Me miraba fijamente, con su expresión de timidez y frialdad entremezcladas. Se notaba perfectamente que no tenía la más mínima idea de que decir. — Sigueme — tome su mano para conducirla hasta la pared más cercana, víctima de diversas parejas excitadas.
-— ¿Me escuchas? — le pregunté con tono de voz elevado para que llegase a escucharme.
Asíntio mirando de reojo a un lado. Me pareció un tanto llamativo, gire la cabeza para encontrarme con otro personaje de la noche, recurrente en estos lugares. Esta vez era un felino con mirada fija en mi. Vestido de oscuro y con los brazos cruzados.
— ¿Te puedo ayudar? — ofrecí amable, desconociendo el motivo de su mirada y presencia.— Pues, me parece que tu amiga es muy joven para estar aquí... — hablo venenoso. No le di mucha importancia. Es fácil deshacerse de esta clase de persona, solo necesitas incitación a la violencia.
— ¿Y vos no sos muy joven para terminar en silla de ruedas? — esboce una sonrisa ladina y lo enfrente. Ahora solo es cuestión de segundos.
— Tranquilo, no dije nada — retrocedió unos pasos y se dio a la fuga rápidamente.
Volví a mirar a Amy — Sos un imán de chicos eh — comenté con burla, pensando en los futuros problemas que podía tráerme si no le sacaba un ojo de encima.
Revoleo los ojos y solto una inaudible risa (me di cuenta por el torcimiento de sus labios) — Ahora... — dije para volver al motivo principal de su presencia junto a mi — Bailar es fácil para vos, porque sos chica novata, así que el chico impone los movimientos y vos los seguís, cuando seas mejor en esto, podrás imponer movimientos — le explique. Me sentía terriblemente viejo, enseñando como bailar a una chica en plena juventud.
El desconcierto en su cara era tal, que incluso me daba gracia. — ¡No me mires así! — le dije entre risas, sintiendome cautivado por la actitud de Amy. Es tan rara.
— ¿Queres intentar conmigo? — le ofrecí juguetón. ¡Se va a morir de la vergüenza! jajajaja.Desvía la mirada rápidamente, toda enrojecida. — ¡Ternura! —
(...)
Es tan infantil en ocasiones, no demuestra la madurez que tiene y eso me enerva a más no poder. Es cierto que tiene encanto cuando se comporta así pero prefiero cuando esta serio. Esa faceta del hombre serio y responsable que solo demuestra seducción... Me encanta.
Cambiando de tema.
No puedo bailar con el. Osea, es mi jefe, conozco a su novia (apenas, pero lo hago) y es incomodo ser testigo del poco respeto que le guarda. No niego que tenga unas medianas ganas de bailar un rato con el pero no sería ético.... Pero, ya me escape con el y... Eso ya no es ético así que... Tal vez, bailar solo un poco no sea tan malo.
— No te fuerzo a nada — me dijo tranquilizador. Guiñandome un ojo. — Solo tu y yo, bailando un poco... No vas a pasar vergüenza, todos nos ignoraran, como ahora. — parecía realmente interesado en lograr que baile con el.
Arqueo una ceja y lo miró incrédula, el me entenderá — Solo quiero que la pases bien, y no te arrepientas de haber tomado una mala decisión que podría convertirse en buena — sonaba tan convincente que incluso me hizo volcar hacia su idea de buena decisión.
Extendió su oscura mano hacia mi, en una clara invitación por ser su compañera de baile. Mire la mano en un titubeo, sintiendo que la única mala decisión sería tomar esa mano.
Pero luego, una idea vino a mi cabeza, ¿Que es lo peor que puede pasar? Soy inadmisible en este lugar y estoy con un hombre que me dobla la edad. Por mis venas corre excitación enpastillada. Ya estoy aquí, frente a él, haciéndolo esperar por mi respuesta.
¿Que es lo peor que puede pasarme?