Capítulo 2.

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A la mañana siguiente amanecí con un dolor de cabeza infernal pero me alegraba que fuera sábado, disfrutaba mucho ese día pues iba a la tienda de cómics a trabajar, pero yo no lo veía como un empleo en si, amaba pasar todo el día ahí leyendo nueva mercancía o apoyando a los clientes para escoger la historieta perfecta para ellos.

Me levanté lentamente de mi cama, observé mi alrededor y noté que mi habitación necesitaba ser ordenada urgentemente, jamás había sido muy estricto conmigo mismo en ese aspecto así que puse manos a la obra y la ordené un poco.
Había envolturas de frituras y botellas de soda por doquier pero aún así me gustaba el estilo que tenía mi habitación, mi pared estaba repleta de pósters de Star Wars, Blur, Nirvana y un montón de dibujos mios, además en un rincón tenía mi mesita de madera —la cual llamaba "zona creativa"— que era exclusivamente para escribir historias o dibujar lo que se le viniera a la cabeza.

Finalmente terminé de ordenar mi habitación, sonreí satisfecho y de repente un delicioso aroma a hot cakes inundó mis fosas nasales, relamí mis labios y salí rápidamente de mi habitación.
Corrí a toda velocidad hacia las escaleras cuando de la nada salió Mikey —el cual me empujó a la pared—. "¡Son todos mios!" gritó mi hermano, eso era típico de él.

"¡Soy el mayor, me tocan más!" bufé y logré llegar a la mesa antes que él.
Me senté en una silla esperando el típico regaño de mi madre por nuestras pequeñas "escenas" entre mi hermano y yo, ésta sólo negó con la cabeza mientras colocaba un platón repleto de hot cakes en el centro de la mesa, Mikey llegó con la respiración agitada dedicándome una mirada de odio pero eso sólo causó que yo me sintiera aun más victorioso.
Mi padre bajó unos quince minutos después y prácticamente el resto del desayuno mamá se la pasó hablando de productos para el cabello y cortes modernos —ella era una magnífica peluquera— y Mikey sólo se quejaba de mi ya que según él yo era el consentido pero eso era totalmente falso, se supone que el menor siempre es el especial, ¿o no?.

Todos terminamos el desayuno, mis padres se fueron a sus respectivos empleos y yo tenía que arreglarme para ir a mi trabajo; de verdad disfrutaba los fines de semana e incluso deseaba que todos los días fuesen así por que era un hecho que la escuela era algo así cómo estar en prisión para mi. Faltaba poco para que acabara la preparatoria así que intentaba dar lo mejor para salir satisfecho de ella, entre más rápido mejor.

Estando en el baño me miré en el espejo y noté que los golpes habían desaparecido casi por completo, me alivié al darme cuenta de eso y metí un par de cosas más en mi mochila para irme bien preparado a mi empleo.
"¡Mikey, me voy!" bajé animado a la sala tarareando una canción, bebí un poco de jugo y salí. Camino a la tienda iba pensando en la Universidad, es decir... no quería terminar amargado con un empleo aburrido como la mayoría de los adultos, mi proyecto de vida era formar una banda y ser un escritor de cómics pues eso era lo que amaba y estaba dispuesto a luchar por ello.

Bajé del autobús unas cuadras antes de llegar a la tienda por que quería comprarme un capuchino —el café era mi adicción— así que entré a la cafetería y de fondo estaba Basket Case de Green Day, era una canción exquisita para mis oídos y sin dudarlo comencé a cantarla mientras esperaba a que me entregaran lo que había pedido.
Minutos después me dieron mi capuchino, pagué y retomé el camino hacia la tienda; a menudo imaginaba lo genial que sería diseñar los atuendos de mi banda —si la tuviese, claro—, hacer un par de bocetos y crearlos físicamente para nuestras presentaciones, sería magnífico.

Comencé a darle pequeños sorbos a mi bebida y unos minutos después ya estaba entrando a la tienda; saludé a mis compañeros de trabajo —eran mayores que yo— y empecé a inspeccionar que cada historieta estuviera en su lugar indicado, todo parecía estar en orden así que tomé asiento en mi banquito frente a la caja registradora y encendí la televisión pata distraernos un poco viendo MTV.

Jugueteaba con bolitas de papel mientras terminaba mi capuchino, eran las 11 am así que no había mucha gente en el local, bostecé y cuando estaba a punto de cambiar de canal pude observar de reojo a Frank Iero entrando a MI tienda, me levanté rápidamente intentando esconderme pero ya era tarde pues él gritó: "¡¿Way?!", bufé rodando los ojos, éste se acercó a mi y yo sólo me crucé de brazos.

"¡Way, no sabía que trabajabas aquí!", seguro me tenía planeada otra golpiza así que sólo me encogí de hombros dándole a entender que me daba igual todo lo que él dijera, Iero hizo una mueca y tosió rompiendo el silencio incómodo entre nosotros.

"Oye, yo..." me miró. "No por que lo hicimos, tenía pensando pedirte disculpas ayer pero desapareciste" me sorprendí bastante al oír sus palabras pero no estaba seguro de que fuese real o actuado.

"No mereces eso, ayer tuve un mal día y supongo que mi salida fácil fuiste , Gerard" su voz se entrecortaba cada vez más y lágrimas salían de sus ojos. "Bueno, el daño ya está hecho, Iero" yo seguía cruzado de brazos, sinceramente no quería saber nada de él.

"No soy tan hijo de puta. Te estoy diciendo que lo siento" éste frunció el ceño, supongo que pedir disculpas no era fácil para alguien como él. Yo no era vengativo, no era mi estilo y por eso opté por darle una oportunidad de ser mejor persona.

"Te perdono, Frank. De todas formas no le caigo bien a nadie" me encogí de hombros mirando al suelo, era la verdad, muchos me juzgaban en la escuela por mi forma de ser, simplemente por dibujar en lugar de ir a fiestas, por leer cómics en lugar de ver revistas porno o por hablar de personajes ficticios en vez de lo que estaba de moda.

"Lo mismo pasa conmigo, todos creen que soy un caso perdido. Incluso mi madre duda de mi futuro." me miró de reojo y suspiró lentamente, yo no sabía que decir ante todo eso y él parecía incómodo.

"Y, ¿qué te trae a ésta tienda?" ¡maldito destino que lo guió específicamente a la tienda en donde YO trabajaba!. "Estaba buscando un cómic para un amigo mio, se llama Ray y a él le gusta éste tipo de cosas" sonrió levemente y por alguna extraña razón sentí un vuelco en el estómago al verlo así.

"Te puedo ayudar, personalmente opino que Spiderman es mucho mejor que Superman, aunque hablando de tramas es mejor..." yo hablaba sin  parar y noté que Frank sólo me miraba confundido con una ceja arqueada.

"Oye, oye, ¡obviamente es mejor Superman!" yo rodé los ojos y ambos reímos al mismo tiempo. "Te equivocas. Vamos, seguro encontramos algo para tu amigo." sonreí de lado y lo guié a las repisas donde teníamos los cómics ordenados alfabéticamente; quizá él no era tan malo, es decir... aún estaba molesto por todo lo que me había dicho pero era mejor olvidar que quedarse con todo ese veneno dentro de nosotros.

Todos tienen derecho a otra oportunidad.

L o w | Frerad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora