Capítulo 12

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Cuando entro al cuarto de Negan, observo a Lucille, que está reposada en una de las paredes. Su mera visión hace que me estremezca. Es aterradora.

—Siéntate—me ordena Negan mientras cierra la puerta. Opto por sentarme en uno de los bordes de la cama.

Él permanece quieto frente a mí. Su boca forma una escalofriante línea curva. Parece que está sonriendo. Pero no llegaría a entenderlo. He incumplido sus normas. Seguramente me vaya a castigar y no de forma suave. Ya se sabe cómo trata Negan a los desobedientes.

— ¿Me vas a castigar? —mi voz temblorosa emerge.

Mi pregunta parece resultar cómica, puesto que empieza a reír. Avanza unos pasos y se pone de rodillas a mi altura.

— ¿Esa es la imagen que tienes de mí, Rym? —termina diciendo.

Sus palabras me descolocan. Le he visto ordenar matar a alguien, castigar e, incluso, asesinar a sangre fría a personas. ¿Esa pregunta va en serio? Está claro que eso no lo hace una buena persona.

Negan levanta una ceja esperando una señal, pero decido no responder. Creo que no vale la pena.

Ante mi pasotismo, el de la barba agarra mis manos y las acaricia. Sus manos, más grandes que las mías, cubren mis dedos con una exquisita delicadeza. Mi cabeza me ordena fervientemente que las aparte, pero decido estarme quieta.

—Nunca podría hacerte daño...—confiesa de forma vulnerable sin apartar sus ojos de mis manos—. Creo que ya lo estás viendo.

Una bofetada de impresión golpea mi rostro y me deja noqueada.

—Yo...—intento hablar.

—Si te dejé ir a expediciones fue porque tuviste ese puñetero capricho y quería contentarte. Pero si vas a desobedecer mis reglas, no vas a volver a salir de aquí—su tono vuelve a recuperar su tono autoritario. Sus ojos se clavan en los míos y un escalofrío sacude mi espalda sin piedad.

— ¿Me vas a tener encerrada en este sitio el resto de mis días? —no sé por qué, pero en este momento no tengo reparos a la hora de expresar mis sentimientos a Negan.

—Sí—sentencia mientras se pone en pie.

—Eso... eso no es justo—protesto con lágrimas en los ojos—. Estoy cansada de que todo el mundo gobierne mi vida—balbuceo molesta—. Quiero... quiero sentirme autosuficiente y capaz de tomar mis decisiones... No quiero sentirme como una muñeca...

Me gustaría haber frenado mis palabras y emociones, pero ya es tarde. Acabo de confesarle a una de las personas más crueles mis debilidades y miedos. Me abrazo a mí misma, me acabo de sentir desnuda.

—No quiero seguir arriesgándote—me reprocha severo.

—Hablas... hablas de mí como si fuera un débil objeto de cristal... Como si tuviera que estar dentro de una urna protectora para que nadie me toque... El querer aprender a luchar y salir a hacer expediciones no fue un capricho. Fue una iniciativa que tuve para poder protegerme yo misma...

—Me parece muy bien—me interrumpe—. Pero has desobedecido mis normas. Y he decidido que te quedas aquí. Se acabaron esas putas expediciones para ti. No quiero arriesgarme—sentencia.

Observo cómo mi futuro se derrumba como una casa de cartas en medio de un vendaval. Las lágrimas bañan mi rostro. Negan intenta acercarse a mí, pero retrocedo.

—Todo el mundo me conoce ya como la consentida de Negan. Y eso no me gusta—termino diciendo—. No soporto esto. Me quiero ir...

— ¿Irte? —Eleva la voz a la par que sus cejas—. ¿A dónde? Si no tienes nada ahí fuera. Ahora yo soy tu familia. Te guste o no, yo soy lo único que tienes.

Savior's chroniclesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora