek- realmente no quería que escucharas esto...pero tienes derecho a saberlo, esto te afecta a ti.

Todo mi amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora