XIV

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El tiempo estaba pasando y yo ya estaba empezando a hacer la maleta a la vez que seguía estudiando para poder aprovechar el tiempo cuando llegara a Tenerife. Los días comenzaban a pasar más rápido, y yo no sabía si eso me gustaba o me asustaba. Bueno, en el fondo sí lo sabía, porque por un lado estaba completamente feliz de poder ir y ver a viejos amigos, pero por otro lado estaba asustado por ella ¿la vería, no la vería? ¿Reaccionaría bien, o reaccionaría mal?

Y, por muy pesado que sean estos pequeños saltos al pasado que intento que sean los más cronológicos posibles, quiero explicarte que fue lo que pasó, es decir, el motivo por el que me fui de la isla.

Yo tenía 18 años, estaba jugando con la play cuando mi padre nos llamó a mí y a mi madre para que fuéramos al salón porque nos tenía que dar una noticia importante. Para mí solo empezó a decir "blablabla y blablabla porque blablabla". Solo me quedé con las palabras esenciales "trabajo", "ascenso", "aumento", "traslado", "Málaga" y "mudarnos".

Mi madre saltó de alegría y le felicitó, celebró bastante el hecho de tener la posibilidad de poder mudarnos. Mi reacción fue bastante contraria, me había criado en Tenerife toda mi vida, tenía a mis amigos, a mi novia y a mi vida ahí ¿no pensó en mí en ningún momento cuando tomó esa decisión?

Recuerdo que discutimos, que tuvimos una larga bronca que no llevó a ningún lado. Él me decía que ya conocería a gente y que era tan solo durante un año. Pero es que yo ya sabía en aquel momento que no iba a ser tan solo durante un año, ya sabía que cuando estuviésemos viviendo ahí acabaría diciendo al año otro año más, hasta acabar diciendo para siempre.

Después de la discusión fui a ver a Carlos, quien por suerte vivía en el mismo edificio que yo. Le empecé a contar las supuestas "buenas" noticias de mi padre y la discusión que le siguió y que, como ya he dicho, no llevó a ningún lado. No paraba de llorar, y no hacía falta que le contara los motivos.

Era por Elizabeth, la iba a perder, me iba a alejar de ella, me iba a alejar de su lado ¿qué íbamos a hacer? La distancia no era nada bueno para ninguna relación ¿quién es capaz de pasar tanto tiempo apartado de la persona a la que ama? Carlos me dijo que él en eso no me podía ayudar, que tendría que hablarlo con ella. ¿Pero cómo se lo iba a decir? Obviamente no por teléfono, así que esa misma noche la llamé para verla al día siguiente.

Recuerdo que fui a buscarla a clase y la llevé a mi casa. Ella había estado el trayecto haciéndome preguntas durante todo el tiempo, intentando adivinar qué era eso tan importante que solo le podía decir cara a cara. La pobre, se notaba que estaba bastante nerviosa ¿cuáles serían las cosas que se le habrían pasado por la mente?

Llegamos a mi casa, la llevé al salón, la senté en el sillón y yo me senté a su lado. No hacía más que plantearme una y otra vez como se lo iba a decir, como se lo iba a explicar, que palabras iba a utilizar. Aunque al final fui lo más directo y sincero que pude, le conté todo tal y como me lo explicaron y las consecuencias que tenían.

Ella se quedó callada, con los ojos en blanco mirando a la nada, en silencio, un silencio que rompió con su llanto. La abracé lo más fuerte que pude, me rompió el corazón ver su reacción, ver el daño que le acababa de hacer. Yo también lloré con ella, pero a pesar de eso la intenté consolar lo mejor que pude.

A partir de ese día empezamos a vivir cada instante como si fuese el último y ella, a pesar de lo orgullosa que era y de lo poco cariñosa que solía ser, todos los días me decía como me amaba. Me daba las gracias por haberla hecho feliz, me agradeció absolutamente todos los momentos que le di, me agradeció todas las lágrimas que le sequé cuando lo pasó mal.

Me agradeció todas las sonrisas que le saqué, me agradeció el tiempo pasado a su lado, me agradeció las perretas que le soporté. Me agradeció cada rosa que le regalé, me agradeció cada uno de los detalles que le hice. Pero, ante cualquier cosa, siempre me daba las gracias por haberla enamorado, por dejar que siempre fuese ella y nadie más.

En mi opinión todos sus "gracias" sobraban, todo lo que había hecho lo hice por gusto, porque me gustaba ser así con ella, ella me motivaba a tratarla de esa manera, ella me daba las energías para continuar a su lado, por su forma de ser, por su forma de tratarme, por su forma de amarme.

Me acuerdo que estábamos cerca de nuestro aniversario, pero yo me iba a ir antes de que ese día llegara. Recuerdo que quedamos el día anterior para despedirnos, para terminar con la relación que teníamos a pesar de que nuestros sentimientos estuvieran aún vivos en nuestros corazones. Sin embargo, guardaba la esperanza de que en el futuro volviéramos a estar juntos, y es que tomaríamos distintos caminos, pero el mundo es redondo, nos volveríamos a cruzar.

No dormí la noche antes de irme, ni un solo minuto. No paraba de llorar: se había terminado, le pusimos un punto y final a lo nuestro. ¿Lo nuestro? Más bien dejó de ser lo nuestro, pasamos a ser "ella y yo". Cuando sonó la alarma me levanté, desayuné, me duché, me vestí y me fui al aeropuerto con mis padres.

Una vez ahí la realidad se hizo más fuerte aún, iba a coger un avión que me iba a llevar a kilómetros de distancia lejos de mi vida.

Mis padres estaban facturando mientras yo estaba fuera del aeropuerto escuchando música con los cascos y pensando que iba a ser de mi vida. No sé en qué momento pasó, cuándo llegó, pero de repente ella me dio un abrazo y me besó ¿qué hacía ahí? Le había dicho claramente que no quería que fuese al aeropuerto, pero no me hizo caso.

Le iba a preguntar por qué estaba ahí, pero no me dejó articular palabra y empezó a hablar como una loca mientras yo intentaba seguir el ritmo a cada una de las sílabas que salían de su boca. No paraba de repetirme que no me quería perder, que me amaba demasiado como para dejar que todo acabara así.

No sé cómo accedí, pero me acabó convenciendo para tener una relación a distancia. Sin duda, en ese momento fue cuando comenzó ¿la peor idea del mundo? No sé. Solo tengo claro que a partir de ese momento empezamos a sufrir más que nunca, tuvimos una relación que por más que quisiéramos e intentáramos que funcionara estaba destinada a fracasar. ¿Por qué? ¿Por qué no podía ser más afortunado en el amor? ¿Por qué teníamos que vivir con kilómetros entre nosotros?

Solo quería un final felizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora