Capítulo 17

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Mamá está peinando a Irina mientras las observo desde la puerta. Su pelo es bonito. Brilla mucho cuando le da el sol. Mamá le hace una trenza a un lado. Tata está guapa. Muy guapa. Yo quiero ser tan guapa como ella. Quiero ser tan mayor como ella.

—Ya estás lista, cariño—mamá termina el peinado y le da un besito en la frente. Yo también quiero uno.

—Mamá—musito alzando los brazos.

—Mira quién está aquí, Irina—sonríe al verme. Tata se gira y me mira.

Camino y abrazo a mamá. Apoyo mi cabeza en su pecho y escucho su corazón. Me tranquiliza.

—Mamá—interrumpe Irina—. Tengo que ir a clase ya.

—Sí, cariño mío—dice. Se pone en pie y me deja en el suelo.

Mamá se marcha y me deja sola con tata. Tata me pone una mano en la frente y ríe.

—Eres una cotilla.

—Yo también quiero que me hagan una trenza y quiero ir al colegio—murmuro.

Tata se vuelve a reír y me revuelve el pelo. Me aparto. No me gusta. No quiero que me despeine.

—Eres muy pequeñaja. Tienes que crecer para ser como yo. Te queda mucho aún.

Tata se marcha y me deja sola en su habitación.

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Finn me espera en la entrada del cine. Es la primera cita que tenemos. Después de varias negativas, al fin he accedido. Me resulta intimidante la idea de salir con un chico a solas. Al verme, se peina el pelo sonrojado y camina hacia mí.

—Estás muy guapa, Rym—me sonríe—. Ese vestido es muy bonito.

—Gracias, Finn—le regalo una de mis mejores sonrisas—. ¿Qué película vamos a ver?

—No sé... La que más te guste—responde—. Estoy dispuesto a ver lo que sea.

Su ternura me invade. Sonrío para mis adentros. Es perfecto.

Un bate sale de la nada e impacta contra la cabeza de Finn, tirándolo al suelo como un muñeco roto. La acera comienza a adquirir un tono escarlata. Me llevo las manos a la boca y las lágrimas comienzan a salir.

—Mierda, nena—comienza una voz rasgada—. Lo que yo te doy es mejor que toda esta jodida basura, nena. Esto apesta.

Negan aparece de la nada. Sacude su bate ensangrentado y lanza la sangre contra la pared. Se acerca a mí y me besa de forma violenta y apasionada.

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Abro los ojos de sopetón. Siento una enorme presión en la cabeza. Me duele mucho. Estoy tumbada en una camilla en lo que parece una consulta de médico, o una habitación de hospital. No hay nadie conmigo.

Un pitido continuo capta mi atención. Se trata de la máquina a la que estoy conectada y debe captar mis latidos. O no sé el qué.

— ¡Carlson, me importa tres putas mierdas que hayas hecho lo que esté en tu mano! ¡Quiero que la traigas de vuelta!—unos gritos me ponen la piel de gallina. Mi cabeza da varios tumbos hasta que relaciona esa voz con Negan.

Savior's chroniclesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora