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Scarlet

Salí del despacho acompañada por Bernadette. Al final logré convencerla de seguir mis indicaciones por el bien de las gemelas.

Pronto, en cuanto se dictara la sentencia de divorcio, Bernadette iniciaría un juicio por la custodia de Rosemarie y Jane, convirtiendolas en sus hijas.

Era lo justo, las gemelas habían sido criadas por su hermana mayor desde que nacieron, nadie mejor que ella para velar por el bienestar de mis niñas.

El baile era cada vez más estruendoso, mi cabeza me dolía de tanto tener que estar fingiendo una falsa felicidad ante todos mis conocidos.

-Entonces ¿Cuándo crees que mi padre lo pida al gran tribunal? - me preguntó Bernadette.

-Supongo que en cuanto Constance y Emilian se vayan a su viaje de bodas. - le dije. En serio me sentía mal.

-¿Te encuentras bien? - me preguntó mi hijastra, con un tono ligeramente preocupado. Tal vez ya podía tratarme normal, puesto que ya no representaba una amenaza para ella.

-Hermana es obvio que no se encuentra bien... - una voz dijo a nuestras espaldas, ambas nos volteamos para ver a James, mirandome severamente. Mi cabeza me estaba matando. -... La llevaré a casa... - yo intenté protestar, pero él me interrumpió de inmediato.-... Nada de protestas. Por mucho que me desagrade pasar tiempo con usted, es mi deber llevarla, después de todo, mi padre está ocupado.

Más atrás, en la pista de baile pude ver a mi esposo bailando alegremente con Madame Stoichkov. Imbéciles, solo estaban poniendome las cosas más sencillas.

Salí de la casa de mis padres, escoltada por James. El aire fresco era agradable, y el frío de la noche ayudó a calmar mi dolor de cabeza. Él se veía realmente molesto, así que preferí guardar silencio. No nos miramos mientras esperabamos nuestro carruaje.

¡oh pero no podía durar! En cuanto el cochero cerró la puerta del carruaje, después de intercambiar una palabras con mi hijastro, que no escuché, y quedamos sumidos en esa oscuridad aterciopelada, protegidos del mundo exterior por las pesadas cortinas azules de las ventanas. Supe la razón de su molestia.

Sin esperarmelo, me acercó a él y me beso con fiereza, demandando mi pasión y yo estaba muy dispuesta a darsela. Lo había extrañado tanto estos días que tuve que ignorarlo. Juro que si me lo hubiera pedido, le hubiera dejado tomarme ahí, en el carruaje.

Pero, extrañamente no hizo ni el intento, a pesar de que yo sabía que también lo deseaba.

Me separó lentamente, y me miró, sus ojos estaban oscurecidos y sus labios ligeramente hinchados. Yo había despeinado su cabello, y jamás me había parecido tan apuesto como en ese momento. Sonreí.

-Hola extraño.- dije en susurro.

Él no me dijo nada, solo me abrazó y hundió su cabeza en mi cuello.

-Eres malvada... - me susurró al oido, su mano se paseaba por mi espalda baja y mi cintura.-... Me dices que no soy merecedor de tu amor, me ignoras durante días enteros, me dejas besarte de esa manera, y luego simplemente saludas como si nada.

Lo obligue a mirarme a la cara y tomé su rostro entre mis manos.

-Solo me protejo de ti y de lo que siento, porque sé bien que no puedo ser correspondida.... - dije sinceramente, creo que jamás habíamos hablado con tanta confianza e intimidad.-... Pero eso no significa que no desee lo mismo que tu.

James me miró, y me permití perderme en esos ojos verdes tan hermosos. ¿Cómo iba a separarme de él, ahora? Era claro que, fuera cual fuera el veredicto, yo me iría.

-Te tengo una sorpresa.-dijo. No había caido en cuenta que el carruaje había parado. ¿Tan pronto habíamos llegado a casa?

Ambos bajamos del carruaje y no supe en dónde estábamos. Era una calle normal, con una acera y grandes y largas paredes de enredaderas y barrotes de metal pintado de negro.

En algún lado había visto esos barrotes, pero, no lo recordaba.

- Jack esperanos aquí.- le dijo James al cochero, antes de tomar mi mano y llevarme casi corriendo por la acera.

Recorrimos casi cinco o seis metros, y encontramos una puerta de enrejado.

James me sonrió antes de abrirla.

Pasamos a un extenso jardín de abetos.

-¿En dónde estamos? - pregunté, pero fui totalmente ignorada. Volvió a tomar mi mano, y me guió por el jardín, hasta que llegamos a una enorme construcción al estilo griego.

Aun no sé bien cómo, él logró forzar una entrada del edificio. James parecía saber bien a dónde nos dirigíamos mientras me guiaba por la enorme serie de pasillos, al final, llegamos a una enorme puerta de roble.

-¿Me dirás en dónde estamos? - le pregunté.

Él sonrió.

-ésta es tu sorpresa... - dijo enigmático mientras abría la puerta. La estancia era gigante, llena de curules y pisos de mármol.

¡Era la cámara de Lores!

¡¡Era la Cámara de Lores!!

-Es... - balbucee. No sé como me contuve de gritar de emoción. Esa estancia era donde se hacían las leyes, dónde las propuestas eran oídas y discutidas por los políticos del Reino, y era el lugar a dónde siempre deseé poder ir, pero....¿adivinan? Era una mujer, y las mujeres no eran admitidas en la Cámara bajo ninguna circunstancia.

Lo miré sin creermelo.

James solo me sonreía dulcemente.

-Creo que éste es un buen lugar para hablar.-me dijo.

Estábamos en medio de la estancia, el techo parecía interminable y la luz lunar era lo único que nos iluminaba. Tomó mis manos y me miró.

-Scarlet Scarborough... - dijo ceremonioso ¿Qué estaba planeando?¿Por qué me llamaba con ese apellido?.-... Sé que soy una paria de hombre, que soy mujeriego y un patán... - sus ojos se veían tan sinceros, su mano acarició mi rostro.-... Y aun no encuentro una explicación al hecho de que al parecer sientes algo por mi...- ¿en serio no se daba cuenta que yo respiraba solo por él? -... Pero de lo único que estoy completamente seguro es que te necesito conmigo, que te quiero para estar contigo siempre, que te deseo tanto como para hacerte mía cada día, noche u hora de mi vida, quiero saber todos tus pensamientos, todas tus manías, tus miedos, tus sueños... - dijo. Me había quedado sin respiración, ¿Cómo era posible que me dijera esas cosas? ¿Cuando habíamos terminado casi abrazados? -... Sé que ahora nuestro panorama no es el más indicado, jamás lo fue, y sin embargo, a pesar de todo, lograste meterte en mi piel y en cada pensamiento que tengo... Y yo... - se interrumpió un segundo, vi duda en sus ojos.-... Yo no soy un romántico pero estoy seguro de que te amo como nunca he amado a nadie.

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N/A: ah moría por escribir éste capítulo desde que empecé a escribir esta novela <3
Comments?

Atte.
Lenka Mockingjay

La Madrastra (Saga Montgomery #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora