Que la vida es una rueda de la fortuna, así como te puede ir de maravilla un día, puedes pasar al completo desastre al día siguiente, que las cosas que sentimos y pensamos debemos decirlas en su momento, que si algo te parece una injusticia debes luchar contra las circunstancias para que se haga justicia, que nunca te quedes con la incertidumbre de saber algo, ¿tienes una duda? Adelante, pregunta y continúa con tu vida.
Todas esas cosas y muchas más son las que te enseñan desde pequeño, o al menos eso fue lo que me enseñaron a mí mis padres y no las pude hacer a pesar de las millones de veces que me repitieron todo eso, mis amigos me daban consejos y en ocasiones yo misma daba esos consejos a otras personas cuando se encontraban en esa situación, sin embargo, como buena persona que soy nunca los ponía en práctica.
¿Quién hacía eso? Exacto, nadie en su vida aplicaría sus propios consejos. Era la ley de la vida.
Yo solamente era una simple persona que andaba por la vida odiando a la mitad del mundo, una antisocial que sólo le hablaba a unas cuantas personas las cuales se habían ganado su confianza, los demás eran enclenques que no merecían la pena entablar una conversación con ellos.
Y luego llegó esa persona que cambió mi vida, a veces la cambió para bien a veces para mal, me sentía la persona más afortunada por haberme encontrado a alguien igual de raro que yo, una buena persona, no era igual que los demás, tenía un no sé qué que no sé cómo pero me gustaba, era agradable pasar el tiempo con él; pero las personas no siempre son lo que aparentan.
Así que después de todo llega el momento en el que el jarro de tu vida se llena de piedritas, hasta una simple mirada llega a fastidiarte el día, tu instinto asesino se activa y quieres matar a todo aquel que se atraviese en tu camino pero, no es que seas una persona exagerada, simplemente te han lastimado a base de mentiras y juegos.
Sí, por primera vez dejaste tu desconfianza en el mundo a un lado para confiar en esa persona especial, ese fue el principal error que cometí, el segundo fue caer en sus lindas palabras, en sus atentos gestos hacia mí, por enviciarme en su mirada, por enamorarme de su sonrisa, por estar encantada en su forma de ser que resultó falsa...fui bastante idiota.
¿Y todo para qué? ¿Qué fue lo que gané?
Sólo gané un corazón roto.
********************
Y así es como inicia esto, espero que les haya gustado, esta historia estará escrita en capítulos cortos. Espero poder actualizar todos los días o al menos cada tercer día. Ya saben que pueden dejar su voto y/o comentario, compartir la historia en todas sus redes sociales, etc. Gracias por pasarse a leer.
ESTÁS LEYENDO
Cosas que nunca le dije
Teen FictionQuizás nunca tuve el valor necesario para decirte lo que realmente sentía, cuando tomaba la iniciativa para decírtelo sólo bastaba una mirada y sonrisa tuya para que yo pensara mejor las cosas y me quedara callada. Pero hoy, hoy es el momento de dec...