Capítulo 10

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Estruje el volante, al llegar a mi hogar. Ahora que estoy frente a él me doy cuenta que no tengo ni un poco de ganas de estar aquí. Respiro profundamente para dar una última ojeada. No puedo entrar en mi hogar hasta.. Sacar lo que tengo adentro. Una asquerosa necesidad de vomitar me asfixia, abro la puerta del auto con esfuerzo para terminar vaciandome en la vereda de mi casa. - Mierda -
miro el rojo de esa grotesca sustancia con repugnancia.
Limpio los restos de mi boca con el dorso de mi mano, levantó la mirada un momento para observar nuevamente mi hogar, rezando para poder ver la necesidad de entrar... Pero nada.

Cierro la puerta del auto, y piso el acelerador alejándome rápidamente de la gran mansión.
Creo que es hora para una visita.

(...)

Miró el techo, tratando de eliminar los gemidos de mi conciencia.
Mi mamá sigue dormida, sino ya habría venido a explicarme que fue todo eso.... Pasó tan rápido.
No sé qué debería pensar. Siento que es una falta de respeto a la conciencia de mi padre pero también siento que mi mamá se lo merece. Hace ya años que está sola... Tal vez es hora de que tenga a otro hombre en su vida. Pero no Shadow, el tiene novia... Puedo... Puedo extorsionarlo y sacarle plata, mucha plata, también un puesto de trabajo mejor. Incluso un auto... Un departamento.... Se acaba de abrir un puerta con tantas posibilidades... Tendría que mentir: diciendo que tengo una foto del momento en que estuvo con mi mamá. Eso sería una complicación, ya que si me pide que le muestre una prueba lo arruinaría todo... No debo precipitarme.
Esta noche, cuando estemos en la fiesta, lo voy a hacer colapsar mostrándole que tiene mierda hasta el cuello.... Soy tan perra.

(...)

- ¿Que tal? Lo de siempre... Y llámame a tu jefe - solicito sentado en la barra de bebidas. En un oscuro antro casi vacío, puesto que no eran ni las nueve.

Pasó ahí sentado, perdido totalmente en las nubes de su mundo subalterno. Incluso teniendo el vodka frente a él no lograba sacarlo de ese rincón de su cabeza.

- ¡Shadow! - El grito del corpulento equidna sí lo hizo - Que raro, estas tomando vodka en vaso - comentó burlón, haciendo referencia a todas las veces que había visto a su amigo tomar alcohol directamente del ombligo de alguna chica.

- Conserva más el sabor - se volteo lentamente para encontrarse con uno de sus amigos más antiguos. - ¿Como estas rojo? - extendió su brazo, para estrechar sus muñecas con fuerza a modo de saludo.

— No me quejo - se situó junto al erizo, para inclinarse sobre la barra y tomar un botella de vodka - ¿Y vos?... - Destapó la botella para darle un sorbo a la bebida.

- Pues hace rato metí la pata, otra vez pero creo que ya estoy bien - devolvió su mirar al vaso casi vacío. Admitiendo con vergüenza otra infidelidad.

- ¿Otra vez? Con esta ya van tres... Y que yo sepa Sally solo te ha engañado una - replicó el rojo, indignado con la actitud de su amigo.

- No puedo aguantar, rojo. Cada vez que veo una mujer que expresa las ganas que me tiene, recuerdo ese estúpido nombre. Y eso me lleva a engañar a Sally... - Explicó avergonzado, recargando su cara en la palma de la mano.

- Tal vez ya no la amas... - sugirió el equidna con tono suave. A sabiendas de que era un tema sumamente delicado para su amigo.
- La amo, haría lo que fuese por ella... Pero no puedo olvidarlo, ni siquiera confesó que me había engañado... Tuve que enterarme por mi secretaria... Y lo peor de todo fue con una chica - explicó el oscuro, sintiendo esa sensación de humillación frente a su amigo -no tenes idea lo frustrante que es para un hombre, que tu amada busque placer en un par de tetas.. Me siento impotente. - miro de reojo al equidna. Que asimilaba todo sorprendido. - No entiendo porque me engaño - susurro lo último, mirando el fondo cristalino de su vaso.

Shadamy - Blind SpotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora