Nuestra amistad volvió a ser la misma que siempre, nos hacíamos bromas, platicábamos mucho y jugábamos bastante con nuestras manos; parecíamos niños pequeños, aunque en realidad lo que hacíamos era recordar los juegos de nuestra infancia de esa manera...empezaba a sentirme vieja.
Comenzó a valerme un comino que Jaziel fuera muy cariñoso con aquélla chica o con cualquiera, él era nada más mi amigo y eso lo comprendí a la perfección.
Por mi parte, hice nuevos amigos, personas a las que en un inicio quería gruñirles de lo mal que me caían, ¿por qué me caían mal? No lo sé, sólo sentía malas vibras. Después de todo descubrí que no eran tan malas personas como creía.
Ya estaba acostumbrada a irme a la escuela con Nora y si salía temprano de clases me regresaba con todos mis compañeros en autobús. Era divertido ir con ellos ya que siempre íbamos riendo, estoy segura que nos ganábamos las miradas de muchos de los pasajeros debido a las babosadas que decíamos cada pocos segundos.
Por el momento, estábamos en la parada del autobús esperando a que éste llegara, no tardó en hacerlo. Para nuestra mala suerte el autobús iba demasiado lleno, lo típico en mi ciudad, así que tuvimos que irnos de pie. No supe si tuve buena o mala suerte ya que me había tocado estar a un lado de Jaziel, todo era normal así que no tenía que ponerme nerviosa su cercanía.
Decir que parecíamos siameses de lo cerca que estábamos era decir muy poco.
-¡¡¡Tengo que llamarle a mi madre!!!- chillé espantada al recordar que no lo había hecho, mi madre me iba a matar por eso.
-¿Y por qué no lo haces?- me pregunta Berenice.
-Si saco el teléfono no podré agarrarme y terminaré desparramada por el pasillo, no gracias- dije con ironía. No quería hacer el ridículo en el autobús enfrente de un millón de personas.
-Que Jaziel te agarre mientras al menos le mandas un mensaje a tu mamá- miré al susodicho y él asintió sonriendo amigablemente.
Pasó su brazo por detrás de mi espalda hasta que rodeó mi cintura, me pegó más hacia él de manera protectora y yo ahogué un suspiro que no supe descifrar si era por el temor que tenía de caer o por la forma en la que nos encontrábamos.
-No me vayas a dejar caer, Jaziel- le dije en el oído.
-Nunca, chaparra- susurro sorprendentemente bajo para que sólo yo pudiera escucharle y mi corazón martilleó con fuerza.
En serio esperaba que no me dejara caer porque si lo hace no sé cómo le haré para volver a levantarme.
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Y aquí tienen un capítulo más que espero les haya gustado, ya saben que pueden dejarme su voto y/o comentario, nos seguimos leyendo <3
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Cosas que nunca le dije
Teen FictionQuizás nunca tuve el valor necesario para decirte lo que realmente sentía, cuando tomaba la iniciativa para decírtelo sólo bastaba una mirada y sonrisa tuya para que yo pensara mejor las cosas y me quedara callada. Pero hoy, hoy es el momento de dec...