Capítulo 19

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El ambiente está enrarecido. Todo el mundo lo percibe y sabe. Eso es porque hoy es el día que tanto esperaba Negan. Bueno, y yo. Vamos a verles las caras a Rick y su grupo. Voy a volver a ver a la tal Cindy. Y a ese que me hizo estar postrada en una camilla varios días.

Los walkie-talkie no han dejado de funcionar. Las patrullas informan constantemente de los movimientos de los habitantes de Alejandría. Negan no se despega del pequeño aparato. Necesita tenerlos postrados ante él.

Estoy terminando de limpiar la pistola cuando Trevor y Dwight aparecen. Están manteniendo una conversación cuando reparan en mi presencia. Ambos me miran durante unos silenciosos segundos hasta que el rubio se decide a despegar los labios.

—Los tenemos—se limita a decir.

No le doy tiempo a terminar las últimas sílabas. Me pongo en pie como un resorte y camino hacia la habitación de Negan. Al entrar, le observo abrocharse la chupa. Parece que va a marcharse.

— ¿Ya nos vamos?—pregunto mientras avanzo hacia él.

—Quizá deberías quedarte...—sugiere mientras acaricia mi mejilla.

—No—respondo rápidamente—. Y no insistas, voy a ir.

—Está bien—suspira sonoramente—. Pero no te separes de mí, ¿vale? No quiero exponer ni un puto mechón de tu cabeza.

Asiento. Rebusco entre mi ropa y me enfundo una chaqueta de cuero y unas botas más resistentes. Agarro mi cuchillo con un cinturón alrededor de mi muslo derecho y el revólver colgando de la cintura. Termino enfundándome unos mitones para evitar heridas en las palmas de las manos.

—Vámonos—me insta Negan.

El camino en la RV se hace pesado y muy lento. A pesar de que Dwight conduce de forma ligera, cada minuto se me antoja una hora. Jugueteo con los dedos mientras miro por la ventanilla. Negan me agarra la mano y la besa suavemente. Sus ojos brillan cuando le devuelvo la mirada. Está nervioso, pero puedo sentir el fuego que desprende.

—Te quiero...—se me escapa. Mis propios pensamientos se detienen para analizar lo que acabo de decir. "Te quiero". Es la primera vez que le digo eso a un hombre, sin contar a mi padre. Mi corazón da un vuelco y se lanza a latir con más fuerza, creo que reventaría cualquier contador de pulsaciones en estos momentos.

—Joder...—susurra sin aliento Negan—. Si me vuelves a decir eso, te juro que no te dejo salir de la RV.

Y dicho esto, me besa. Esta vez es algo efímero, corto, pero me aporta algo de fuerza y paciencia para hacer frente este momento. No hace falta ser un genio para saber que se va a derramar sangre, y no precisamente de caminantes.

—Hemos llegado—informa Dwight mientras para el motor—. Voy a bajar con los demás.

—Sí, vete—le ordena Negan. Se gira para mirarme—tú y yo nos quedaremos aquí para hacer nuestra entrada triunfal, nena—sonríe.

No tenemos que esperar mucho más. Varias voces se empiezan a oír. Negan se frota las manos mientras se levanta del asiento. Me rodea la cintura y me besa en la frente.

—Ahora es nuestro turno, amor. Ha llegado nuestra venganza—anuncia orgulloso.

—Muy bien, tenemos un montón—escucho a Simon—. Viene el gran hombre.

La puerta se abre, dejando entrar la luz de varios faros de los coches. Tengo que achinar los ojos durante unos segundos. Negan me toma de la mano y me obliga a salir detrás de él. Y lo primero que veo es un halo de luz frente a mis ojos. Me cubro los ojos momentáneamente hasta que se adapta mi visión.

Savior's chroniclesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora