"Esos labios, rosados y perfectos con leves escamas por la sequedad que aumentaban su atracción. El amaba con locura esos labios, los deseaba desde el primer momento en que conoció la existencia de estos. A pesar de que esos labios jamás se movieran para formular una palabra, a el le encantaban y si tuviera la oportunidad, los devoraría con ansiedad. Llevaba varios años añorando poder probarlos, apropiarse de ellos. Pero el tiempo nunca le concedió esa oportunidad. Esto no reducio sus esperanzas de poder acercarse a esos labios y su dueña"
"Más allá de todos los fetiches y fantasías que había desarrollado por la chica, sentía una confusa atracción por la eriza rosada. Cada vez que tenia el más mínimo de los contactos con ella, lo disfrutaba inmensamente. Y lo recordaba cada vez que se iba a dormir. Uno en especial le daba satisfacción recordarlo: La vez que la vio sonreír. Esa sonrisa sincera ajena a toda malicia, que demostraba su dentadura perlada, que incluso, opacaba a los mismísimos ángeles. Siempre se cuestionaba, ¿como es que podía haber tal hermosura y perfección en tan solo dos esponjosas líneas de carne?"
- labios tan perfectos como los tuyos deberían ser cosa de cuentos de hadas - inclino la taza en mi boca y permito al café llegar a mi estómago calentando parte de mi garganta en el proceso. Giro mi silla hacia el enorme ventanal que tenía detrás y me dedico a observar el nacimiento del sol, en la hermosa ciudad de Mobius.... Mi ciudad natal.
- Shadow..- mi directora y editora entró de improvisto en mi oficina irrumpiendo con la tranquilidad que gozaba. Se la notaba agitada.
- ¿Que sucede Sally? - me volteo lentamente y la observo.
- las aprendices llegaron antes de tiempo.. ¿Las hago esperar o las quieres recibir ahora? - me indico apresurada, reconoci un tic en su labio referente a que no quería hacerlas esperar... pero también podía detectar otra cosa en ella.
"Genial, un montón de adolescentes ilusionadas con ser escritoras famosas y convertirse en próceres del género erotico"
- Sally tranquila - palpe mis piernas en señal de que se acerque y se siente en ellas - Sabes perfectamente que ninguna chica cambiará lo que siento por ti - le digo con una sonrisa observando como ella se acercaba provocativa.
- Recuerda que eres solo mío - se sentó en mis piernas y desató lentamente mi corbata - No me gusta compartir lo que es mio... Y menos con esas taradas que no te quitaran la vista de encima - enroscó la corbata en mi cuello y la anudo, dejándola a modo de correa. - Tengo ganas de que me lo hagas, esclavo - pase mis manos por sus caderas mientras disfrutaba la presión en mi cuello.
- Soy suyo Ama~ - sentí como ella tironeo levemente de la correa, privandome del oxígeno por una milésima de segundo excitadome en el acto. Pude ver como una sonrisa maliciosa se formó en su rostro y como atormentaba su labio inferior con sus dientes. - Ama, ¿esta segura que quiere hacerlo en el trabajo? - hable con sumisión mientras desabotonaba su camisa blanca de manga corta.. Un regalo mio de aniversario que disfrutaba quitandoselo cada vez que andábamos urgidos.
- ¿Te di permiso para hablar? - volvió a sujetar la corbata con firmeza robandome el aliento una vez más.
- N-no - dije con la respiración entrecortada. Este último acto por parte de ella no me impidió continuar con mi tarea de deshacerme de la pieza superior de su atuendo.
- No tenemos mucho tiempo, así que será solamente una entrada para lo que se viene esta noche - esa sonrisa lujuriosa tan típica en ella podía traducirla perfectamente como una sola cosa: Sexo oral. Me encantaba dárselo, escuchar los gemidos que causaba era una de las cosas que más disfrutaba de chupársela, además del sabor y sentir su líquido escurrirse por mis labios.
- Sabes que hacer esclavo - se separo de nuestro acople y se úbico justo frente a mi. - Si quieres un poco de esto.. - subió su falda y metió su mano en esta, al segundo transcurrido, la saco con la yema de los dedos recubierta con ese líquido caliente que tanto amaba de ella. -.. Tendrás que venir a buscarlo -
