VIII

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Todo lo que he escrito ha hecho que no pare de pensar en el día que la conocí, en el día en que mi vida dio un giro de 180º. La conocí a finales de verano, no puedo decir la fecha exacta por no decir que ni durante las propias vacaciones sé en qué día vivo. Y volviendo, no quiero desviarme de esto, Carlos fue por la mañana a hablar conmigo para pedirme que le hiciera el favor de ser su porta-velas durante una hora aquel día y ya después seguiríamos a lo nuestro. Sinceramente, no me apetecía ni lo más mínimo ser su porta-velas, y menos aún tener que soportar a la amiga de su novia que tan solo tenía 15 años, pero acepté, con la condición de que él me debía una.

Habían quedado en el Meridiano, justo en el murito que había en frente del McDonald. Durante el trayecto en la guagua le pedí que por favor no tardara mucho, y es que no tenía ni las más mínimas ganas, tal y como ya he escrito antes, de quedarme con alguien que ni siquiera conocía. Además ¿de qué iba a hablar con ella? ¿Del tiempo? Él me dijo que estuviera tranquilo, que como mucho estaría un ratito con la novia y después iría a salvarme.

Cuando llegamos las chicas estaban ya ahí, sentadas en el muro. No sabía quién era quien, ya que Carlos no me había enseñado ninguna foto de su novia. Recuerdo que ambas tenían los ojos color café y el pelo largo y castaño, con la breve diferencia de que una tenía el fleco recto y la otra a un lado. Entonces Carlos le dio un pico a la chica del fleco recto, supuse que esa sería Natalia y, por tanto, la otra chica sería su amiga. Me las presentó y estuvimos hablando un rato entre los cuatro hasta que la pareja se fue y nos dejaron solos.

Aún me acuerdo que en ese momento Elizabeth me miró con cara de no sé qué hago aquí contigo mientras se reía. Ahí me fijé en su sonrisa, y es que, creo recordar que ya lo dije más atrás así que perdón si me reitero, su sonrisa es lo que más me encantaba de ella y esa fue la primera vez que me fijé, la primera vez que la vi sonreír. Me di cuenta de que se sonrojó completamente, se notaba que era tímida. La verdad es que no llamaba precisamente la atención, y es que chicas castañas con ojos color café hay a montones, y por si fuera poco era una enana a la que yo le sacaba casi dos cabezas. En el fondo me hizo mucha gracia.

Al principio se creó un silencio incómodo, estaba claro que si no sacaba yo algún tema ella no iba a hablar. Así que empecé a preguntarle cosas, de dónde era, dónde estudiaba, qué música le gustaba, cuál era su película favorita, qué quería estudiar en el futuro... Sacaba tema de donde podía, aunque algunas preguntas fueran estúpidas. Al final, de tanto hablar y empezar a conocerla me empezó a gustar, tendría solo 15 años por entonces, pero aun así en su manera de hablar, de expresarse, las cosas que decía la mostraban como una persona más madura. Es decir, no era una niñata como yo pensaba.

Me acabó pareciendo cómodo estar hablando con ella, contarle mi vida, le cogí confianza bastante rápido, y creo que por eso ella también se empezó a soltar más conmigo. Sin embargo, en menos de un abrir y cerrar de ojos, Natalia y Carlos volvieron. Por mi mente solo pasó una cosa: ¿En serio ya había pasado una hora? Nos despedimos y me fui con Carlos. La verdad es que Elizabeth me acabó encantando y me hubiese gustado haber seguido charlando con ella más tiempo.

Cuando pasó algo de tiempo le pregunté a Carlos sobre Elizabeth. Recuerdo que me miró con cara de listo y me dijo "¿No decías que pasabas de las niñatas de 15 años?". No me quedó más remedio que tragarme mi orgullo y decirle que la chica me había gustado. Sin embargo, él no sabía mucho de ella, ese día era el primero que la veía. Lo único que podía decirme eran las cosas que le había contado Natalia, como que eran amigas desde pequeñas debido a que las madres eran amigas entre ellas y siempre las llevaban juntas al parque y que eran inseparables. La verdad es que eso no ayudó en absoluto.

Al volver a mi casa lo primero que hice fue buscarla en Tuenti, y como no me sabía sus apellidos ni nada no me quedó otra que buscar a Natalia en el perfil de Carlos y, una vez encontrada, buscar a Elizabeth en su perfil. La verdad es que me sorprendí a mí mismo haciendo eso, nunca me había interesado tanto en conocer a alguien.

Sin duda ese día lo cambió todo. Una mirada, seguida de una sonrisa. Un par de palabras intercambiadas, seguidas por testamentos intercambiados. La petición de amistad que le mande, seguida por una aceptación de su parte. A partir de ahí todo cambió en mi vida, empezar a hablar de vez en cuando por el chat, hasta acabar hablando todos los días. A partir de ahí todo cambió, estar hablando a acabar tonteando el uno con el otro. A partir de ahí todo cambió, hablar de quedar a acabar quedando, a acabar robándole besos que ella luego recuperaba, besos que ella me robaba y luego yo reclamaba.

Sin duda, a partir de ahí todo cambió a mejor.

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Soy buena persona, así que vuelvo a la vida y actualizo... Sorry por desaparecer♥

Besos

CelyLove 

Solo quería un final felizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora