Capítulo 9

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En cuanto la RV estaciona, escapo como puedo del vehículo y echo a correr hacia la vieja fábrica. Al llegar a mi habitación, veo que Sherri no está. Me tiro en la cama y me derrumbo.

Las imágenes de lo que ha ocurrido hace un rato se amontonan en mi cabeza y se reproducen una y otra vez. Veo a Negan con ese rostro endemoniadamente sereno. A Lucille flotando sobre la cabeza de aquel chico como un ave de presa esperando la carnaza. Por Dios, ese chico seguramente tenía mi edad. Y Negan no ha tenido ningún problema en arrebatarle la vida. Aprieto la almohada con mis manos mientras sollozo descontroladamente.

— ¿Qué ha ocurrido, Rym? —una voz nace a mis espaldas.

Aparto mi rostro de la almohada algo avergonzada. No me gusta que me vean llorar. Desde pequeña, me escondía para que nadie me viera.

—Ha matado a un chico que podría ser de mi edad, Sherry—apenas puedo articular más de cuatro palabras seguidas.

—Ven aquí—la mujer me acoge en sus brazos y yo escondo mi cara entre su pelo. Necesito desaparecer de aquí.

—Sherry... Vámonos ya de aquí—susurro.

—Rym, tranquila...

— ¿Cuándo nos vamos a fugar? —insisto.

—Rym...—oigo un suspiro de Sherry—. Tengo que decirte una cosa.

Me separo de ella y la miro de forma inquisitiva. Algo va mal.

— ¿Qué ocurre?

—He estado hablando con Dwight y me ha dicho que lo mejor será que no vengas con nosotros...—termina diciendo—. Lo siento, Rym...

—Pero, ¿por qué? —pregunto con voz la voz rota.

—Los salvadores hablan. Todo el mundo ya te conoce como la consentida de Negan. Dwight me ha dicho que él está muy pendiente de tus pasos y siempre quiere saber dónde estás... Si te llevamos con nosotros...

—Estaréis jugando con fuego, ¿no? —termino su frase con la vista fija en el suelo.

—Sí—corrobora.

—Vale—respondo mientras me pongo en pie—. No pasa nada. Gracias, Sherry.

Me marcho de la habitación y emprendo rumbo hacia ninguna parte. Recorro los pasillos de la fábrica. Todos iguales. Todo monótono. Una ratonera. No hay salida. Negan manda. Si desobedeces, mueres. Y soy su consentida. Me controla. Soy su juguete. Y todo esto por dejarme.

"El mundo se te comerá si no actúas, Rymmie"

Ya lo decía Irina. Ojalá hubiera salido como ella. Valiente e independiente. Observo la puerta de salida de la fábrica. Me envalentono y pego una patada para abrirla. El ruido que hace es tan fuerte que incluso me asusto.

— ¿Y tú qué harías, Irina? —susurro para mí misma. Cierro los ojos y espero a algo que sé que no va a llegar.

Un mes vagando en un mundo de muerte. Papá y mamá se esforzaban por mantenernos vivas. Bueno, más bien a mí. Irina no necesitaba protección. Podía ella sola con todo.

Entramos a una casa abandonada en busca de refugio para pasar la noche. Íbamos de hogar en hogar. Mi hermana me proporcionó un arma para que no estuviera indefensa. Y con ella en mi mano, decidí revisar el piso de arriba del inmueble.

Después de dos cuartos sin ver ningún mordedor, entré en la habitación del fondo del pasillo. La última por revisar. Abrí la puerta y me encontré con un caminante. Al verme, emitió un gruñido y empezó a balancearse hacia mí de manera torpe. Yo, que nunca había matado a ninguno de ellos, me quedé quieta en el umbral de la puerta.

— ¡Rym, mátalo! —pude oír los gritos de mi hermana. Siempre repetía las mismas palabras como si de un mantra se tratara. Pero yo nunca le hacía caso. No me atrevía.

El bicho me agarró el brazo y empecé a gritar como una niña pequeña. El cuchillo cayó al suelo y yo junto a él.

Recuerdo ver cómo un palo atravesó el cráneo del muerto. Gotas de sangre impactaron contra mi cara. Olía a putrefacto. El cadáver cayó a mi lado.

— ¡Rym!

Irina me tendió la mano y me puso en pie de un tirón. Su boca formaba una fina línea. Sus ojos eran la viva imagen del cansancio.

—Gracias—susurré avergonzada.

—El mundo ha cambiado. Por tu bien, espero que tú también lo hagas. Sino, acabarás encerrada o como uno de ellos—me riñó mientras señalaba el cuerpo del mordedor.

Sí, Irina. Has acertado. Al final he acabado encerrada en un sitio por mi cobardía. Quizá si hubiera huido ese día, no me hubieran encontrado y probablemente seguiría con mi libertad. Sola, pero con libertad.

Visualizo el bosque al fondo, tras las verjas. Qué fácil sería echar a correr y escapar. El ruido de un motor capta mi atención. Una camioneta está entrando por una de las puertas de la alambrada. Si pudiera aprovechar un descuido...

La camioneta avanza varios metros hasta que se para y empieza a echar humo. Todos los salvadores acuden a ella para ver qué ocurre. Incluido el que se encargaba de cerrar la puerta.

Siento un pequeño empujón en mi espalda. Doy un paso sin quitar los ojos de los salvadores. Están muy centrados en la camioneta. Echo a correr silenciosamente y rezo para que nadie se fije en mi presencia. Si me pillan, ya me puedo dar por muerta.

Ahogo jadeos en mi boca por miedo a llamar la atención. Mi corazón se desboca, parece que lucha por salir de mi pecho. Mis piernas empiezan a flaquear, más por miedo que por cansancio. "Ya falta poco, Rym", me auto animo. La puerta se me antoja cada vez más cercana. Casi puedo saborear la libertad en mi boca.

Mi cuello está al borde de la dislocación. Paseo mis ojos de la camioneta a la puerta. El grupo de salvadores siguen enfocados en el vehículo. Si Negan lo viera, pondría el grito en el cielo. El mundo está lleno de incompetentes. Pero esta vez, gracias a ellos, puedo salvar mi vida.

Estiro uno de mis brazos y toco la alambrada. Un paso más y estoy fuera. Lo consigo. Busco un arbusto cercano y me escondo. En ese momento, el grupo se disuelve y el de la puerta termina de cerrarla. Esbozo una pequeña sonrisa ante esta victoria personal.

—Lo he conseguido, Irina—susurro mientras doy bocanadas de aire.

Cuando no hay nadie en el exterior, salgo de mi escondite y me introduzco en el bosque. Mi felicidad se corta cuando me percato de que no llevo ningún arma. Nada de nada.

—No puede ser...—jadeo apenada —. ¿Y ahora qué?

La única cosa que tengo clara es que no quiero volver dentro. Ni siquiera por un arma. Veré cómo me las apaño.

Savior's chroniclesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora