Capítulo 13

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— ¡¿Dónde coño están?!

Un griterío hace que empiece a abrir los ojos. Echo un vistazo a la cama vacía de Sherry, sus sábanas están revueltas. Me pongo en pie y salgo al pasillo alertada. Varios salvadores corretean hacia la salida. Decido seguirles, me temo lo peor.

Cuando abro la puerta de salida, observo a Negan golpeando un barril de forma brutal. A su lado, Simon, trata de hablar con él.

— ¡Traedme a esos hijos de puta ya! —ruge—. ¡Nadie se escapa del santuario!

Obediente, Simon reúne a un grupo de hombres y deciden montarse en varios coches. Cuando se disponen a salir, Negan vuelve a gritar.

— ¡Cuando los encontréis, a Dwight quemadle la cara! ¡Y a las otras dos las quiero intactas!

Los rugidos del motor ensordecen el ambiente. Escudriño el rostro de Negan. Es la viva imagen de la ira. Está claro que no le gusta nada que le traicionen. Pero, ¿cómo se ha enterado tan pronto?

El viento sopla y me doy la vuelta para entrar.

— ¡Tú! —me detiene Negan. Me detengo y rezo para que me deje en paz—. Ven aquí, Rym—me ordena esta vez aflojando el tono.

Lentamente, camino hacia él con los brazos cruzados. Su rostro permanece neutral. Si no le hubiera oído gritar hace unos segundos, no diría que está enfadado.

— ¿Sí?

— ¿Dónde están?

—No lo sé...—me cruzo de hombros—. Es posible que hayan ido de expedición...—miento.

Las grandes manos de Negan me agarran por lo hombros y me retienen.

—No me mientas, cariño—me advierte con tono sombrío—. Sé que se han escapado. No me cuentes jodidas historias.

—Yo... Por favor, déjame...—le pido mientras mis piernas empiezan a flojear.

Negan suspira y suelta su agarre.

—Márchate. Ya veo que sólo voy a lograr que llores...

Me felicito por mi pequeña victoria personal. Pero Sherry está en peligro. Negan sabe que se han escapado. No entiendo quién ha podido decírselo.

No me hace falta indagar mucho para averiguar quién ha dado el chivatazo: Simon, el supuesto amigo de Dwight. Estoy plenamente convencida de que ha vendido al rubio para subir puestos en la escala personal de Negan. El de bigote ha jugado sucio.

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Al caer la tarde, una marabunta de hombres llega al santuario. Me apresuro a bajar. Del camión sacan a Dwight, con medio rostro quemado, y a Sherry, visiblemente conmocionada. El corazón se me encoge.

—No me esperaba esto de ti, Dwight. Me has defraudado mucho. Y todo por esa mujer...—sisea Negan—. ¿Dónde está la otra?

—Cuando los encontramos, no estaba con ellos—responde uno.

Sherry no lo soporta más y empieza a sollozar. Dwight la mira de reojo compungido.

—Está bien...—suspira Negan—. Llevad a Dwight a una celda. Sherry, tú vienes conmigo. Ahora—ordena.

La chica camina asustada hasta el del bate. Este la agarra del brazo con fuerza y se la lleva adentro. Un nudo se forma en mi garganta. Hasta hace unas horas estaban saboreando su libertad. Y ahora, quién sabe lo que Negan va a hacerles.

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