Todo mi amor

Antes de Scott

Según el reloj analógico colgado en la pared de la sala de arte eran las tres y quince.

No eran las tres y quince.

A Stiles le daba vueltas la cabeza. Como si se hubiera levantado de golpe de la cama. Y sus pensamientos formaban una algarabía estruendosa que sólo empeoraba su malestar.

"¡ESTÁ AQUÍ, ESTÁ AQUÍ!" gritaba su voz interior.

"¡CORRE!" demandaba otro pensamiento.

"¡ESTÁ OCULTANDO ALGO!" declaró uno distinto.

Stiles no estaba seguro de cuantos pensamientos con su voz estaban gritando al mismo tiempo. Pero fue incluso peor cuando se dio cuenta de que tan oscuros se podían volver sus pensamientos estando en peligro. Fue incluso peor cuando un pensamiento silencio a los demás, con una voz atronadora que nisiquiera parecía la suya, sugiriendo... No, más bien, ordenando lo siguiente:

"¡ACABA CON ELLA!"

La algarabía desapareció abriendo paso a un silencio mortal. Silencio que no duró mucho. Otra voz, que tampoco era la suya, intervino. Aunque tampoco era la suya, no le resultó desconocida ni perturbadora. Más bien, tranquilizante.

"Uno es un accidente, dos es una coincidencia y tres es un patrón"

Era la voz de su padre.

Stiles siempre había considerado a su padre un hombre muy sensato. Y como su padre se regía por aquella creencia, Stiles también lo hacía.

Así que, de acuerdo, con lo anterior, el que Willow estuviera en la misma habitación en la que creyó haber visto un monstruo, era sólo una coincidencia. O al menos eso quería pensar Stiles.

A Stiles le pareció que apesar de haber transcurrido sólo un par de segundos en el plano físico, en su cabeza habían trascurrido tres meses a la velocidad de un caracol.

La habitación no ayudaba mucho a mejorar la opinión de Stiles. Hacía frío ahí adentro, los colores de las acuarelas colgadas eran colores sombríos. Había un par de retratos que parecían estar vigilándolo. Y un bastidor había sido pintado con un color bastante parecido al de la sangre.

-¿Stiles, estás bien?- preguntó Willow con aparente preocupación.

Stiles no supo que responder.

-Sí... Sólo... Sólo fue un mareo.

"Quizá sólo lo imagine" pensó Stiles.

Y era lógico pensarlo. ¿No había tan sólo hace unos momentos escuchado un montón de voces en un corredor casi desierto? ¿no tenía pesadillas indescriptibles?

Quizá sólo había sido su imaginación. Quizá Willow no tuviese nada que ver. Quizá...

-¿Porqué estás aquí y no en el comedor, Stiles?- preguntó Willow.

-Yo...uh...creí haber visto a alguien- contestó Stiles.

-No creo, he estado aquí sola desde que comenzó el descanso.

-Quizá podría hacerte la misma pregunta- dijo Stiles amablemente.

Willow no contestó inmediatamente. A Stiles le pareció que Willow tenía los ojos hinchados.

-La biblioteca esta llena y necesito terminar esto antes de que termine el descanso si es que no quiero reprobar trigonometría.

"Le había prometido que la ayudaría con matemáticas" se recordó Stiles con pesar.

-Por un momento pensé que no querías ir a la cafetería por que no te gustaba la comida. Aunque no te culparía por ello- dijo Stiles.

-Nunca la he probado, mi abuelita me prepara el almuerzo- le informó con una sonrisa.