Y ahí estaba yo, sentado en el patio de la escuela, mi mochila a un lado mío y mi mirada totalmente atenta a un cómic que había comprado recientemente. Siempre era así, a decir verdad núnca había sido sociable —de hecho, todos me hacían burla—, el único amigo verdadero que siempre había tenido era mi hermano menor, Mikey.
El timbre sonó anunciando el final de nuestro receso —esos veinte minutos se me habían pasado volando gracias a mi cómic nuevo—, solté un bostezo, le di un último sorbo a mi Dr.Pepper y me levanté dispuesto a tomar mi siguiente clase, Química.
"Vaya, vaya, vaya", logré escuchar una voz burlona pronunciando esas palabras a unos cuantos metros detrás de mi, esa voz inconfundible, esa voz tan constante. Frank Iero. Él y su pandilla me molestaban cada que tenían chance, hasta donde yo sabía Iero era un par de años menor que yo y era el típico busca-pleitos de la escuela, todo un imbécil.
Volteé hacía ellos y, efectivamente, tenían esa estúpida sonrisa malvada marcada en sus rostros, "corre" me dije a mi mismo, pero por un lado ya estaba harto de esconderme, así que solté un suspiro pesado y me acerqué poco a poco a ellos. Carajo.
"¡Es Gerard GAY, el friki de esta escuela!" al decir esto toda la pandilla de Iero rió al unísono. "¿Saben?, sólo se ven aún más estúpidos llamándome de esa forma", odiaba la violencia, odiaba sus burlas, odiaba la escuela en general.
Cuando los chicos escucharon eso último que dije sólo atinaron a lanzarse a mi con toda su ira, golpeándome sin control —más fuerte que otras veces— y cuando por fin terminaron me dejaron tirado sobre el césped, alcancé a escuchar unas últimas risas por parte de ellos y a esto yo sólo bufé.No sentía mi nariz, con mucho cuidado dirigí mis pálidos y ensangrentados dedos hacia mi rostro, toqué mi labio y me dolió tanto que solté un gruñido, me preocupé aun más al sentir sangre goteando de mi nariz así que con mucha dificultad finalmente pude levantarme.
Sacudí mis jeans con las manos y corrí hacia el baño para enjuagarme y hacer cómo si nada hubiese pasado —típico—; cuando terminé me inspeccioné una vez más en el espejo y pude notar que los golpes se notaban mucho y seguro mis padres me preguntarían sobre ello en casa; me quedé quieto viendo al suelo por unos minutos, ¿por qué eran así conmigo?, ¿por qué me odiaban tanto? Y en especial... ¿por qué Iero se comportaba así?, no comprendía nada, fui sacado de mis profundos pensamientos cuando recordé que debía ir a clase pues hoy entregarían calificaciones, sacudí mi cabeza y corrí en dirección a mi aula —la cual estaba en el tercer piso—.Llegué, entré apresuradamente y tomé asiento, algunos de mis compañeros me miraban con lástima —probablemente por los golpes— y otros reían. El profesor Quinzel pronunciaba en voz alta la calificación de cada uno de nosotros, yo sólo movía mis piernas desesperadamente esperando la mía, acomodé un poco mi cabello y miré atentamente al profesor.
"Gerard Arthur W..." sonreí y di un brinco. "¡Soy yo!" alcé mi brazo derecho preparándome para lo que seguía.
"Tienes 10, Way" dijo en un tono indiferente, pero bueno, a ningún maestro le importaba el futuro de sus alumnos, o eso creía yo.
"Gracias" sonreí y en ese preciso instante sonó la campana de salida, por suerte.
Tomé mi vieja mochila de mezclilla y salí disparado para recoger a mi hermano Mikey en su aula, intenté actuar lo más normal posible pero gracias a esa golpiza no sentía mi nariz. Este salió muy animado con una hoja en su mano derecha, lo abracé —como siempre— y nos dirigimos a la puerta de salida."Hoy en clase de Artes nos han pedido dibujar un paisaje pero soy un asco en esto. Y por el contrario, tú eres muy bueno dibujando". se encogió de hombros y me mostró su creación, a mi me parecía bueno así que lo miré sonriéndole de lado, este me miró confundido observando fijamente mi nariz y yo desvié la mirada para así evadir sus sospechas.
"Hermano..." negó con la cabeza sin despegarme la mirada de encima. "Me caí, no seas tonto" dije irónicamente fingiendo una sonrisa.
"Si, claro... Oye, ¿saliste bien en tus materias?" preguntó mi hermano, esperando una respuesta positiva de mi parte. "Por ahora llevo cuatro dieces y dos nueves" me encogí de hombros haciendo una mueca de indiferencia. "Eres todo un nerd, estoy orgulloso de ti, Gee" soltó una leve risa y me abrazó cálidamente.
"Si, da igual. Vamos a casa, ¿quieres helado?" pregunté, revolviendo su cabello.
Sinceramente él era mi único amigo, la zona en donde vivíamos no era muy segura y por ende nuestra madre no nos dejaba salir mucho a la calle. Nos la pasábamos charlando, leyendo cómics y bromeando, todo en nuestra habitación.
No era necesario tener cientos de amigos, con nuestra imaginación y compañía bastaba.
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L o w | Frerad.
FanfictionEl amor puede ser dulce y/o destructivo; en el caso de Frank Iero y Gerard Way el amor se volvió una necesidad, porque jamás habían sentido cosas así, jamás habían sonreído tanto en toda su vida. ✨Portada hecha por mi.