Nadie saldra vivo.

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Capítulo 29.

Natsu.

Mientras caminaba mi corazón comenzó a acelerarse de una manera extraña. La palma de mi mano comenzó a emanar un brillo bastante fuerte. En la chaqueta de Jellal salió un resplandor.

Vi mi mano y se tornaba negra. ¡Joder! ¡Esto no es nada bueno! Mi nervios comenzaron a saltar.

Jellal sacó el objeto que tenía el resplandor y era el libro de la profesia.

Los dibujos que tenía, cobraban vida y comenzaban a moverse. La sombra de algo terriblemente oscuro se encontraba a lado de Erza, quien estaba tirada. Mientras que una persona en una silla se encontraba tirada, con un charco de sangre.

Enfrente de la sombra negra, se encontraba un chico de cabello negro.

—¡Maldita sea,  ese es Zeref!— rugí mientras corría por los pasillos, dirigiéndome al sótano.

—¿Dónde mierda esta Lucy?— grite pero Jellal  me veía pálido.

Gruñí.

—¿Qué pasa?— grite desesperado, mientras estiraba mis alas y volaba a toda velocidad.

El olor de Lucy, llego a mi olfato, sin preguntarle algo más a Jellal lo que vi me dejo con la boca abierta. Lucy, mi pequeña Lucy, estaba en el suelo, tirada, mientras su cuerpo daba espasmos, el cuerpo de Erza se encontraba de la misma manera. Las habían atrapado.

Vi a mi pequeña gritar de dolor, trataba de tocarse la espalda. Exactamente en medio de la alas. Su cara se tornaba roja de desesperación. Vi de reojo y en medio de sus alas, se encontraba una flecha.

¡Mierda!

—¡Jellal! ¡La están matando! — grite mientras irrumpía el ambiente en esa maldita habitación.

Corrí contra Zeref pero una flecha atravesó mi pecho.

—Caíste, como estás estupidas. Nos vemos Dragneel.



Otras dos flechas se clavaron en mi espalda baja y en mi garganta.

Mi cuerpo cayó.





Lucy.



Vi como el cuerpo de Natsu caía mientras comenzaba a desangrarse.

Atrás de él, Jellal tenía atravesada una flecha en la cabeza.

—No... ¡NO!— grite con todas mis fuerzas, desgarrándome la garganta.

Algo tembló en mi cuerpo. Mi alma comenzaba a salirse. No. Comenzaba a expandirse. Mi lado salvaje de dragón comenzó a dominar mi mente.

"Mátalos a todos"

"Necesitas sangre"

"Mataron frente a tus ojos a tu pareja"

"Nadie merece vivir"

—Quiero sangre...— susurre.



Tome la flecha que tenía en medio de mis alas y con fuerza me desgarre la espalda. Sintiendo como la flecha abría mi carne. El dolor era inmenso, pero era insoportable el hecho de no tener a Natsu nunca más.



Mi cuerpo comenzó a retorcerse. Mis manos crujieron y unas garras negras aparecieron, mi piel oscureció, al igual que mi corazón.

El fuego me rodeo quemando completamente la red. Dejándola en nada. Vi el cuerpo de Erza temblar y queme la red que la tenía atrapada. Si pierdo el control, quiero que ella me mate. A un lado vi al Rey. En un simple movimiento deshice su agarre. Mientras caía. Su cuerpo azoto abriéndose su vientre. Alguna herida reciente.

Voltee hacia enfrente y tenía a Zeref frente a mi.

—Ahora que la oscuridad domina tu corazón, ven conmigo, sanare el dolor, todo se arreglará, solo ven.— dijo, extendiéndome la mano.



En un santiamén. Su brazo cayó al piso.

—¡Jodete hijo de puta!— rugí, sorprendiéndome de mis voz distorsionada. Zeref maldijo mientras tomaba lo que le quedaba de brazo.

Comencé a acercarme, ignorando la nueva forma de mi cuerpo. Nadie me tocara.

—No morirás aquí, morirás frente a todos los hijos de perra como tú. Ellas caerá, como tú. Porque hasta el final seguirán siendo perros falderos—Lo tome de la espalda, enterrando las garras en su espalda, el grito de dolor. Pero lo ignore.



Antes de irme, eche un vistazo a los cuerpos de mis amigos y de mi Natsu.

—Natsu... — Susurre. Salí y me dirigí al centro de todo el reino, ahí todos se encontraban.



—¡En nombre de Igneel Dragneel, de mi querido y caído Natsu Dragneel, yo te mato aquí frente a todos! ¡Arde en el infierno hijo de puta — grite mientras que de mi, salía fuego negro. Los gritos de Zeref eran terroríficos, pero lo merecía.

En una abrir de ojos, sentí como me atravesaba en el vientre. Tosi y la sangre brotó.

Cuando miré hacia atrás, vi a Acnologia frente a mi. ¿Es humano?



—¡Pudranse ustedes dos!

Tome su brazo, el que atravesaba mi cuerpo, y enterré las uñas.

"Necesitas sangre"

"Quiero sangre"

"Nadie saldrá vivo"

Y mi mente se nubló por completo.

Yo escribo mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora