Capítulo 18

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—No los encontramos, señor—confiesa uno de los salvadores al volver de una de las expediciones rutinarias.

Negan golpea la mesa y suelta una serie de improperios. Me acerco a él y acaricio su hombro.

—Lárgate—ordena al hombre. Este, obediente, se marcha.

—No te preocupes...—susurro.

—Nena—se incorpora y reposa su frente contra la mía—. Ha sido un puto milagro que estés ahora aquí conmigo. Ese pelirrojo ha estado a esto de alejarte de mí—su mano recoloca un mechón detrás de mi oreja—. No me digas que no me preocupe. Tú eres lo más importante que tengo en este puto mundo. Y si alguien intenta hacerte daño, lo mato. Simplemente lo mato. Y a ese hombre lo mataré. Y me regocijaré con su muerte. Ese hijo de puta pagará, te lo aseguro, nena.

—Negan...—sus labios chocan contra los míos y me silencia. Su lengua pasea por mi boca mientras sus manos acarician mi cuello.

—Señor.

Negan se aparta de mí emitiendo unas gruñidos. Sus ojos se posan en la persona que nos ha interrumpido.

—¿Qué?—pregunta visiblemente molesto.

—Creo que los tenemos localizados. Al menos tenemos claro el territorio en el que se mueven. Podemos atacarles cuando quiera.

Negan hace una pausa y me mira orgulloso. Me dedica una amplia sonrisa mientras acaricia mi mejilla.

—Vamos a esperar el mejor momento—sentencia sin dejar de observarme.

Después de compartir la noticia con todos los salvadores, Dwight decide llevar a cabo una misión rastreo para conocer la zona y ver qué posibilidades de ataque hay. Yo me ofrezco voluntaria y Negan, lejos de apartarme, decide aprobar mi participación. De hecho, él también se incluye en el plan.

Cargo el revólver que me regaló Negan y me guardo dos cartuchos más en el cinturón. Compruebo el filo de mi cuchillo antes de meterlo en su funda. Me sale adrenalina por los poros, ansiaba participar en una misión importante como esta. A mi lado, el rubio carga con una escopeta mientras refunfuña.

— ¿Dónde está la ballesta que tenías?—pregunto.

—Me la ha vuelto a quitar su dueño—sisea—. Pero la recuperaré. Y no sólo me llevaré su ballesta, también me llevaré su vida.

—Cuánto resquemor en tus palabras, Dwight—sonrío irónica.

—Supongo que el mismo que tendrás tú al ver que el grupo que te atacó te trató de niña tonta y estúpida—ríe socarrón. Noto cómo mi gesto se endurece y mi mandíbula se tensa. No es divertido. Alargo mis brazos y empujo al rubio contra la pared.

— ¿Vas a matarme a golpecitos?—prosigue.

—No hagas que me enfade, Dwight. Si lo haces, destaparé toda la mierda que teníais Sherry y tú y grabaré el hermoso rostro de tu puta exnovia en el suelo. Y créeme, no será a golpecitos precisamente—le escupo mientras lo aprieto contra la pared.

—Está claro que Negan sabe cómo transformar a una chica indefensa en un monstruo.

Una parte dentro de mí da un respingo y provoca un pinchazo en mi pecho. Decido no contestar. Pero, ¿un monstruo?, ¿yo?, ¿por querer defenderme y defender lo mío? Antes era una niña tonta a la que todo el mundo tomaba el pelo. Ahora soy fuerte y por eso la gente me envidia y teme.

Está todo listo para nuestra expedición. Decidimos no llevar vehículo alguno para no llamar la atención. Tenemos que ser muy sigilosos. Mis respiraciones se van acelerando a medida que avanzamos en nuestra caminata. A pesar de lo ocurrido, tengo ganas de ver a ese grupo de nuevo. Quiero ver sus caras cuando me vean viva junto a Negan. Me imagino a Cindy asustada. Sonrío ante mi capacidad para imaginarme las cosas.

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