Más Allá del Tiempo, por Regulus Black

16. Peacock

Di un par de pasos, acercándome a Hannah. Tomé su mano y la apreté con fuerza. Cuando estaba por abrir la boca, la chica alzó su índice en mi dirección.

—Sé lo que vas a decir. Y no me voy a quedar acá, yo voy con ustedes. Le hice una promesa a Lara, ¿lo recuerdas?

—Han...

—Estoy bien.

Alcé las cejas y solté una leve carcajada ante su reacción.

—Bueno, al menos me has ahorrado el decírtelo.

—De nada —dijo ella sonriendo levemente.

Solté un suspiro antes de volver a hablar.

—Siento lo que te dijo Draco.

Una lágrima se asomó en uno de sus ojos. Pero antes de que bajara por su mejilla, la chica deslizó un dedo, haciéndola desaparecer.

—Lo peor de todo es que es totalmente cierto lo que dijo. No puedo reprochárselo.

La miré con una sonrisa, extrañado de que le diera la razón a Draco Malfoy.

—Es la verdad —dijo ella, encogiéndose de hombros—. Pero en algo está equivocado y es que no me pienso quedar cruzada de brazos.

Charlie volteó hacia nosotros y se acercó, dando un par de pasos.

—Aunque no esté de acuerdo con sus maneras, yo entiendo a Draco —dijo él, que evidentemente había escuchado lo que hablábamos—. Y estoy seguro de que ustedes también. Todos aquí hemos... perdido algo. —El pelirrojo hizo una larga pausa antes de continuar—. Y no es fácil enterarse de toda esa información en un instante. Pero a pesar de lo culpables que sean de lo que está pasando, también son los únicos que tienen la clave para solucionar esto.

Ni Hannah ni yo dijimos nada. El hombre no continuó, pero podía adivinar a dónde quería llegar.

—Nos quedaremos, Charlie —le dije.

La rubia asintió.

—Podremos ayudarnos mutuamente —agregó ella.

El otro sonrió, y un segundo más tarde se dirigió a los demás.

—Muy bien. Salgamos de aquí entonces.

La tejona y yo íbamos detrás de él. Le dediqué una rápida mirada, y ella me devolvió un gesto satisfecho. Estaba claro que nosotros dos no podíamos con aquello, y La Resistencia iba a ser una ayuda vital para enfrentar aquel desastre en el que se había convertido Gran Bretaña.

Cuando salimos de la tienda, un sonido me distrajo. Detuve mi caminar y giré la cabeza, buscando el punto de origen. Venía de una tienda ubicada justo al lado de donde acabábamos de salir nosotros. Era un lamento, un quejido largo y grave. Al principio pensé que se trataba de algún animal, pero pasados unos segundos, tuve la certeza de que lo que estaba allí dentro era humano.

—Regulus, ¿nos acompañas? —exclamó Charlie, varios metros más allá.

Asentí y avancé hasta unirme al grupo de nuevo.

—Muy bien —dijo con energía el pelirrojo—. Nos hemos dado algunos paseos por Peacock, y al menos yendo por el aire no hay problema, si vamos bien escondidos, claro. Así que tendremos que usar un encantamiento desilusionador.

—El lugar tiene cinco edificios, cuatro ubicados justo en cada uno de los puntos cardinales. —Tonks alzó su varita y comenzó a dibujar varios círculos en el aire, que brillaban en un amarillo muy intenso—. Y uno en el centro.