Todo mi amor

2:59 a.m.

Stiles estaba ligeramente familiarizado con la gloriosa sensación que provocaba el haber dormido profundamente, que empezaba siempre igual: con el cuerpo y mente tan despejado que creías que eras una nube; pero podía terminar de dos maneras diferentes según la situación.

En la primera, te despertabas con suficiente energía como para correr un maratón. Aunque en opinión de Stiles, aquello era sólo un cuento. Porqué sólo había experimentado la segunda, en la que el sólo hecho de despertar te dejaba exhausto y de mal humor.

Y eso fue justamente lo que experimento cuando su padre, tratando de despertarlo, dijo:

-Stiles, despierta o se te hará tarde.

Stiles soltó un gruñido como respuesta, pero no escuchó que su padre saliera de la habitación, así que agregó, un poco grogui:

-Cinco minutos más.

-Ambos sabemos que "cinco minutos más" significa una hora de retraso para llegar a la escuela- le recordó el sheriff.

Stiles no se lo tomó personal, era parte del rol de ser padre; más no pudo evitar preguntarse como podría negarle a su hijo siendo un milagro que haya consiliado el sueño.

-Aunque...si quieres podrías quedarte en casa y no ir- ofreció el hombre con voz indulgente.

Stiles abrió mucho los ojos y examinó a su padre lo mejor que su recién despierto cerebro pudo.

De habérselo preguntado el día anterior Stiles habría aceptado con un gran "Sí"; pero las circunstancias habían cambiado. Stiles ya tenía ánimos de ir a la escuela.

Había arreglado las cosas con Scott y Lydia. Ya no sentía ese vacío cuando se los topaba entre clases o en los corredores. ¿Por qué faltar entonces?

Estaba por decir que no había razón para ausentarse, cuando recordó algo importante: Derek lo había estado llevando por varias semanas a la escuela y de regreso.

Ahí estaba la razón por la cual había preguntado. Se negaba profundamente a verlo a no ser que los separara el mismísimo estado de Texas.

Vagamente recordó aquel sueño raro en que Derek se había disculpado con él. Pero era sólo eso, un sueño, ¿no?

Tan sólo unos segundos después, Stiles decidió que sólo había sido un sueño y que seguramente Derek, con la cara caída de vergüenza no se atrevería a cruzarse en su camino después de haberlo tratado de aquella manera tan indiferente. Dicho eso, miró a su padre con decisión y dijo:

-Debería ir, papá. Realmente tengo ganas de ir, sobre todo ahora que arregle las cosas con Scott.

Los ojos del sheriff se abrieron de asombro ante tal noticia.

-¿De verdad?, me alegró mucho por ti- comentó el hombre.

Al igual que su único hijo, Noah no era fanático del clima húmedo. Noah Stilinski tenía una idea muy sólida acerca de un buen día: un día soleado con pocas nubes bajo la sombra de un árbol mientras comía una hamburguesa y una Coca-cola bien fría. De hecho cualquier comida hubiese estado bien (siempre y cuando no fuese aquellas hamburguesas vegetarianas que Stiles tanto insistía en que comiese), con la condición de que fuese un día despejado y caluroso. Y esa mañana no era la excepción.

Era un clima tan molesto para el sheriff, que cuando Stiles era niño, le ofrecía quedarse en casa y ver un maratón de películas, que el chico siempre aceptaba. Así que fue difícil negarse a ese antiguo ritual que compartía con su padre.

Stiles se dio un baño mientras que su padre terminaba de preparar el desayuno. No fue una tarea laboriosa levantarse de la cama e ir al baño. En lo absoluto se sentía pesado y fuera de sentido como en días anteriores; era como si Stiles fuese ahora más ligero y sin un aura solitaria a su alrededor.