- pupi~ -gemi, justo en su oído. Su mano continuaba moviendose sobre mi pene, pero ahora con una leve cantidad más de velocidad.
- ohhh, me da ternura cuando te masturbo y tu gimes - giro su cabeza y beso mi mejilla - vamos, sigue gimiendo para pupi - mordió mi mejilla con fuerza y aumento la velocidad sobre mi falo.
- maldita~ - susurre en su oído, con el dolor de la mordida causando una placentera molestia.
- Aún no viste nada - volvió a incar los dientes en mi mejilla. - le tendré que decir a mamá que llegare tarde para ayudarla - sonrei cuando dijo eso, significa que la tendré para mi, el tiempo suficiente para hacerle el amor... O tal vez tenga otros planes. - me tienes toda para ti por una hora, yo se que tardas bastante en llegar, pero será suficiente para al menos, uno.... Disfrutame - susurro antes de empezar a mordisquear mi mejilla y repasar las marcas de las anteriores mordidas con la lengua.
- siempre lo hago - tome la muñeca de la mano que estaba sobre mi miembro y la corri de un tirón. - hoy me apetece sexo anal - declare mirando el fuerte rubor que había aparecido en las mejillas de Sally por culpa de mis palabras.
- ¡Shadow! Sabes que me gusta el sexo anál, pero no quiero cojear el resto del día. Preferiría hacerlo un sábado o un viernes, sabiendo que puedo descansar - cruzo sus brazos y frunció el ceño.
- esta bien pupi, lo dejaremos para el fin de semana - reí levemente y plante un pequeño beso en su frente.
- ayayay - nego con la cabeza mientras se aferraba a mi cuello. - puedo devolverte el favor... Si quieres, claro - arqueo las cejas y mordió su labio inferior.
- naa, lo dejare para la noche. Por ahora, solo quiero disfrutar de tu compañía - deje caer mi cabeza en su hombro. Sintiendo otra vez, ese provocativo aroma.
- ¿Que? ¡Oh no señor! vas a cojerme. Estamos en el trabajo, desnudos y excitados... Al menos manosea mis tetas - mascullo frustrada y algo enojada.
Se veía tan tierna en ese estado. Desnuda, sobre mi escritorio. Con los brazos cruzados y las piernas levemente separadas por mi cuerpo. Y ese sentimiento de frustración que la hacia ver más sexy. - me gusta cuando te desesperas - bese su hombro y me acerque a su oído - esta bien, te haré mojar un poco - bese el lóbulo de su oreja y baje a su hombro nuevamente.
- mmm sí~ -inclino su cabeza al sentido contrario donde estaba siendo mordida.
- Pupi~ - coloque ambas manos sobre sus pechos y comencé a retorcer eroticamente sus pezónes, con un extremo cuidado por supuesto.
- si no te gusta.. Avísame - me incline para besar su pecho izquierdo.- me encanta~ - canturreo con una sonrisa y una voz juguetona.
(...)
Su voz fue demasiado para mis neuronas. Y la única forma que encontré para dejar de escuchar ese insoportable sonido fue separarme del grupo, sin llamar la atención de ningúno de los practicantes. Incluyendo a mis amigos.
Explorar los coloridos pasillos del edificio es toda una historia. Los cuadros de escritores míticos como Tolkien o Verne le daban un toque clásico al lugar. Y los pisos rojo torino con las paredes blanco hueso le otorgaban modernidad. A mi parecer, parecía un trabajo soñado para todo aficionado a la escritura. Todo un edificio dedicado a lo que te hace feliz.
Una puerta llamo mi atención. No había muchas puertas, y de las pocas que había, estaban abiertas. A excepción de esta.
Me pare frente a la gran puerta, situada en algún pasillo de la planta donde estaba. La puerta, de roble y con decoraciónes tradicionales. Tenía la palabra "no entrar" chapada en acero. Debajo de esta frase, había un pequeño fragmento de un libro que reconocí instantáneamente. "Thorin, escudo de roble. Abre esa puerta a como de lugar" también chapado en acero.