Capítulo 6

735 56 5
                                    

Una vez con los pies en la base central de los Salvadores, decido buscar a Sherry. Desde que hemos llegado, ha desaparecido. La busco en su habitación, pero no está.

A medida que voy caminando por las instalaciones, observo que cada uno tiene su propia habitación. Y veo que las mujeres están separadas de los hombres. Mis pies me llevan a un pasillo extremadamente largo. La mayoría de sus puertas están cerradas.

— ¿Sherry?, ¿Estás por aquí?

Nadie responde a mi pregunta. Lejos de darme por vencida, continúo el ritmo, echando un ojo a aquellas habitaciones que están entreabiertas.

Unos ruidos llaman mi atención. Provienen de unas habitaciones más adelante. Me acerco con el sigilo de un gato a medianoche. Empujo la puerta poco a poco y observo a Sherry sentada en una mesa. Frente a ella, Dwight la abraza y besa con ganas. Me tapo la boca e intento no hacer el más mínimo ruido.

Me echo hacia atrás para marcharme pero mis pies se rehúsan a contestar y caigo de espaldas al suelo, golpeando la puerta sin querer. Dwight se apresura y se acerca a la puerta para observarme en el suelo más roja que un tomate.

— ¿Qué haces aquí? —pregunta ceñudo. Por un instante pienso que me va a gritar y pegar, pero Sherry acude a su lado. Los ojos casi se salen de sus cavidades oculares cuando me observa.

—Lo siento...—susurro.

—Dwight, vete—le pide Sherry mientras acaricia su pecho—. Yo me encargo.

El rubio me dedica una mirada bífida y se marcha rápidamente. Sherry me ayuda a ponerme en pie y me conduce a su habitación en silencio.

—Lo siento—repito mientras esta cierra la puerta.

—No pasa nada—me sonríe cálidamente—. Solo que... me gustaría pedirte una cosa...

—Lo que necesites—respondo con rapidez. He metido la pata con ellos, tengo que compensarles.

—No le cuentes a nadie esto que has visto.

—No te preocupes—niego de forma insistente—. Te juro que no pienso contárselo a nadie. Pero... ¿puedo preguntarte por qué?

Sherry se sienta en su cama. De repente, su rostro parece cansado. En estos momentos diría que parece más mayor de lo que creo que debe ser. Sus ojos miran al suelo y pestañean con lentitud, como si le costara mantenerlos abiertos.

—Como bien puedes imaginarte, yo soy una de las mujeres de Negan—suspira—. Negan tiene terminantemente prohibido la relación amorosa entre sus mujeres y los hombres que están a sus órdenes. Si él se llegara a enterar...—se cubre el rostro con las manos y se hace un silencio aterrador.

— ¿No podéis enamoraros de nadie? —pregunto alarmada.

Sherry ahoga un sollozo y niega con la cabeza. Me siento a su lado y acaricio su brazo. Me siento un tanto estúpida, no sé muy bien qué hacer. No se me dan bien estas cosas.

—No se lo voy a decir a nadie. Te lo juro, Sherry.

—Gracias...—susurra mientras me regala una tímida sonrisa.

— ¿Cuánto tiempo llevas con Dwight?

—Desde que llegué aquí. Estaba perdida cuando él me encontró—sonríe emocionada mientras mira a un punto cualquiera—. Me trajo aquí y me ayudó a pelear y defenderme. Poco a poco, nos fuimos enamorando. Mi mundo se acabó reduciendo a él. Y entonces...—hace una pequeña pausa—Negan se enteró de que Dwight y yo nos tratábamos mucho, por así decirlo. Me llevó a su habitación y me amenazó. Me dijo que si no dejaba de tratarme con Dwight, este le echaría, no sin antes darle una paliza.

—Dios santo...

—Tuve que aceptar. Fui de las mujeres que se ofrecieron a acompañar a Negan...

—No entiendo nada... Esta noche pasada Arthur intentó propasarse conmigo. Negan lo descubrió y ordenó que le rompieran las piernas y lo abandonaran junto a los mordedores... ¿Cómo es que un hombre que no soporta las violaciones tenga a tantas mujeres para él solo?

—Esto es complicado de entender...—responde irónica—. Él entiende que nosotras nos prestamos voluntariamente a eso. Por X razón. Unas porque no tienen nada que perder, otras porque no quieren luchar y exponerse en el exterior, otras por placer, y otras por amenaza directa. Él no lo ve como una violación. Al fin de cuentas, él ve que nosotras tenemos una serie de elecciones, unas más fáciles que otras, y somos nosotras las que tomamos el camino.

Se hace un profundo silencio. Las palabras de Sherry me destruyen por completo. Este señor tiene un harén y no tiene ningún tipo de remordimiento.

—Me imagino que a ti no te habrá dicho nada—continúa—. Pero ten en mente que dentro de poco también te hará elegir. Y tendrás que pensar bien la respuesta. No soy quién para guiarte en esto, pues como ves, yo estoy viviendo un infierno. Me acuesto con un hombre al que no quiero para proteger al que realmente amo.

El labio inferior de Sherry comienza a temblar. Sus ojos se achinan y unas pequeñas lágrimas se deslizan por sus mejillas. Le doy un abrazo para consolarla. Es todo lo que puedo ofrecerle en estos momentos.

—Pero esto va a cambiar pronto...—susurra contra mi hombro.

— ¿Qué tienes pensado? —pregunto al separarme de ella.

—Dwight y yo nos vamos a escapar—responde decidida.

Savior's chroniclesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora