Capítulo 12: Una llegada "indeseada"

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Con el pasar de los días el trabajo se fue normalizando poco a poco. Al comienzo fue la locura total ver a Lara como asistente de Thomas; no cesaban los cuchicheos y rumores por todos los pisos. Pero, se fueron calmando conforme vieron la cantidad de trabajo que Lara tenía. Era tanto, que si podía acostarse con Thomas una vez a la semana era demasiado.

Era inevitable sentir un fresquito interno, ahora Lara estaba soportando trabajo en exceso y por esto Thomas tenía más tiempo para mí y eso era suficiente. Con Bonnie por otro lado, era un poco más profesional; de vez en cuando me besaba o terminabamos sobre mi escritorio armando desorden. Adoraba tenerla cerca y realmente era muy buena en su trabajo, si no me gustara tanto verla por aquí haría que ascendiera. Pero no aún, deseaba disfrutarla un rato más. Yo estaba en una situación en la cual me sentía tranquila y en equilibrio esperando que durara solo un poco más.

Octubre iniciaba y se sentía el aroma a halloween; cada departamento había decorado su piso de forma temática, los dulces iban y venían de todos los colores y sabores, algunas chicas lucían pelucas y antifaces, un sin fin de máscaras aterradoras. Thomas y yo realizabamos múltiples trabajos que daban inicio oficial a despedir el año y suspender el trabajo hasta enero; pero para eso faltaban casi dos meses y debíamos continuar trabajando.

Era un día oscuro, las nubes en el cielo anunciaban que no iban a permitir el asomo del sol ni por un segundo, y el frío viento estaba acompañado por chubascos; momento perfecto para mi té matutino. Bonnie entró a mi oficina con mi taza de té y el sabor de la semana era limón (bastante desagradable, la verdad)
-Kiara, el señor Stevens acaba de llamarne para pedirte que subas a su oficina un momento.- se arreglo las gafas y se retiró de mi oficina. Que raro. Casi nunca subo a su oficina a no ser que haya alguna reunión o visita de amigos.
Sin pensarlo mucho, salí por el pasillo hasta el elevador y marqué el último piso. Recordé que tenía que ver de frente a Lara y una ligera descarga eléctrica atravesó mi cuerpo.

Cuando el ascensor se detuvo vi el puesto de Lara vacío; <quizás está en el baño> pensé.
Caminé hacia la oficina de Thomas donde reinaba el silencio. Abrí la puerta y para mi sorpresa Lara se encontraba de pie en una esquina con algo en la mano....¿Qué cosa era? No pude reconocerla. Thomas estaba sentado en su escritorio con la cabeza hundida en sus manos. Estaba estresado, de eso estaba segura.

-¿Interrumpo?- dije al notar el silencio tan incómodo del momento.

-Kiara, la verdad es que estás aquí porque algo ocurrió y tenías que saberlo.- Lara ahora estaba frente a mí hablándome tan serio que me preocupé por el suceso.

-Tu no hables- Espetó Thomas.- Soy yo quien debe hablar.

-Bueno, pero hablen pues! Ya me tienen asustada con tanto misterio.

-Bueno Kiara, es porque esto no es nada sencillo. Prefiero que lo veas tu misma- Lara me dió un sobre que estaba abierto, detalle el remitente; era un hospital.

-¿Qué demonios es esto?

-Solo léelo.
Abrí de inmediato el papel que se encontraba dentro: era un examen de sangre; para ser más específicos era una prueba de embarazo, justo debajo del nombre de Lara había una palabra en mayúscula y en negrita que me dejó helada: POSITIVO

-Yo....- tuve que sentarme, Thomas se incorporó de su silla y me ayudó a llegar a la silla, ya que después de esa noticia la distancia entre la silla y yo era mucho mayor y las piernas no podían mantenerme en pie por más tiempo.

-Por favor, di algo- Thomas sujetaba con fuerza mis manos estando de rodillas frente a mí. Una característica personal es que tiendo a reaccionar muy diferente al resto de las personas. Noticias como esta, me dejan sin habla hasta que puedo finalmente digerirla y poder decir algo. Pero este no fue el caso, por más que quería botar a Lara por la ventana y fingir que nada pasó, no podía ni siquiera moverme.

Un bebé, un bebé de Thomas y Lara, no podía creerlo; la peor pesadilla de mi vida ocurría justo ahora.

Sin pensarlo más, agarré fuerzas de donde no tenía y me levanté del asiento dirigiéndome a la salida. Thomas intentó sujetarme del brazo, pero lo jalé para que me soltara.

-Me voy- fue lo único que pude pronunciar a pesar de sentir miles de palabras como una especie de vómito detenido que querían salir y explotar sobre ambos.
El camino al asecensor se me hizo exageradamente largo y debí ir más de prisa pues Thomas me seguía.

-Por favor Kiara! Espera!

El ascensor se abrió y pude entrar y cerrar la puerta, tan pronto que Thomas no pudo alcanzarme. Oprimí el primer piso para tomar un taxi y salir corriendo del lugar. Las lágrimas querían salir a cántaros pero mi orgullo lo impedía y hasta que no salí de la empresa y tomé un taxi, no dejé escapar el llanto.

-¿A donde vamos señorita?- el taxista entendió mis indicaciones y arrancó en camino. La cabeza me daba tantas vueltas que resultó ser peor sensación que cuando me pasé de tragos en la fiesta. Thomas sabía que en este tipo de momentos prefiero estar sola y pensar para después hablar con él y esperaba que lo entendiera.

No podía sacar de mi mente aquel papel y la cara de Thomas; estaba devastado y yo sabía muy bien la razón. Pensarla hizo que las lágrimas se derramaran de inmediato y sin poder detenerlas.

Aquel momento resultó ser el más doloroso desde aquella vez hace 6 años.

Stevens CorporatedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora