Querido diario, al día siguiente me desperté con una sonrisa en la cara, pero a la vez asustada pensando que él creía que había pasado de él. Por lo tanto, mi primera reacción al levantarme fue mirar el portátil, tenía dos mensajes suyos: Uno respondiendo a lo último que yo le había puesto, el otro aún recuerdo, más o menos, lo que me puso "Bueno como no me respondes me imagino que te habrás quedado dormida hablando conmigo, que linda eres. Buenas noches amor, espero que estés soñando con los angelitos, y ya para cuando lo leas buenos días princesa".
Fue tan bonito despertarme y ver eso antes que cualquier otra cosa que nada pudo quitarme la sonrisa en todo el día.
Según iban pasando los minutos me planteaba seriamente si contárselo a Natalia o no. Pensaba que seguramente me diría cosas como "¿Otra vez?", "Sabes que no va a funcionar", "No te hagas ilusiones" y más cosas así. Pero finalmente esa misma tarde fui a visitarla a su casa con la excusa de devolverle un CD que me había prestado, aunque tenía miedo de que me matara, era la única persona a quien se lo podía contar y yo tenía la necesidad de hablarlo con alguien.
Fue decirle que el día anterior estuve hablando todo el día con él hasta acabar delirando en "quiero verte" y se le quedaron los ojos en blancos. Se quedó durante unos segundos en silencio, segundos que para mí se me hicieron eternos mientras esperaba por su opinión, y cuando habló solo me dijo "Están los dos como una puta cabra". Lo dijo con una cara y una voz que me tuve que partir de risa. Me avisó de que yo ya sabía lo que iba a pasar y que si al final salía mal parada que no le fuese llorando.
Aunque en el fondo eso último no lo decía en serio.
Ese día lo acabe pasando con ella, y ya que estábamos en su casa y que su hermana, una fan indiscutible del cine, tenía un disco duro lleno de películas, nos hicimos unas palomitas, conectamos el disco duro a la tele y nos pegamos un maratón de películas. Me acuerdo que vimos de todo: comedia, suspense, terror, drama... Aunque las de drama, siempre que llegábamos a una de ellas, Natalia las dejaba unos 20 minutos y luego las quitaba. Por algún extraño motivo odiaba a las pelis de ese género; y en verdad, ese día, las quitaba todas, la única película que vimos completa fue "Cisne negro".
A la noche, de vuelta a casa, cené otra vez en mi cuarto mientras estaba conectada esperando que él se conectara, quería que me volviese a decir las mismas palabras que me había dicho el día anterior, más bien, quería volver a leerlas.
Estaba atenta al Messenger, esperando que me saliera que había iniciado sesión. Pero, mientras tanto, mientras esperaba por él, me metí a cotillear su Tuenti, aunque no le podía cotillear mucho la verdad, puesto que él no era el típico chico que se sacaba muchas fotos, que comentaba, que actualizaba su estado o que escribiese algún tablón. Pasaba mucho de esas cosas. Aun así me gustaba de vez en cuando "verle", ver alguna foto suya nueva, ver como estaba, ver esos ojos de color verde claro con los que me enamoró la primera vez que lo vi.
Sin embargo esa noche no se conectó, esa noche no me dio las buenas noches, no me preguntó cómo me había ido el día, no me dijo que me quería, que me amaba, no me dijo nada de lo que me había dicho el día anterior porque simplemente no se conectó, no sabía por qué.
A pesar de todo yo quería volver a saber de sus sentimientos, aunque fuesen viejos, por lo que saqué las cartas que me había escrito cuando estábamos juntos, para así volver a enamorarme de él. Era releer cada carta y recordar con mucha más fuerza qué fue lo que me enamoró de él. No le quería olvidar, y sus cartas, las cuales nadie sabía que aún conservaba, eran las que lo devolvían a mi mente cada vez que vagamente comenzaba a olvidarlo.
Esa noche me sentí como una ilusa estúpida que no hacía más que recordar las advertencias de Natalia. Tenía razón, en todo. Yo me estaba haciendo ilusiones como una estúpida y él... ¿qué? No entendía para nada lo que pasaba por su mente, qué era yo para él... ¿su consuelo cuando las cosas le iban mal y para todo lo demás nada? ¿Su perrita faldera que siempre estaba ahí para todo?
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Solo quería un final feliz
Teen FictionEse pequeño momento en donde tienes la extraña y enorme necesidad de contar algo, de encontrar un confidente lo antes posible, de encontrar a alguien a quien se lo puedas contar todo y que no se queje, que se quede ahí contigo... hasta que llegues a...