23. Original

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Dicen que cuando mueres, la vida pasa frente a tus ojos. ¿Pero qué pasó por los ojos de Teddy Lupin? Definitivamente, él no tuvo oportunidad de experimentar eso.

Tras el inmenso grito que desgarró la noche, pronunciando el nombre de su hijo, pensé que Tonks iba a desvanecerse allí mismo. Que hasta ese instante iba a llegar su lucha. Pero en cambio, se abalanzó sobre Bellatrix a tal velocidad, que a ésta no le dio tiempo siquiera de alzar la varita para defenderse. La ex auror tenía a la otra mujer aprisionada contra el suelo, apuntándola directamente al cuello. No decía nada, pero sus ojos estaban repletos de furia.

Remus se enfrentaba a Rabastan. Su pulso temblaba. Me extrañó verle con varita, pero supuse que se la había robado a uno de los mortífagos. Por su parte, Charlie y Lara hacían lo que podían para mantener a raya a varios encapuchados que les atacaban.

Durante un segundo, sentí un cálido roce en mi mano izquierda. Hannah había pasado por mi lado y se dirigía a acompañar a Lara y al pelirrojo.

Un leve gemido me hizo voltear hacia mi derecha. A varios metros de mí, El Señor Tenebroso tenía a Neville tomado por el cuello. El chico no podía hacer mucho por defenderse, dado que no tenía varita.

—¡Suéltalo! —exclamó Draco Malfoy.

Lo que recibió como respuesta fue una mirada de furia de aquellos ojos rojos.

El hechizo que lanzó Draco fue rápidamente desviado, pero un segundo maleficio, emanado de la punta de mi varita, obligó al mago oscuro a retroceder y soltar a Neville.

El rubio y yo atacábamos al mismo tiempo, moviéndonos tan rápido como podíamos, pero el Lord siempre estaba por delante de nuestros movimientos. Quería mirar atrás y ver cómo estaban Hannah y los demás, pero no podía permitirme ni un segundo de descuido.

Una tercera persona se unió a Draco y a mí, pues Neville aprovechó que un mortífago cayó a sus pies, fuera de combate, y se hizo con su varita. El chico lanzó una maldición que descontroló al Señor Tenebroso, ayudando a que mi hechizo impactara en su hombro. Él se tambaleó durante una fracción de segundo, pero su contraataque fue tal, que mi cuerpo fue arrastrado por varios metros, siendo imposible resistirme. Choqué contra uno de los muebles del salón de los Lestrange y caí hacia atrás, golpeándome la cabeza contra el duro suelo.

Mi varita había saltado por los aires en aquel viaje, así que no sólo tenía que lidiar con el intenso dolor en la cabeza (y que se sumaba a todos los demás), sino que busqué rápidamente con la mirada a lo largo del suelo.

Finalmente divisé la varita varios metros más allá, pero en el camino tuve que esquivar una buena cantidad de rayos de diferentes colores, aunque tuve la oportunidad de patear un par de mortífagos que estaban tendidos en el piso. Desde el otro lado del salón, Bellatrix gritaba de dolor, y ese simple sonido, a pesar de que era el momento menos indicado; me hizo sonreír como no lo había hecho en días.

Pero la sonrisa se esfumó cuando me abalancé sobre la varita y reparé en que mi brazo derecho estaba totalmente inmovilizado. Y no sólo eso, sino que se encontraba rígido y pegado al torso. El darme cuenta de aquello hizo que despertara un dolor muy intenso. Como si hiciera falta más...

Así que tenía que enfrentarme al mismísimo Señor Tenebroso con mi brazo "malo". En ese instante oí una vocecilla en mi cabeza que me decía: «¿acaso hay alguna diferencia? Seguramente no saldrás de ésta». Lo peor es que tal vez tenía razón. Pero no iba a morir con la mirada baja. En absoluto.

Corrí hacia el lugar en donde el Lord se enfrentaba a Neville y Draco. El primero de ellos ya estaba muy mal herido, pero ahora se le sumaba un profundo corte en la pierna que le emanaba sangre como si se tratara de la llave de un grifo que alguien dejó abierta. Mientras que el hijo de Lucius no tenía signos visibles de estar herido, aunque soltaba algunos quejidos cada vez que daba un paso al costado.

Más Allá del Tiempo, por Regulus BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora