Capítulo 20: La verdad quiere salir a la luz

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Bonnie suspiró.

-El señor George Dyer si es mi esposo.- Bonnie pronunció cada palabra con delicadeza como si yo necesitara enterder a profundidad cada una. Se quejaba cada tanto de sus heridas; verla también era doloroso.

-De acuerdo.- Fue lo que me atreví a responder.

-Pero no tuve nada que ver con todo lo que se me acusa.

-Creo que esta es la parte donde yo digo, no te creo.- me recosté en mi silla con bastante dolor.

-No sabía que te habían herido hasta que me capturaron.

-¿Oh en serio? Vas a decirme ahora que no fuiste tú quien me disparó. Ahí están las grabaciones de las cámaras de esa noche.

-¿Sabes qué Kiara? Tu no quieres oir lo que quiero decirte, así que dejaré que tu misma lo veas.

-¿De qué rayos hablas Bonnie?

-Tu viniste aquí por respuestas y por supuesto que te las daré. Escucha esto: Ve a mi casa, una cuadra después hay un edificio de bodegas. En el tercer piso en la bodega 27 bajo el pomo hay un tablero donde digitarás mi nombre; al entrar y atrás de un cuadro con un paisaje hay una caja fuerte; la clave es 20011012 ahí hay un sobre con información  suficiente para volver aquí a preguntar por más. Llévalo con tu esposo o a la policía no sé lo que quieras hacer.- Se levantó sin decir mayor palabra y se retiró de aquel hostil cuarto.

Aguardé un momento recordando toda la información que Bonnie me había dado. ¿Debía seguir sus inetrucciones? ¿Y si era una trampa? Al salir de la prisión la ansiedad de no saber que decidir me hacía casi correr hasta el auto con Will.

Al sentarme en la silla de atrás había tomado una decisión: Ir tras las indicaciones de Bonnie y arriesgarme a lo que fuera por conseguir respuestas. Estar con ella me generó más dudas de las que tenía así que debía saciar ese deseo por desenrrollar este lío.

-¿Qué pasó allá Kiara?- Will me miraba a través del retrovisor.

-Vamos a la casa de Bonnie.- dije al cabo de unos minutos.

Indiqué la manera de llegar y tras 20 minutos de camino llegamos a la casa de Bonnie. Jamás había ido a aquel lugar. El vecindario era ostentoso; no parecía que alguien como Bonnie, o bueno; la que me imaginaba porque ahora no sabía quién era ella realmente.

En mi teléfono tenía su dirección. Una linda casa de tres plantas tenía el número 4312 que estaba apuntado en mi móvil. Era blanca y el techo y detalles de las ventanas y puertas en madera. La puerta principal estaba con una cinta amarilla que decía: No pase.
Will se detuvo pero de inmediato me dirigí una cuadra más adelante en búsqueda del edificio de bodegas que Bonnie había mencionado.

Y ahí estaba. Un viejo edificio que carecía de nombre o números. Pero pude identificar que era ahí.

-¿Podrías acompañarme?- Will de inmediato se desabrochó el cinturón y abrió mi puerta para ayudarme a salir. Tendió su mano y la sujeté con fuerza para no caerme.

-¿Qué carajos hacemos aquí?- Will parecía confundido pero siguió mis pasos al entrar al edificio.
La desvencijada puerta marrón crujió cuando la abrí. Una nube de polvo me recibió haciendo que Will tosiera. El piso hacia ruidos chirriantes conforme nuestros pasos avanzaban hacia el fondo de un pasillo oscuro que parecía no tener fin.

Will tuvo la brillante idea de encender la linterna de su celular y permitió iluminar un poco aquel tétrico espacio. Las telarañas cubrían el techo y a la derecha una gran puerta tenía inscrito el número 1. Me encaminé hacía el fondo del pasillo buscando el número 27. No estaba en el primer piso; cuando llegué al final del de ese piso había una vieja escalera en madera que le faltaban escalones, subí con delicadeza debido al dolor de mi abdomen guiada por la luz que provenía del celular de Will. Así caminamos hasta subir al piso  3 y llegar  por fin a la bodega número 27.

Estar de pie junto a esa puerta me produjo un enorme escalofrío en todo mi cuerpo. Bajo el pomo había un teclado donde temblorosamente digité las letras que componían el nombre de Bonnie. La puerta hizo un sonido y se abrió levemente, tuve que empujarla para poder entrar. Era una enorme habitación que sí tenía luz.

Una tenue bombilla alumbraba la estancia; habían cajas, trastes, muebles viejos cubiertos con sábanas, era realmente tétrico estar en un sitio así. Pero mi mirada vacilante se detuvo justo por lo que venía: un cuadro de un paisaje estaba colgado en la pared de la derecha. Corrí hacia él recordando los 8 dígitos, era imposible para mí olvidarlos; cuando quité el cuadro estaba ahí, una enorme caja fuerte empotrada a la pared. Introduje los números y Will sin preguntar nada movió la palanca y ésta se abrió.

Más polvo salió de allí y en cuanto mis ojos pudieron acostumbrarse a aquello pude ver: habían varios sobres con papeles y dos USB. Es sorprendente que alguien pague tanto por una caja así para solo contener papeles.

-Ahora sí no entiendo nada-  Will se rascó la cabeza mostrando desconocimiento ante la situación. Lo miré con los papeles en la mano.

-Bonnie me dijo que viniera aquí y que buscara estos papeles; no sé qué quiere ni por qué quiere mostrármelos pero no pude evitar venir, quiero saber la verdad de todo lo que pasó.

-Pues, salgamos de aquí y mientras te invito algo de comer lees tus dichosos papeles- Will sonrió señalando los sobres que ahora sujetaba.

-¿Comer?- reí mientras Will cerraba la caja y dejaba todo en su sitio.

-Sí, la verdad es que toda esta investigación me dió hambre.

Stevens CorporatedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora