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Alicia caminaba de la mano de la joven platinada mientras comía una paleta de dulce que le habían comprado. Estaba feliz por no recibir un grito o un golpe, y por haber comido sin que le gritonearan. Y sí, Jackson talvez le gritó, pero se disculpó; cosa que nadie jamás ha hecho.
Los miró a ambos; tan serios y molestos. Se confundió de repente, ¿había hecho algo malo por lo que estaban enojados? ¿se tardó mucho en tomarse la leche de chocolate? ¿o fue porque quizo la paleta?. No lo sabía, pero no quería que las respuestas fueran negativas.

—Sigo diciendo que no era necesario que vinieras. —Elsa habló mientras ingresaban al centro comercial.

—Ya deja de fastidiar, Elsa. —El castaño contradijo— Yo también quería venir, y no me lo puedes impedir.

—¿Están peleando? —La voz de la niña interrumpió lo que la platinada diría.

—Oh, no, no. —Elsa se agachó hasta su altura. Le acarició la mejilla con dulzura mientras sonreía para tranquilizarla— No es nada contigo, vale. Ahora vamos a verte ropa, ¿si?

Shí.

(...)

Casi dos horas duraron en buscarle ropa y zapatos a la niña; ella estaba feliz. Primera vez le regalaban cosas; primera vez la mimaban...
Sabía que se acostumbraría a ambos.
Por otro lado, Elsa la miraba con dulzura cada vez que Alicia sonreía con emoción; soñando poder oír algún día mamá...
Pasiencia. Eso había que tener.

—¿Quieren ir a comer? —Salió de aquella fantasía maternal al oír la voz de aquella fastidiosa tormenta, Jackson.

—¡Yo shí, yo shí! —La pequeña exclamaba entre saltos, feliz por saber que comería.

—Entonces vamos.

Mientras caminaban hacia el patio de comidas, Jack vio algo en particular en una de las tiendas. Sonriente, les dijo que ya las alcanzaría y desapareció adentrandose en aquella tienda.
Elsa se encogió de hombros, mejor para ella que aquel muchacho no estuviera; con unas pocas bolsas en manos lograron llegar hasta el patio de comidas...

<<¿Será bueno darle de comer estas cosas?>>
Se preguntaba al ver la comida chatarra del lugar. Sacudió la cabeza y salió en busca de comida más "saludable". Por un momento, Alicia se decepcionó porque no comerían, hasta que vio un restaurante frente suyo en el que se adentraron.
La platinada la acomodó en uno de los suaves asientos y colocó las pocas bolsas a un lado antes de enviar un mensaje, por si las moscas, a ese castaño.

—¿Quieres comer carne con ensalada, mi niña? —Le preguntó una vez haber visto la carta.

Alicia asintió. Con comida, ella feliz lo acepta.

—Bien, yo también comeré eso con jugo de durazno, ¿bien? —El verla sonreír, le alegró el corazón.

—¿Qué desean? —El mesero llegó para preguntar.

—Dos platos de un especial junto con un vaso de durazno

—Mas bien tres platos. —Jackson llegó para sentarse del otro lado de Alicia con una bolsa en manos— Vengo con ellas.

—Muy bien, en un momento la orden estará lista. —Dicho esto, el mesero se retiró.

—¿Dónde te metiste?

Jack sonrió de lado, y colocó la bolsa sobre el asiento mientras se lo extendía a la pequeña castaña de ojos azules. Una bolsa blanca con la típica marca de DisneyLand; sólo esperaba que le gustara a la niña.
'Para tí, princesa'. Aquellas palabras la hizo mirarlo con adoración; y abrió la bolsa.

¡Glacias, glacias! —Exclamó Alicia antes de abrazarlo con cariño.

Desde que había visto aquel capítulo aquella mañana de la Casa de Mickey Mouse, Jackson había notado como a la pequeña le había quedado gustando la ratoncita Minnie Mouse por lo que darle un gusto no estaba mal después de todo.
Alicia abrazaba el peluche de Minnie con amor alguno: su nueva amiga. La que jamás la abandonaría.
Y Elsa miraba con una pequeña sonrisa al castaño, preguntándose, aún confundida, el cómo era posible que un chico como él, tan grosero y mujeriego bueno para las fiestas, fuera a ser tan generoso y tierno con una niña de dos años.
Los ojos de los adolescentes se encontraron, ella le agradecía con la mirada cosa que lo hizo sonreír...

No sería tan malo compartir algo tan importante, el de ser padres, con un chico como Jack después de todo.

(...)

—¿Fruta favorita?

—Durazno, ¿y tú?

—Los melones.

Elsa alzó una ceja al escucharlo, y al entender su doble sentido, hizo una mueca.

—¡Contigo no se puede, grosero! —Jack empezó a carcajear— ¿Cómo no te da vergüenza hablar de eso?

—Tu preguntaste, yo te respondí. —Alzó las manos, aún riendo.

La platinada dirigió su mirada hacia los juegos que aquel restaurante tenía. Un buen restaurante con entretenimiento, que suerte que no era McDonal'ds.
Sonrió al ver como la pequeña Alicia dibujaba algo en la pared con una tiza junto a otra niña un poco mayor; ambas hablando como si fueran amigas de toda la vida.
Aquello le recordó a su hermana...
Hermana...
Hermana...
Familia...

¡Diablos!

Su mente había recordado algo sumamente importante. Se suponía que debía llamar a su madre y contarle de que era abuela, que su padre era abuelo y que su hermana Anna ya era tía; que una nueva miembro se agregaba a la familia Arendelle—aunque Alicia tuviera el apellido Frost—, pero en Noruega debía ser tarde y no quería molestar...
Talvés llamaría en la noche.
Sólo talvés...

—¡Elsa! —Reaccionó casi de golpe.

—¿Ah, qué?

—¿Acaso piensas en alguien? —En eso sus ojos se abrieron de tope— ¡Me estás engañando, mala mujer!

—Yo no te estoy... —Sacudió la cabeza, corrigiendose— No somos nada, Jack. No te metas en lo que no te llaman.

—Soy el papá de Alicia. —Recordó él.

—Pero no mi pareja, ni mi marido. —Agregó ella.

—Vas a caer ante mí, Arendelle. —Y bebió de su batido de frambuesa.

—Idiota. —Susurró, su mirada pendiente en la niña.

Alicia venía corriendo hasta llegar a la mesa en donde el par de chicos se encontraban. Les sonrió con timidez, sus mejillas sonrojadas, preguntando si es que podía tomar del jugo que le había quedado. La platinada, con una suave y tierna mirada le dió lo último que le quedaba del jugo antes de dejar el vaso sobre la mesa.

—Voy a pagar la cuenta. —Mencionó Jack, levantándose.

—Ah, bueno. —Mientras ella no gastara, mejor. Tomó el peluche de Minnie para entregarselo— Ten, Alice.

—¿Alice? —La miraba curiosa mientras abrazaba a su regalo.

—Es de cariño, pequeña. —Explicó Elsa, caminando tomada de su mano hacia la salida.

<<Caliño...; ella me quiele>> Alicia sonrió con felicidad.

(...)

Caminaban de regreso al departamento mientras conversaban, la pequeña contándoles lo que había dibujado en la pared del restaurante. Elsa abrió la puerta dejandolos entrar, Jackson dejó las bolsas sobre la mesa mientras la niña tomaba asiento con su nuevo juguete. Al segundo, comenzó a jugar con Minnie.

—Gracias por eso. —la joven le susurró mientras acomodaba la ropa para más tarde ir a guardarla.

—¿Porqué?

—Por eso. —Le señaló a Alicia— Está contenta.

—Todo por Alice. —Dijo Jackson, dando una leve sonrisa.

<<Todo por Alicia>> pensó Elsa.

La Niña ||Jelsa||[TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora